La guerra entre Rusia y Ucrania redefinió el intercambio de combustibles en la Unión Europea (UE), en gran medida, con el objetivo de limitar el poder político que Vladímir Putin ejercía a través de las exportaciones de petróleo y gas.
Los primeros meses de la ofensiva del país que ostenta el tercer lugar de exportación de crudo a nivel mundial hacia Ucrania provocó el disparo del costo de los combustibles. En junio, por ejemplo, el precio del crudo Brent llegó a casi 130 dólares por barril, aunque fue bajando hasta ubicarse en valores prebélicos, en torno de 83 dólares.
El petróleo trepa por los anuncios de recortes del crudo ruso. pic.twitter.com/PFIcFrcd0S
— 𝗜𝗻𝗳𝗼𝗲𝗰𝗼𝗻𝗼𝗺𝗶𝗰𝗼 (@infoeconomico) February 23, 2023
El encarecimiento de los hidrocarburos se vio reflejado en aumentos en las facturas de los servicios eléctricos y la gasolina, pero también en los precios de otros productos de consumo en muchos países, en los que la inflación alcanzó cifras no vistas en décadas.
Pero en Europa, el conflicto armado se vio reflejado en la decisión de Rusia de suspender el suministro de gas a varios Estados miembros de la UE, que del 90 por ciento del gas que importa para su consumo, la mitad procede del país gobernado por Putín.
Ante este panorama, en diciembre de 2022, ministros de Energía de la UE acordaron medidas para establecer mecanismos destinados a proteger a los ciudadanos y a la economía, con el objetivo de limitar los precios excesivos en los combustibles y garantizar su seguridad energética, así como la estabilidad de los mercados financieros.
Entre las principales acciones implementadas por las naciones europeas, estaban: reducir en dos tercios las importaciones de gas ruso durante el transcurso de un año, poner fin a sus compras de petróleo ruso traído por mar y prohibir productos derivados del crudo ruso.
Al momento en el que Putin invadió Ucrania, resultaba complicado pensar que la UE rompería todos los lazos económicos con Rusia al instante, sin embargo, hace un año Europa gastaba cerca de mil millones de dólares al día en gas, petróleo y carbón importados de Rusia; hoy, paga aproximadamente el 40 por ciento.
Asimismo, Estados Unidos y Reino Unido se unieron a estas sanciones. El primero, anunció en marzo del año pasado que dejaría de importar petróleo ruso, mientras que el segundo, prohibió el petróleo crudo y todos los productos refinados rusos.
Como respuesta a estas sanciones, Moscú redireccionó sus exportaciones de petróleo rumbo a Asia, principalmente hacia China, India y Turquía, quienes han comprado crudo ruso con grandes descuentos, a tal grado que juntos, ahora representan el 70 por ciento de todo el flujo de crudo ruso transportado por mar.
Según datos del gobierno ruso y la Agencia Internacional de Energía (IEA), durante 2022 el país logró incrementar en dos por ciento su producción de petróleo y sus ganancias por exportaciones en 20 por ciento.
De acuerdo con diversas investigaciones, la factura de los países europeos para financiar la crisis energética asciende a casi 800 mil millones de euros. A pesar de ello, desde el primer día de la invasión a Ucrania la UE ha pagado a Rusia más de 146 mil millones de dólares por su petróleo y gas, de acuerdo con el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA),
UE acelera su transición energética
La respuesta más notable de Europa a la guerra de Rusia contra Ucrania no ha sido el despliegue militar, sino la velocidad con la que ha adoptado la transición energética.
Recientemente la Comisión Europea dio a conocer más detalles sobre cómo planea acabar con la dependencia en el continente de los combustibles fósiles rusos para 2030. Su estrategia se centra en tres áreas clave: mejorar la eficiencia energética, expandir el uso de energía renovable y asegurar proveedores de petróleo y gas de otros países que no sean Rusia.
En este sentido, el bloque europeo va a destinar 120 mil millones de dólares para expandir masivamente las energías renovables mediante una nueva legislación para facilitar la construcción de parques solares y eólicos, así como nueva infraestructura basada en hidrógeno verde.
Durante los últimos años, las instalaciones solares en toda Europa aumentaron a 40 gigawatts, lo que representa un 35 por ciento más que en 2021. Este incremento se debió principalmente al impulso de la demanda de paneles solares por parte de los consumidores que buscan reducir las facturas de energía en sus hogares, de acuerdo con información de Bloomberg.
Vale la pena destacar que el objetivo de la UE para las energías renovables pasó del 40 al 45 por ciento hacia el 2030.