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Las tensiones políticas en la Unión Europea, provocados por la crisis de deuda griega, amenazan la estabilidad económica de la zona y de los mercados internacionales.
Desde que el partido político de izquierda Syriza tomó el poder de Grecia en enero, tanto los mercados como las principales autoridades económicas se han visto presionados por la amenaza de una crisis financiera.
El nuevo gobierno, dirigido por el primer ministro Alexis Tsipras, ha rechazado de manera abierta las condiciones de austeridad impuestas por los acreedores griegos, a cambio de un plan de rescate para superar la crisis económica.
Las intenciones de aumentar el gasto y reducir el nivel de las deudas ha encontrado su principal opositor en Alemania, el principal acreedor de Grecia al lado de la troika, grupo conformado por el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.
La falta de un acuerdo podría llegar a provocar la salida de Grecia de la eurozona, lo que la mayoría de los analistas considera que desencadenaría una crisis económica global.
El gobierno de Tsiripas goza de gran popularidad entre el elecotrado griego por las fuertes declaraciones en contra de las medidas de austeridad. Sin embargo, el rescate económico griego de hace unos años se otrogó principalmente a cambio de estas condiciones, lo que podría llevar al país a la suspensión de pagos si los acreedores no aceptan las nuevas condiciones.
La atención de los inversionistas se centra en dos reuniones clave de esta semana para las negociaciones.
Por un lado, hoy se lleva a cabo una reunión extraordinaria de los ministros de economía y finanzas de la eurozona, mejor conocidos como el Eurogrupo. Aunque las expectativas de que lleguen a un acuerdo son bajas, se espera un discurso más conciliatorio que le pueda dar calma a los mercados.
De manera similar, mañana se realizará el primer encuentro entre Alexis Tsipras y su homóloga alemana Angela Merkel en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.
Las reuniones pueden servir para acercar las posiciones de negociación entre los dos bandos de la deuda griega, pero también se corre el riesgo de agravar la situación económica del mundo.
Dilema para las autoridades
Las nuevas condiciones de reestructuración y condonación de deuda que pide Grecia coloca a las autoridades entre la espada y la pared.
La mayoría de los analistas está de acuerdo sobre que las medidas de austeridad de Alemania no han tenido el efecto deseado y representan actualmente un lastre para los griegos. La discrepancia de opiniones surge sobre lo que se debe hacer al respecto.
Aceptar las demandas de Syriza serviría para que otros partidos extremistas de Europa hagan lo mismo. En otras palabras, si se le otorga un trato privilegiado a Grecia, el resto de países sobre endeudados tendrían el mismo derecho de demandar lo mismo.
Además, el gobierno de Tsipras promueve políticas económicas populares similares a las que condujeron a la última crisis económica.
Grecia fue obligada a moderar las peticiones que hace a sus acreedores. En lugar de solicitar la condonación de la deuda, Tsipras se inclina más ahora por una reestructuración especial a través de bonos gubernamentales.
Mientras no se llegue a un acuerdo permanente, los mercados, en especial la bolsa de Grecia, seguirán con grandes índices de volatilidad.
Deuda vinculada al PIB
A pesar de que el gobierno de Grecia es criticado por la radicalización de sus posturas, existen algunas que reciben el visto bueno de los economistas.
Entre estas destaca la propuesta de Tsirpas de vincular la deuda del país con el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
La idea es sencilla, si Grecia crece a un ritmo acelerado, el pago de sus deudas también crece y viceversa. Por más que un Gobierno no quiera pagar sus pasivos, no dejaría de tener un crecimiento económico para conseguirlo.
Al mismo tiempo, se garantiza un pago adecuado de las deuda que no agobie las finanzas públicas y prolongue la crisis.
Las autoridades financieras de Grecia no son los primeros en proponer este tipo de medidas. Durante años, el Fondo Monetario Internacional ha abogado por acciones similares y, más recientemente, los bancos centrales de Canadá y el Reino Unido también.
Pero no todo es tan sencillo como parece. El principal obstáculo para que se acepte la vinculación de la deuda al PIB es que se tiene poca credibilidad a los datos económicos oficiales de Grecia.
Al igual que en otros países, analistas consideran que la información es manipulada por las autoridades para servir fines políticos, lo que les daría el poder de hacer lo que quieran con sus acreedores. Es necesario destacar que una de las razones por las que Grecia entró en crisis fue justamente la manipulación de información que otorgó a una imagen falsa del país frente a los inversionistas.