La calificadora de crédito Moody’s Investors Service bajó su calificación a la deuda del Reino Unido por primera vez en la historia.
Moody’s, que ofrece calificaciones de crédito para naciones, bajó al Reino Unido de la calificación de AAA al nivel del AA1.
Según Moody’s, la reducción de la calificación se debió a los fuertes retos por superar, en referencia a la deuda del Reino Unido. De igual forma, justificó su decisión dado al pobre desempeño de su economía, el alto nivel de desempleo y las estimaciones de que la economía británica se mantendrá lenta.
Las otras dos prominentes calificadoras de riesgo, S&P y Fitch Ratings también han advertido que bajarían su calificación de crédito para el Reino Unido si su economía no mejora notoriamente.
De las economías más influyentes en el mundo, solo Canadá y Alemania mantienen su calificación de AAA, tras la reducción de Estados Unidos en agosto del 2011.
El ministro de finanzas británico George Osbourne aceptó que el recorte de calificación era de esperarse, pues fallaron en alcanzar las metas de reducción de deuda que se habían propuesto para solventar sus finanzas.
Cae su moneda
La reducción en la calificación de la deuda ha afectado fuertemente a la libra esterlina. La moneda británica siguió con su tendencia a la baja al haberse devaluado un 7 por ciento contra el euro desde el inicio del 2013. Contra el dólar, al establecerse alrededor de los 1.505 dólares por libra, ha llegado a depreciarse a su nivel más bajo desde julio del 2011.
La depreciación de la libra impulsará la exportación al hacer los productos británicos más baratos, pero aumentará los costos de importación y probablemente tenga repercusión en la inflación.
El año pasado, el Reino Unido presenció fuertes alzas en los precios de energéticos y transporte.
La situación no aparenta levantar, al registrar una pequeña alza en su economía en el tercer trimestre del 2012, apoyado por los ingresos de ser anfitriones de los Juegos Olímpicos durante el verano del año pasado, solo para ver una caída del .3 por ciento en su cuarto trimestre.
Si los británicos sufren otra contracción en el primer trimestre de este año, habrán entrado formalmente en una nueva recesión.