La guerra que viene

Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, ha moderado sus posturas de política pública en casi todos los ámbitos. El comercio con México no es uno de ellos.

 

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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millones de empleos se perderían en Estados Unidos si el gobierno inicia una guerra comercial con sus tres mayores socios

Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, ha moderado sus posturas de política pública en casi todos los ámbitos. El comercio con México no es uno de ellos.

 

Desde el primer día de Trump en la presidencia,  su gobierno pedirá a México y a Canadá abrir las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. De acuerdo a un memorándum del equipo de transición de Trump obtenido por CNN, el presidente ordenaría la salida de Estados Unidos del acuerdo si sus socios comerciales se encuentran indispuestos a negociar.

 

Esta decisión tendría consecuencias desastrosas para México, país que destina el 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos.

 

La probabilidad de que se implemente algún tipo de limitación al TLCAN o la imposición de algún arancel a los productos mexicanos ya se ha reflejado en un recorte a la baja de las perspectivas de crecimiento económico de México. Moody’s redujo la expectativa de crecimiento del país de 2.5 por ciento a 1.9 por ciento para 2017.

 

Pase libre para Trump

 

La retórica anti libre comercio del presidente electo también se ha manifestado en las negociaciones políticas del poder legislativo en Washington, D.C.. Ante la negativa de legisladores de ambos partidos para discutir la aprobación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) en los últimos meses de la administración del presidente Barack Obama, dentro y fuera de Estados Unidos ya se da por muerto al que sería el mayor tratado comercial multilateral en el mundo.

 

En una artículo para el diario The New York Times, Steven Rattner, un exbanquero que fungió como asesor económico de Obama, argumenta que Estados Unidos se encuentra frente al mayor cambio de rumbo de política económica desde Ronald Reagan. La diferencia, subraya, es que Reagan jamás contó con una mayoría en ambas cámaras del Congreso.

 

Independientemente de ello, Trump no necesitaría de la aprobación del Congreso para implementar su promesa de campaña de imponer un arancel de 35 por ciento a las importaciones provenientes de México.

 

Visión parcial

 

La visión del equipo económico de Trump ha hecho del comercio internacional un juego de suma cero en el que los socios de Estados Unidos se han beneficiado a su costa. Se ha referido en múltiples ocasiones el efecto del TLCAN sobre el sector manufacturero americano, que ha perdido cerca del 30 por ciento de sus empleos desde el 2000.

 

Sin embargo, este análisis ignora los efectos de variables como el cambio tecnológico sobre el empleo, así como las sinergias positivas que derivan del TLCAN. México se ha convertido en el segundo mayor mercado de exportación para Estados Unidos a raíz de la integración comercial entre ambos países.  

 

Además, en  términos netos, el TLCAN no ha agregado o removido empleos en Estados Unidos. Así lo concluye un estudio del Servicio de Investigación del Congreso, firmado por los expertos en comercio internacional Ángeles Villarreal e Ian Ferguson.

 

En cambio, la opción del proteccionismo desataría una guerra comercial que, en el peor de los escenarios, implicaría la pérdida de 5 millones de empleos en Estados Unidos, de acuerdo a una investigación del instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés).

 

 En cambio, un estudio del grupo de interés anti libre comercio Public Citizen, considera que Estados Unidos ha perdido un millón de empleos desde la entrada en vigor del TLCAN. A pesar de que este reporte contrasta con los resultados de la investigación de Villarreal y Ferguson, la cifra es mínima en comparación al tiempo y la magnitud considerada por el PIIE en su escenario de implementación de políticas proteccioncitas.

 

En ese sentido, el PIIE prevé  que si el gobierno de Trump procede con la aplicación de tarifas arancelarias para los productos de China, Canadá y México; sus tres mayores socios comerciales, el producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos se contraería 0.3 por ciento en 2017, 2.4 por ciento en 2018 y 2.1 por ciento en 2019.

 

Aún en un escenario más benévolo, en el que las tarifas únicamente sean aplicadas durante un año, el PIB de Estados Unidos presentaría una contracción marginal de 0.1 por ciento en 2017, de 1.5 por ciento en 2018 y un retorno al crecimiento hasta el 2019.

 

El presidente electo cuenta con todos los incentivos políticos para aplicar las políticas comerciales que prometió en campaña. A final de cuentas, su triunfo electoral se lo debe a los estados manufactureros de Ohio, Michigan, Wisconsin y Pensilvania.

 

No obstante, el consenso de analista coincide en que los incentivos económicos de aplicar estas políticas son limitados.

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