En la cuerda floja
Mientras que las economías emergentes desaceleran su crecimiento, México ha conseguido mantenerse estable y liderar en las apuestas de la comunidad financiera internacional, pero todo esto puede estar llegando a su fin.
El llamado Mexican Moment (MeMo) que ha generado grandes expectativas de crecimiento no ha terminado de consolidarse y, en opinión de especialistas, puede acabarse si no se consolida una reforma energética de fondo.
Rolando Hinojosa
Mientras que las economías emergentes desaceleran su crecimiento, México ha conseguido mantenerse estable y liderar en las apuestas de la comunidad financiera internacional, pero todo esto puede estar llegando a su fin.
El llamado Mexican Moment (MeMo) que ha generado grandes expectativas de crecimiento no ha terminado de consolidarse y, en opinión de especialistas, puede acabarse si no se consolida una reforma energética de fondo.
Las economías emergentes como Brasil, Rusia, India y China no han cumplido con lo que esperaban los mercados internacionales, por lo que su crecimiento se ha desacelerado.
Las consecuencias de no cumplir con las expectativas energéticas se pueden observar de manera más clara en Brasil.
El país latinoamericano ha tenido durante los dos últimos años su peor desempeño económico desde 1999.
El apalancamiento de las empresas brasileñas ha aumentado 3.5 veces en el 2012, el nivel más alto en toda su historia.
La combinación de estos y otros factores ha ocasionado que las agencias calificadoras reduzcan el nivel de solvencia de Petrobras, el gigante petrolero brasileño.
Brasil generó grandes expectativas de crecimiento con la comunidad internacional que no fue capaz de cumplir.
Eike Batista, antes el hombre más rico de Brasil, perdió su fortuna después de haber invertido millones en la búsqueda de pozos petroleros que no rindieron frutos.
Desafortunadamente, Brasil no se encuentra sólo. El Fondo Monetario Internacional pronostica que la economía mundial tendrá un crecimiento del 3.3 por ciento en este año en comparación con el 4 por ciento del 2011.
México se encuentra en un momento clave para separarse de las tendencias globales y gran parte de las expectativas de crecimiento provienen de la reforma energética.
Datos proporcionados por INEGI y Banorte aseguran que la aprobación de las reformas estructurales durante el gobierno de Enrique Peña Nieto tendrá un impacto directo en el crecimiento del Producto Interno Bruto de hasta un 2.5 por ciento.
Lo que Pemex necesita
Con la reforma energética presentada por el ejecutivo federal el lunes, el gobierno de Enrique Peña Nieto está apostando a tener éxito en la tarea que sus tres predecesores no pudieron lograr: solucionar los problemas de Pemex.
De ser así, el sector petrolero mexicano podría revertir su curso negativo después de ocho años de caída en la producción. Además, la Secretaría de Energía (Sener) estima que el éxito de la reforma energética podría agregar hasta dos puntos porcentuales al crecimiento económico anual de México.
La paraestatal mexicana se enfrenta desde hace varios años a una caída en su producción, mientras que en Estados Unidos, su principal comprador, ha ido en aumento.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que desde el 2004 la producción en el yacimiento Cantarell, uno de los proyectos más productivos en la cartera de Pemex, se ha reducido en 85 por ciento.
Y aunque el presupuesto destinado a la exploración ha crecido desde hace seis años en un 94 por ciento, no ha sido suficiente para frenar el declive en la producción.
Entre el 2004 y el 2012, la producción de crudo del país cayó de más de 3.3 mil barriles de petróleo crudo equivalente a poco más de 2 mil 500, una disminución del 25 por ciento.
Sin embargo, aunque la reforma representa un cambio importante para el sector energético del país, algunos dudan que Pemex pueda ser reformado para corregir sus problemas.
La revista The Economist reporta que Bernardo Minkow, un exconsultor de Pemex por parte de McKinsey & Co., dice que la paraestatal mexicana es tan compleja y mal administrada que es “muy difícil, si no es que imposible, de arreglar”.
Uno de los grandes problemas de Pemex es su estructura. Desde sus inicios no se le ha dado el enfoque de una empresa con fines de lucro.
El gobierno se queda con gran parte de las ganancias para compensar la falta de ingresos fiscales, por lo que la paraestatal termina perdiendo dinero.
Como resultado, el déficit y la deuda de la paraestatal no terminan de crecer.
Entre el 2007 y el 2012 la empresa registró pérdidas totales de aproximadamente 29 mil millones de dólares.
La deuda de la paraestatal ronda actualmente cerca de los 60 mil millones de dólares.
Al mismo tiempo, las reservas de pensiones ascienden a los 100 mil millones de pesos.
El exceso de trabajadores y el sindicato petrolero es otro de los problemas de Pemex. Con alrededor de 151 mil empleados, se coloca como una de las empresas que menos barriles de petróleo produce por cada trabajador.
En otras palabras, en comparación con otras petroleras, Pemex ocupa más trabajadores de los que necesita.
Además, se encuentran los gastos que se realizan en torno del sindicato, que ha demostrado ser una carga adicional al momento de querer reducir la planta de trabajadores.
Especulación energética
La iniciativa de reforma energética de Peña Nieto ha comenzado a tener un impacto en los mercados. El problema es que el impacto ha sido negativo.
De acuerdo con de Bank of America, el mercado de bonos ha tenido una baja desde que se anunció la iniciativa del ejecutivo federal.
Especialistas opinan que la recepción negativa de la iniciativa se debe a que la reforma no contempla los incentivos adecuados para atraer a las empresas privadas, además de que hay oposición de diferentes partidos políticos.
Los rendimientos de deuda en pesos con vencimiento en el 2024 subieron seis puntos base, colocándose en 5.83 por ciento, después de que se presentó la iniciativa de reforma.
En otras palabras, las expectativas de crecimiento para México han comenzado a caer. El país ha reducido los rendimientos de este mes en 24 puntos base en comparación con la reducción de 2 puntos que han presentado en promedio otras economías emergentes.