Gabriella Santillán y Luis Cruz tienen 27 años y ambos trabajan. Desde hace cinco años este par de jóvenes son pareja y hace dos comenzaron a vivir juntos.
A pesar de que tienen muchas en común existe una en la que no coinciden: ella es freelance y él Godín. “Siempre he creído que es mejor tener un ingreso seguro a vivir con la preocupación de que cada mes no te salen las cuentas”, comparte el joven que trabaja como desarrollador web en una empresa tecnológica. Por el contrario, la fotógrafa cree que es mejor “ser dueña de tu propio tiempo y tomar las decisiones que a ti mejor te convengan sin necesidad de consultarle a alguien”.
Los profesionistas dividen gastos en casa aunque, en ocasiones, Luis tiene que apoyar con un ingreso extra, debido a que Gabriella se enfrenta al viacrucis por el que atraviesan los trabajadores independientes con el retraso de sus pagos. Sin embargo, ambos reconocen que ella es la que mantiene el orden en las finanzas, pues es la mejor en administrarse.
Un estudio realizado por Prestadero muestra que los oficinistas con horario establecido se endeudan más que los freelance. En promedio, 71 por ciento de los Godínez solicita un crédito, cifra superior al 25.4 por ciento de los trabajadores independientes.
Al respecto, Gerardo Obregón, director general de Prestadero, explica que este comportamiento puede ser resultado de que los oficinistas cuentan con un ingreso fijo que les brinda seguridad, en comparación con los trabajadores independientes. “Generalmente el Godín aprovecha cada quincena para salir con sus amigos a divertirse, algo que los freelance no”, comparte.
Un dato que destaca en el análisis de la plataforma de préstamos es que cuando los trabajadores independientes llegan a solicitar un crédito son mejores clientes. “Ellos tienden a pagar 6.4% mejor”, detalla el director general.
La personas ocupadas alcanzaron 96.9 por ciento de la Población Económicamente Activa en diciembre de 2017, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Del total de ocupados, el 68.8 por ciento opera como trabajador subordinado y remunerado ocupando una plaza o puesto de trabajo, mientras que 22.2 por ciento trabaja de manera independiente.
Gabriella Santillán trabajó durante cuatro años en una agencia de marketing, sin embargo asegura que no encontró algo que “me motivara a quedarme, ni el ambiente ni las personas”. Aunque la fotógrafa asegura que como freelance le ha ido bien es consciente de las desventajas que tiene al estar por su cuenta. “Sé que no tengo derecho a servicios básicos de salud y me preocupa que tampoco estoy ahorrando para mi retiro”.
En la página de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) está disponible un micrositio dedicado a los freelance. “Si eres un trabajador independiente, también puedes acercarte a una Afore y abrir una cuenta individual, aunque los recursos que aportes deben ser mediante aportaciones voluntarias y eres el único responsable de la cantidad depositada en tu cuenta”, detalla el organismo en un comunicado.
El salario promedio anual neto de un freelance en México es de 272 mil pesos, según un estudio realizado por el sistema de pagos en línea PayPal. El documento destaca que cada colaborador realiza 13 proyectos al año. No obstante, más del 50 por ciento de los freelance mexicanos ha experimentado algún problema con su pago.
Gerardo Obregón pone en equilibrio las ventajas y desventajas de ambos profesionistas y coincide en que aún persiste un problema en la población en general. “Es cierto que hoy los mexicanos están más al tanto de sus finanzas y de su historial crediticio, pero nos falta mucho por aprender en comparación con otros países donde su desarrollo financiero es más avanzado sin importar si son Godínez o freelance”.