El viaje de la flor de los muertos
Cada año, el cempasúchil se convierte en el protagonista de los altares en los hogares, oficinas y plazas públicas. Aunque México ya no es el principal productor a nivel mundial, podría aprovechar que es uno de los jugadores más reconocidos para popularizar el uso de la flor más allá de las tradiciones
Mara EcheverríaEl cempasúchil ha hecho un largo viaje. Desde la época prehispánica a la actualidad, se mantiene vigente el uso de esta flor para adornar las ofrendas durante las festividades de Día de Muertos en honor de quienes nos acompañaron en vida y queremos recordar.
Sin embargo, aunque es una flor originaria de México, la protagonista de las ofrendas ha atravesado el mundo para llegar a otros países como China e India, donde ha cobrado gran popularidad.
En la actualidad, China produce 75 por ciento de cempasúchil para uso industrial a nivel mundial; en segundo lugar se ubica India, con un 20 por ciento, y Perú con cinco por ciento, de acuerdo con cifras de UNAM Global.
La producción de la planta en ambos países del continente asiático se utiliza en la industria de alimentos para animales como colorante para las yemas de huevos y carne de pollo, industria donde México aún no se perfila como jugador.
En territorio nacional, el cempasúchil sólo se emplea para ornamenta durante las festividades de noviembre, por lo que pareciera que es una flor de temporada, pero su producción durante todo el año se podría impulsar si se promoviera su uso industrial, con lo que México volvería al ruedo como principal productor en el mundo.
Dolores Vergara, catedrática de la licenciatura en Química de Alimentos de la Universidad La Salle, comparte que las características de la flor de los muertos son conocidas desde hace mucho tiempo en la industria avícola de China e India, por lo que han avanzado en el desarrollo de variedades genéticamente modificadas que permiten que la flor se produzca durante todo el año
En los países de Asia, el uso industrial del cempasúchil supera el 80 por ciento, cuando en territorio azteca, de donde la flor es originaria, aún se encuentra en etapa de investigación, detalla la experta.
“Existen trabajos sobre variedades genéticas en México en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, en la Universidad Chapingo y en la Universidad de Yucatán, pero como en el país asociamos a las flores con el ornato hay muy poco interés de la industria nacional para apoyar este tipo de investigaciones”, opina la catedrática de La Salle.
Más allá de la ofrenda
Las características de la flor de los muertos podrían abrirle camino a su uso en otras industrias, como la textil y agropecuaria, declara el químico Gonzalo Granados.
De acuerdo con el especialista, los pétalos amarillos del cempasúchil permiten pigmentar telas de origen natural, como seda, lana o algodón. Además, cuentan con propiedades que ayudan a contrarrestar la contaminación del suelo, ya que funciona como fungicida de gusanos llamados nemátodos y con ello se abre una oportunidad para florecer en el sector agrícola.
No obstante, por ahora la producción nacional únicamente se emplea como adorno para las festividades de Todos los Santos, por lo que la consecha de los estados queda por debajo de los países en los que la flor tiene un uso industrial.
En la actualidad, existen 58 especies de cempasúchil, de las cuales 35 habitan en México y se produce principalmente en 20 municipios de los estados de Puebla, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y San Luis Potosí.
Durante 2017, en México se cosecharon más de 15 millones de toneladas de cempasúchil, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
En tanto, en la Ciudad de México, este año se obtendrán cerca de 170 mil plantas de la flor de 20 pétalos, como también se le conoce. A esta cifra se sumarán 19 mil 50 plantas de maceta cosechadas en áreas de Xochimilco y Tláhuac, según cifras de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec).
Citlalli Hernández Jiménez, productora del barrio de San Francisco Caltongo, en Xochimilco, detalla que con la producción y venta de la flor de los muertos inicia la temporada más importante para su economía local.
“Algunas chinampas tienen producción a cielo abierto aunque es para uso doméstico. Sabemos que la flor es comestible, se puede emplear para teñir alimentos o algunas telas y para hacer composta. Por eso hacemos labor de recuperación después de las festividades de muertos, para que las plantas no terminen como basura”, comparte Hernández
La agricultora comenta que la flor podría sembrarse durante todo el año en lugares en donde se cultiva a cielo abierto, como lo hacen algunos productores en el estado de Morelos, por lo que considera posible tener cempasúchil en todas las épocas para que pudiera ser empleado con fines industriales.
En este sentido, Martha Gómez Trejo, también productora de la comunidad que tiene en la floricultura su ingreso principal, comenta que para incentivar los diversos usos de la flor de los muertos es necesario difundir sus bondades.
Por ello, reconoce que sería necesario el apoyo de autoridades para ampliar entre la población mexicana el conocimiento sobre el cempasúchil, que además tiene propiedades que se usan en la herbolaria mexicana desde tiempos ancestrales.
Las opiniones de las productoras coinciden con los especialistas, quienes también se pronuncian por evitar que los pétalos amarillos de esta característica flor terminen como desecho ecológico.
Al respecto, Dolores Vergara, de La Salle, expone que la industria mexicana debe aprovechar la biotecnología para explotar la producción de esta planta y supere su fama de flor para decoración, esto también ayudaría a los productores agrícolas a nivel nacional.
“En México vemos a estas plantas como si fueran sólo de temporada, pero para impulsar su uso y producción se requiere el apoyo de la industria, sobre todo, de alimentos ya que es común que empleen productos para mejorar el color del huevo y la carne de pollo”.