Ellos ‘cuidan’ nuestro dinero

Cuando se habla de los mercados financieros y de los flujos de capital que se mueven en ellos, es fácil que una pregunta se venga a la mente: ¿quién está encargado de administrar todo ese dinero? 

En otras palabras, siendo que obviamente los inversionistas no están realizando operaciones por su propia cuenta, ¿quién está realizándolas por ellos para administrar su riqueza?

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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Billones de dólares aproximadamente, es la riqueza que a finales del 2013 se encontraba bajo la gestión de las empresas administradoras de activos
Del Producto Interno Bruto del mundo, que en 2013 fue de aproximadamente 71.8 billones de dólares, más del 77 por ciento es administrado por estas empresas
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Cuando se habla de los mercados financieros y de los flujos de capital que se mueven en ellos, es fácil que una pregunta se venga a la mente: ¿quién está encargado de administrar todo ese dinero? 

En otras palabras, siendo que obviamente los inversionistas no están realizando operaciones por su propia cuenta, ¿quién está realizándolas por ellos para administrar su riqueza?

Al pensar en esto pueden venirse a la mente imágenes de grandes bancos con presencia en diversos países. Sin embargo, la cara frecuentemente ignorada de este mundo son las compañías administradoras de activos. 

Estas empresas se dedican a invertir el dinero de sus clientes, a través de fondos comunes, en activos financieros cuyo desempeño cumpla con sus objetivos. A través de esto (y cobrando una comisión a sus clientes de por medio), estas empresas pueden ofrecer a los inversionistas en conjunto mayor diversificación, liquidez y cuidado en la administración de su riqueza de lo que les sería disponible como individuos.

En esto llama la atención la magnitud de riqueza que está en manos de las administradoras de activos, que a finales del año pasado alcanzó un máximo histórico de aproximadamente 55.5 billones de dólares, según datos de Bloomberg. 

Esto quiere decir que del Producto Interno Bruto del mundo, que en 2013 fue de aproximadamente 71.8 billones de dólares, más del 77 por ciento es administrado por estas empresas.

Al interior de la administración de estos 55.5 billones de dólares, cabe destacar que el 55 por ciento se encuentra en fondos de inversión y el 45 por ciento restante se encuentra en fondos de pensiones. 

El diario español El País reporta, con base en datos de la Asociación Internacional de Fondos de Inversión (IIFA, por sus siglas en inglés), que con estas cifras las administradoras de activos se encargan hoy de 31 por ciento más dinero del que administraban previo a la crisis financiera del 2008.

Para dar una idea del peso que esto representa, resulta útil considerar lo que se podría comprar con el dinero que es administrado por estas empresas. En entrevista con El País, Mariano Rabadán, presidente de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones de España, apunta que “si las sociedades de inversión colectiva invirtieran solo en renta variable, podrían comprarse todas las compañías cotizadas del mundo”. 

El peso en la bolsa

Los gestores de fondos de inversión tienen un papel preponderante en el comportamiento de los mercados financieros, especialmente en el sector bursátil. La industria financiera está caracterizada por tener un alto nivel de concentración. Los inversionistas institucionales representan la faceta más crítica de esta característica del sector financiero, según un reporte del Departamento del Tesoro estadounidenses. 

El reporte, publicado en diciembre de 2012, estima que el mercado americano de gestión de activos financieros administraba alrededor de 53 billones de dólares. 

 La concentración de este mercado explica en gran medida las tendencias que siguen los flujos de capital en el mundo, especialmente en las economías emergentes. 

El análisis que los principales inversionistas institucionales publican en sus reportes de perspectivas de mercado permiten encontrar patrones comunes respecto de las decisiones de inversión.  

Blackrock, que tiene bajo su administración 4.3 billones de dólares en activos,  dedicó su reporte de perspectivas de octubre de 2013 al caso de los mercados emergentes. 

Argumentó que las condiciones de inversión de las economías emergentes implicaban un nivel considerable de tolerancia al riesgo.  

Dentro de esta misma línea, Vanguard Group, el tercer gestor más grande del mundo, publicó en septiembre de 2013 un reporte que sugería un enfoque de inversión cauteloso en mercados emergentes. 

El índice de mercados emergentes de Morgan Stanley Capital International tuvo un descenso de 2.6 por ciento en 2013, contrastando con el crecimiento de 18.22 por ciento del año anterior.  

La Bolsa Mexicana de Valores presentó un decremento de 3.56  por ciento anualizado en 2013, mientras que los efectos de la salida de capitales de los mercados emergentes ocasionó una caída de 17.65 por ciento  anualizado en la bolsa de valores brasileña.

Riesgo sistémico

La crisis financiera global del 2008 dejó una lección tanto a inversionistas como a los gobiernos: el riesgo sistémico de los mercados financieros representa un peligro para la estabilidad y el crecimiento.  La interconexión y el tamaño de los principales jugadores de los mercados financieros es una preocupación importante para quienes toman las decisiones de política económica en el mundo, ilustrado mediante las continuas exhortaciones de instituciones y foros como el FMI y el G-20. 

El banco central europeo publicó un documento de investigación en 2005 referente al riesgo sistémico que representan los fondos de cobertura para el sistema financiero internacional.  A pesar de la advertencia de la institución, la caída de Lehman Brothers en 2008 propagó el pánico precisamente a través de los fondos de cobertura.

La interconexión financiera y el papel que juegan entidades que manejan billones de dólares en activos son un foco de atención para la seguridad sistémica de los mercados financieros.  La insolvencia financiera de una institución de inversión del tamaño de Blackrock podría provocar un escenario como el que ocasionó la caída de Long Term Capital Management en 1999 hasta una situación de debacle financiera como la causada por el desplome de Lehman Brothers.

 

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