Factores internos y externos han provocado que el país modere su dinamismo económico de cara a un panorama complejo que no prevé mejora a corto plazo; cuestión que se ha hecho evidente con los últimos datos disponibles.
En amplio contraste con el crecimiento registrado durante los dos últimos años, la economía mexicana ha comenzado a enviar señales de un agotamiento en el impulso que la llevó a registrar avances anuales superiores al promedio de crecimiento histórico.
La confirmación de que el Producto Interno Bruto(PIB) del país creció 0.2 por ciento, en términos reales, durante el segundo trimestre de este año; o que el Indicador Global de la Actividad Económica no presentara variación alguna en su última actualización, según los datos expuestos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, son algunas de ellas.
“No nos dimos cuenta de esta situación hoy; los datos hasta el tercer trimestre del año pasado mostraban un crecimiento muy robusto de la actividad económica del país impulsada por factores como toda la narrativa del nearshoring, que se reflejó en un incremento de la inversión real; pero en el cuarto trimestre de 2023 la información que teníamos era de que el Producto Interno Bruto no había crecido, aunque ahora con la actualización sabemos que incluso ese dato se contrajo”, expone sobre los indicios de una desaceleración economía en México, Rodolfo Ostolaza, subdirector de estudios económicos de Citibanamex.
En el mismo sentido de lo comentado por el analista, ha destacado que variables como el consumo interno, que conservó el vigor suficiente para convertirse en un motor de la economía nacional; y hasta las remesas, que figuran como un complemento fundamental en las finanzas de millones de familias mexicanas, ya han registrado retrocesos a lo largo de este año.
Incluso, la pérdida de dinamismo económico dentro del escenario nacional ha generado que las previsiones de crecimiento estimadas para este año por organismos como el Fondo Monetario Internacional, o el consenso de analistas de mercado, coincidieran en que el PIB de México crecerá en una magnitud menor a la registrada en 2023, cuando dicho indicador creció 3.2 por ciento.
Los factores clave que incidieron para que la economía mexicana se desacelerara
Condiciones de crecimiento alejadas de la influencia del periodo de recuperación económica tras la pandemia, el agotamiento de componentes cíclicos y el efecto de una postura restrictiva en la política monetaria del Banco de México son algunos de los aspectos que contribuyeron a que la economía nacional perdiera el impulso que conservó durante los últimos años, de acuerdo con un análisis elaborado por la dirección general adjunta de análisis económico y financiero de Banorte.
De lo anterior que, en el marco de un contexto marcado por la transición política por la que atravesará el país, las elecciones en Estados Unidos, y hasta la persistencia de tensiones geopolíticas, no se prevé un escenario base en el que el país pueda contar con elementos que incentiven un mayor crecimiento económico, considera en entrevista para este medio, Montserrat Aldave, economista principal de Casa de Bolsa Finamex.
“Estos datos nos muestran el dinamismo que está teniendo la actividad económica y la inercia con la avanzará en un futuro; es decir, que muchas de las fortalezas anteriores, como el consumo y la inversión, pueden estarse erosionado por factores como la inflación o el debilitamiento de las remesas, por ejemplo, por lo que a futuro no vemos un elemento adicional que pueda agregar impulso a la economía del país”, advierte la analista.
Sin embargo, pese a un panorama que no ofrece condiciones para un crecimiento mayor, no se perciben elementos para que, a corto plazo, México pueda caer en un escenario recesivo, coinciden los analistas consultados por Reporte Índigo.