El tema es la desigualdad

El debate económico de nuestro tiempo se llama desigualdad. Economistas académicos, publicaciones especializadas, profesionales del sector privado, empresarios y gobiernos de alrededor del globo han emitido su opinión al respecto. 

La publicación del libro “Capital en el siglo 21”, del economista francés Thomas Piketty, generó reflexiones respecto a la naturaleza misma del capitalismo de nuestro tiempo. 

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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"He visto esa imagen en muchos países en desarrollo, los economistas le han dado el nombre  de una economía dual: dos sociedades que conviven lado a lado, pero no se conocen entre sí y no pueden imaginar cómo es la vida para el otro"
Joseph StiglitzPremio Nobel de Economía

El debate económico de nuestro tiempo se llama desigualdad. Economistas académicos, publicaciones especializadas, profesionales del sector privado, empresarios y gobiernos de alrededor del globo han emitido su opinión al respecto. 

La publicación del libro “Capital en el siglo 21”, del economista francés Thomas Piketty, generó reflexiones respecto a la naturaleza misma del capitalismo de nuestro tiempo. 

La idea central del libro de Piketty se basa en que existen fuerzas inherentes en el capitalismo que incrementan la brecha de desigualdad de riqueza entre las diferentes clases sociales. 

La conclusión de Piketty sale a la luz en un escenario de la economía global marcado por una política monetaria acomodaticia que influye en el aumento del precio de los activos del capital, según un estudio publicado por el centro de investigación de corte liberal Cato Institute.

Debate académico

El profesor de economía de la Universidad de Berkeley, Emmanuel Saez, argumenta en un estudio que Estados Unidos actualmente se encuentra en un nivel de desigualdad que no se había visto desde 1928. 

El trabajo de Saez compara los niveles de ingreso del 1 por ciento de la población con mayores ingresos contra el resto de la población.

Coautor del libro de Thomas Piketty, Emmanuel Saez dice que la mayoría de los ingresos del 1 por ciento provienen de las ganancias del capital acumulado por generaciones pasadas. Agrega que entre los principales receptores de la mayor cantidad de ingresos de la clase alta se encuentran “trabajadores de la clase alta”, “empleados altamente pagados” y “nuevos emprendedores”.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, atribuye estas consecuencias negativas de la desigualdad a la influencia política que ejerce la clase alta sobre las políticas públicas: dado que la clase alta no tiene las mismas necesidades que el resto de la población, presionan el corte de impuestos y la reducción del gasto gubernamental, lo que se ve traducido en menor inversión en infraestructura, educación y tecnología. 

El consenso de los economistas del corte de Saez y Stiglitz es que la desigualdad ha venido creciendo desde la década de los 70.

En esta coyuntura, un grupo de economistas denominados postkeynesianos publicó un estudio donde concluye que la crisis financiera de los subprime fue ocasionada en gran medida por la desigualdad creciente. 

Sin embargo, no todas las voces se suman de manera uniforme a la denuncia de la desigualdad. 

El economista de Harvard, Kenneth Rogoff, hace una precisión respecto de la postura del grupo de economistas que insisten en la desigualdad creciente: todos los estudios están basados en datos de economías avanzadas.

Rogoff reconoce que los niveles de desigualdad se han agravado en los países de primer mundo. Pero argumenta que alrededor del globo ha sacado a millones de personas de la pobreza, igualando niveles de ingreso en países del sudeste asiático.

Sin una respuesta clara al problema, el debate por la desigualdad continuará presente.

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