El popote se convirtió en el enemigo público. El tema de los residuos derivados del uso de este producto ha acaparado la atención de la discusión pública dejando de lado un problema mucho mayor: el mal manejo de los desechos orgánicos, los cuales generan mayores pérdidas económicas, así como importantes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
La prohibición en distintas entidades del país puso en riesgo un negocio cuyo valor asciende a 430 millones de pesos y del que dependen aproximadamente 800 familias en México, de acuerdo con la Comisión de la Industria del Plástico, Responsabilidad y Desarrollo Sustentable (CIPRES).
Jorge Treviño Aguado, director de la asociación civil Ecoce, comparte que el problema no son los popotes ni el plástico sino el abuso de ellos.
Los residuos orgánicos que se generan en la Ciudad de México y el resto del país podrían ayudar en la recuperación de los suelos del territorio nacional.
Sin embargo, en la lucha contra el cambio climático, el gobierno mexicano aún tiene una batalla perdida, pues aun con los esfuerzos que se han impulsado, los residuos orgánicos producen un impacto muy significativo sobre el cambio climático y parece que la tendencia se mantendrá.
Generar conciencia
Cada año, México genera 43 millones de toneladas de residuos sólidos, de las cuales 13 millones de toneladas son de plástico que terminan en los mares.
De continuar con esta tendencia, la ONU estima que para 2050 el desperdicio en los mares superará al número de peces.
Frente a este panorama, el director de Ecoce detalla que el gran problema es que las personas pueden reutilizar esos productos derivados de los plásticos en varias ocasiones en lugar de desecharlos tras usarlos una sola vez.
“El daño al medio ambiente existe y es real, no podemos dejar de lado eso. Para el manejo adecuado de los residuos es necesaria una buena planeación en toda la cadena, la cual va desde la producción, recolección hasta la disposición final”, detalla.
Entre los pendientes que destaca el ingeniero están revisar la ley que prohíbe los productos plásticos, ya que ésta debe ser mejorada en muchos aspectos y agregarle aspectos para que quede claro en cada sector cuáles son las sanciones a las que estarían sujetos en caso de no cambiar sus políticas relacionadas con el medio ambiente.
Treviño Aguado hace hincapié en que no basta sólo con hacer modificaciones en el marco legal mientras los consumidores no sean conscientes del uso de sus residuos.
Por otro lado, insiste en la necesidad de que el gobierno invierta para mejorar su infraestructura en materia de separación de desechos y reciclaje, en este último, México es pionero en América Latina.
“Los industriales deben revisar y mejorar sus procesos porque si no lo hacen ocurrirá lo mismo que con el popote, que desde el año pasado ese negocio padece los estragos de una campaña de desprestigio, la cual ha provocado una reducción considerable en su uso”.