Un contexto macroeconómico global marcado por factores geopolíticos, monetarios y de desarrollo amenazan con reducir la posibilidad de un crecimiento mayor en este año y el próximo; un escenario que también marca un reto importante para el país.
De cara al cierre de 2024, las esperanzas de poder lograr que la economía crezca a una magnitud aceptable cada vez se reducen más; algo que ha logrado percibir la región latinoamericana, pero también la considerada economía más grande del mundo.
Tal conclusión se desprende del análisis realizado por la dirección general adjunta de análisis económico y financiero de Banorte en su análisis “Los retos de la desaceleración global“, en el que los factores geopolíticos, el efecto rezagado de la postura monetaria adoptada durante los últimos años por diversos bancos centrales a lo largo y ancho del mundo, además de normalización de la dinámica de producción y lo patrones de consumo luego del período de reapertura posterior a la pandemia, figuran como los aspectos clave que han influido para que el mundo se encuentre en una franca pérdida de impulso económico.
“Es importante considerar que el ritmo de desaceleración ha sido desigual entre regiones, con un deterioro más marcado en Europa, seguido de China y algunos países asiáticos, terminando con Estados Unidos. En específico, este último podría ser el más resiliente dentro del G-10. En este sentido, mantenemos nuestra tesis de que una recesión en lo que queda del 2024 o en 2025 en la economía norteamericana es muy improbable”, se lee en el reporte.
Lo anterior toma fuerza si se considera que, como resultado del panorama expuesto anteriormente, el Fondo Monetario Internacional ha proyectado que el crecimiento económico global alcanzará en 2024 un porcentaje menor al del 2023, cuando el Producto Interno Bruto mundial alcanzó el 3.3 por ciento; dato que apenas lograría igualarse al cierre del próximo año.
“Existen riesgos para los precios que podrían resultar en ciclos acomodaticios más moderados y/o eventualmente interrumpidos. Entre ellos destaca el conflicto en Medio Oriente –y su efecto en los precios de energéticos, en especial el petróleo– y las políticas comerciales proteccionistas en caso de un triunfo de Trump”, advirtió el equipo de análisis del grupo financiero Banorte.
La gran contienda electoral que podría cambiar el rumbo de la economía global
El futuro económico global también depende de los resultados electorales que arroje la elección presidencial en Estados Unidos, sobre todo por el hecho de que, a menos de un mes de que se lleven a cabo, las preferencias no logran exponer un amplio favorito; cuestión que llena de incertidumbre a empresarios, inversionistas y hasta a la población de la considerada economía más grande del mundo.
Al respecto, desde la facción demócrata se espera que, al menos en materia comercial, se cuente con un sesgo proteccionista similar al establecido por el actual mandatario estadounidense, Joe Biden; lo que incentivaría la contienda que actualmente Estados Unidos sostiene con China por el liderazgo económico global, que ha impactado y modificado el mapa productivo y logístico mundial.
Por otro lado en el análisis se sostiene que “Percibimos más nerviosismo en el frente comercial en caso de un triunfo de Trump, ya que ha hablado de la imposición de aranceles a una tasa del 10 por ciento a todas las importaciones del resto del mundo, con medidas más agresivas en contra de China. También ha propuesto la deportación masiva de inmigrantes y su inclinación a influir en las decisiones de la Reserva Federal, entre otras cuestiones”.
El efecto de un futuro complejo en México
Ante un cierre de año con una nueva administración y el reto de poder minimizar el déficit fiscal, el caso mexicano figura también por prever un crecimiento más bajo durante este y el próximo año, además de tardar en regresar a las presiones inflacionarias a su rango objetivo, como se expone en el documento.
“Los datos disponibles hasta ahora sugieren que la economía podría mostrar una ligera aceleración en el tercer trimestre de 2024. Anticipamos una expansión de 0.5 por ciento trimestral, en parte por una base de comparación bastante baja en el primer semestre. No obstante, las condiciones siguen siendo complejas ante retos por la desaceleración del sector manufacturero en Estados Unidos en un contexto de pérdida de impulso en la construcción no residencial local –con varios de los proyectos prioritarios terminados y evidencia de desaceleración en algunos rubros relacionados al gasto no discrecional”, consideró la dirección general adjunta de análisis económico y financiero de Banorte sobre el escenario nacional.