Aunque pareciera que la dinámica económica de Estados Unidos avanza a paso de tortuga, la política de la Reserva Federal (Fed) confirma el optimismo al interior del banco central de que el ciclo de expansión es sólido.
Lo anterior también es reforzado por un sondeo de Bloomberg a economistas, quienes ubican en un 60 por ciento la probabilidad de que la racha expansiva se ampliará por lo menos hasta julio de 2019, para alcanzar 121 meses. Ésta sería la racha más larga en la época reciente, superando el avance económico de la década de los 90.
Si bien, es cierto que el avance económico de Estados Unidos ha sido a tasas que para algunos analistas son débiles y por eso han demeritado que ese crecimiento está a punto de cumplir ocho años de manera sostenida, lo cierto es que la racha positiva se perfila a ser la más larga que se tenga registro, indicó la encuesta de Bloomberg.
Esa expectativa ocurre a pesar del alza de tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos y del impulso que pudiera representar la reforma fiscal integral de la administración de Donald Trump.
“La economía estadounidense parece muy saludable cuando piensas en términos de sectores que podrían explotar”, declaró Stephen Stanley, economista jefe de Amherst Pierpont Securities, con sede en Nueva York.
“La mayoría de los sectores parecen tener margen de maniobra”, lo que sustenta un continuo crecimiento moderado, apuntó.
Para la mayoría de los economistas consultados por Bloomberg, la economía estadounidense recuperó el terreno perdido tras la crisis financiera de 2008 y la ausencia de excesos o saltos abruptos resultó en un avance lento y estable, con lo que se colocó en una buena posición para que sea la más larga de la historia.
Los motores de la economía de Estados Unidos son un mercado laboral sólido, una inflación moderada, bajos costos de endeudamiento, y finanzas saludables que favorecen el gasto de los consumidores. Además, la inversión empresarial que se ha mantenido rezagada, podría sumarse. Inclusive, el comercio también dejaría de ser un lastre para la dinámica económica de ese país.
En contraste, la producción ha estado frenada por el crecimiento de la productividad y una disminución inusual de la participación de la fuerza de trabajo, explicó Robert Hall, académico de la Universidad de Stanford y director del Comité de la oficina Nacional de Investigación Económica que determina el comienzo y el fin de las recesiones.
Pilares de la expansión
Alejandro Padilla, director de estrategia de mercados de GFBanorte , explicó a Reporte Índigo que Estados Unidos registrará un crecimiento cercano a 2 por ciento, que es ligeramente mayor al 1.6 por ciento de 2016.
“Hacia delante, probablemente estaríamos viendo tasas entre 2 y 2.5 por ciento, que si bien no son tasas que reflejen un crecimiento exponencial de la economía (EU), por lo menos son tasas que muestran una recuperación sostenida”, indicó.
El resultado ocurre en un momento que la economía estadounidense está cerca de un estado de pleno empleo.
“La expectativa es de mayor crecimiento principalmente por los efectos que pudiera tener una posible reforma fiscal del presidente Donald Trump, donde se estima una reducción de tasa de impuesto corporativo, además del incremento al gasto de gobierno, principalmente en infraestructura”, precisó.
La agenda económica de Trump incluye aminorar la carga regulatoria en sectores clave para la economía como el energético y el financiero.
“Las grandes dudas que prevalecen entre los inversionistas se relacionan con la implementación y aprobación en el Congreso de la reforma fiscal del presidente Trump”, aseguró.
Existe una apuesta en el mercado que se pueda llevar a cabo una política fiscal expansiva, que genere más crecimiento, apuntó.
Jalar a México
Un elemento clave en la relación económica entre México y Estados Unidos es ver lo que sucede con la renegociación del TLCAN. Sin embargo, bajo el supuesto que éste ocurra sin sobresaltos, un mayor crecimiento económico en el país vecino podría reflejarse en una mayor demanda por bienes que se producen en México o inclusive en la parte de servicios.
“Sabemos que hay una fuerte correlación entre el ciclo económico de Estados Unidos y el de México, entonces una mejoría en las condiciones económicas en Estados Unidos deberían ser benéficas para la economía mexicana”, manifestó Alejandro Padilla.
Mientras que en la parte de manufacturas y de demanda externa si bien es cierto que hay que esperar a ver las reglas del juego tras la nueva versión del TLCAN, pero un mayor consumo en Estados Unidos, que representa el 70 por ciento de todo el PIB de Norteamérica generaría un alza en la demanda por las exportaciones y un motor importante para la manufactura.
En el sector de servicios también hay en México actividades que se benefician del crecimiento de Estados Unidos, por ejemplo el turismo.
“Aunque falta ver la negociación que se va dando en relación al TLCAN”, precisó.
Sin embargo, ver que la Reserva Federal está subiendo sus tasas de interés es signo de que la economía estadounidense va a continuar en pleno empleo y que eso en algún momento pudiera resultar en presiones inflacionarias.
“El hecho que la Fed suba tasas de interés refleja que hay un optimismo también al interior del banco central, en términos generales también tiene implicaciones de política monetaria y no sólo fiscal”, expuso.