Ya son más de cinco meses desde que el Congreso de la Unión avaló la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y aún no existe una ruta clara para apoyar a los estados en caso de que un fenómeno natural tenga consecuencias devastadoras.
Este fondo que se encargaba de destinar recursos a las entidades del país para hacer frente a las afectaciones generadas por un fenómeno natural, contaba con un mecanismo para aportar 50 por ciento de las pólizas de seguro que contratan los estados más vulnerables a estos sucesos, explica Rodrigo Melgar, director general de Innovación Segura.
“Se licitaba una póliza estatal que a veces podía valer, dependiendo el Estado, entre 70 y 80 millones de pesos, por pérdidas de hasta 300 millones de pesos. Esta póliza solo entraba en vigor cuando la Secretaría de Gobernación dictaminaba el plan DN3.
La aseguradora que ganaba la licitación contaba con ajustadores internacionales que revisaban los daños, se hacía un dictamen, si salía positivo te pagaban lo de la póliza y aparte el Fonden cubría otra parte del desastre”, detalla.
El especialista explica que este mecanismo, que se activaba de manera expedita ante los daños que generaba un desastre, apoyaba a la reactivación económica de los estados porque se destinaba a obras de infraestructura.
Advierte que sin un mecanismo específico para que los estados cuenten con recursos, en caso de necesitarlos ante un fenómeno natural, podrían operar esquemas discrecionales.
“México es uno de los países a nivel mundial que presentan más pérdidas derivadas de fenómenos y desastres naturales, tan sólo en el 2017 con el gobierno de Peña Nieto se destinaron 19 mil 804 millones de pesos para sanear los efectos del sismo del 2017, eso provenía del Fonden”, apunta.