Equidad engañosa
Los Países Bajos se han convertido en el nuevo escenario del debate económico surgido tras la publicación del libro “Capital en el Siglo 21” del economista francés Thomas Piketty.
La revista The Economist asegura que los ingresos antes de impuestos de la población holandesa presentan niveles de disparidad similares al de Estados Unidos, el cuarto país más desigual entre los miembros de la OCDE.
Rodrigo CarbajalLos Países Bajos se han convertido en el nuevo escenario del debate económico surgido tras la publicación del libro “Capital en el Siglo 21” del economista francés Thomas Piketty.
La revista The Economist asegura que los ingresos antes de impuestos de la población holandesa presentan niveles de disparidad similares al de Estados Unidos, el cuarto país más desigual entre los miembros de la OCDE.
Sin embargo, una vez que el gobierno aplica sus políticas de impuestos y transferencias, la distribución del ingreso en los Países Bajos resulta ser uno de los más igualitarios en el mundo.
A pesar de esto, la desigualdad medida en términos de riqueza es relativamente alta. El Consejo Científico de Política Pública de los Países Bajos reporta que el decil 10 por ciento más rico posee el 61 por ciento de la riqueza neta del país (segundo más alto en Europa).
El enfoque de política fiscal consiste en tasar el ingreso progresivamente, estableciendo impuestos de 42 por ciento para personas con ingresos anuales mayores a 33 mil 364 euros y de 52 por ciento para gente con ingresos superiores a 56 mil 532 euros.
En cambio, la riqueza no se grava. Existe un impuesto fijo de 1.2 por ciento para activos financieros superiores a 21 mil 139 euros. Esto en sustitución de un impuesto progresivo de ganancias al capital. Además, el interés hipotecario es deducible de impuestos, una ventaja para los grandes propietarios.
División política
El caso holandés le da el beneficio de la duda a la tesis de Thomas Piketty, que se suma a un debate económico de identidad añejo en los Países Bajos: el país liberal que inventó el capitalismo moderno contra la democracia social cuya prioridad son los trabajadores.
El incremento de los impuestos a la riqueza se ha vuelto la bandera de la oposición, el partido laboral, fiel a las ideas de Thomas Piketty.
En cambio, la coalición gobernante, los liberales, consideran que han hecho demasiadas concesiones distribucionistas.
Creen que los impuestos a la riqueza significarían un “castigo” al buen comportamiento económico.