El culto al cuerpo ha proliferado con el paso de los años. Cada vez más mexicanos apuestan por llevar un ritmo de vida más saludable. Sin embargo, detrás de esa decisión existen riesgos que se esconden en el consumo discrecional de productos para bajar de peso o aumentar la masa muscular mientras se ejercitan.
Los novedosos modelos de entrenamiento y los precios bajos en la membresía son los factores que influyen en las personas para cambiar sus hábitos. El problema comienza cuando llegan a gimnasios que no están en regla y son atendidos por entrenadores que no cuentan con alguna certificación.
“No está mal hacer uso de algunos de estos productos, el problema es que se consumen sin la asesoría previa de un especialista en la materia. Es ahí cuando se pone en riesgo la salud de quienes los combinan con sus rutinas”, dice Jorge Arteaga, médico bariatra.
Entre la lista de mercancías destacan los suplementos alimenticios, anabólicos naturales, sustancias de carácter hormonal, esteroides anabólicos androgénicos (EAAS), hormona de crecimiento y eritropoyetina (EPO).
Asimismo, desde hace cinco años, ha mantenido un crecimiento del 20 por ciento y se espera que el mercado incremente en 300 por ciento para 2020.
El negocio de los gimnasios en México vive un boom, el cual no es reciente. El país destaca dentro de los primeros lugares con más clubes fitness en América Latina, con más de 12 mil gimnasios y 4.1 millones de usuarios, cifra que ubica a este país por debajo de Brasil, que suma 9.6 millones de clientes.
A pesar de las alentadoras cifras, el número de mexicanos que acude a un gimnasio es bajo en contraste con otros países. En promedio, 3.23 por ciento de la población asiste a esta clase de lugares de acondicionamiento.
No obstante, David Rascón, director de Anytime Fitness México, ve en esta situación una atractiva oportunidad.
“Lamentablemente vivimos en un país donde muchas personas son sedentarias, pero la industria nacional tiene un gran potencial de crecimiento, pues existen millones de mexicanos que aún pueden optar por llevar una vida más saludable”, precisa.
¿Cuáles son?
Suplementos nutricionales
Los suplementos nutricionales se emplean por sus supuestos beneficios para el desarrollo corporal y para aumentar la capacidad de trabajo físico de la persona. En muchos casos, es el propio instructor del gimnasio, sin ningún conocimiento en nutrición, el que prescribe la dieta.
Sustancias de carácter hormonal
Son las sustancias hormonales que mejoran el crecimiento muscular y la capacidad para ejercitarse, o que permite entrenamientos más intensos con peso, el aumento del tamaño de los músculos y su mayor definición, es decir, la reducción de la proporción de grasa en la estructura física corporal.
Esteroides anabolizantes androgénicos (EAAs)
Vinieron a desplazar a los estimulantes en los años 80 como las sustancias más utilizadas en el deporte. Son compuestos derivados de la testosterona y pueden sintetizarse también artificialmente. Favorecen el crecimiento de los tejidos (anabolismo), y son producidos por los testículos y las glándulas suprarrenales.
Hormona de crecimiento
Es una hormona producida por la glándula pituitaria que tiene como efecto fundamental el aumento del tamaño de las células y la estimulación de la división celular (mitosis), aumentando la síntesis de proteínas, y promoviendo el desarrollo de la masa muscular.
Eritropoyetina (EPO)
Estimula a las células madre de la médula ósea para que aumenten la formación de glóbulos rojos, y con ello se aumenta la resistencia al ejercicio físico en actividades aeróbicas, al aumentar la capacidad de transporte de oxígeno en la sangre.
Anabólicos naturales
Son sustancias con poder anabólico, esto, a nivel fisiológico y de forma genérica, se podría definir como el proceso que se establece a través de una serie de reacciones químicas enfocadas a construir o sintetizar moléculas desde otras más pequeñas.
Al alcance de todos
‘Juan’, quien prefiere no revelar su verdadero nombre, asegura que la forma de introducir estos productos en los gimnasios es sencilla. El primer paso es acudir a los establecimientos, en especial, los que se encuentran en las colonias para hacer contacto con los encargados o con los mismos entrenadores.
Después, se acuerda la “tarifa de cooperación” que recibirán las partes por la venta ilegal de proteínas musculares, esteroides orales e inyectables, anabólicos artificiales, antiestrógenos y péptidos.
“Es muy fácil mover esa mercancía porque algunas veces se comercializa desde el extranjero y por redes sociales. Esto es un secreto a voces, particularmente en los gimnasios que no están bien establecidos”, explica ‘Juan’.
El modus operandi consiste en comprar o robar grandes lotes de estas sustancias, las cuales se combinan con otros elementos, muchas veces nocivos para la salud, esto, con el propósito de “hacerlos rendir más”.
Para Emmanuel Mares, atleta OCR (Obtacle Course Racing), esta clase de prácticas ha contribuido a la satanización de esta industria.
Además, el deportista coincide con la visión médica de Jorge Arteaga, de que no todos los productos generan una afectación, pero insiste en la necesidad de consultar antes a un especialista para evitar daños irreversibles en el corto y largo plazos.
“El gran problema es que las personas no se acercan con profesionales para que les digan qué clase de productos pueden ingerir con base en su peso y talla. Al adoptar una vida saludable también asumes un compromiso muy importante contigo mismo”.