Apesar de que el tipo de cambio del peso frente al dólar estadounidense se encuentra en mínimos históricos, tanto la Secretaría de Hacienda y Crédito Público como el Banco de México dan señales de optimismo.
Esto no significa que la fuga de capitales vaya a reducirse en los próximos meses, incluso si la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) realiza su tan esperada alza de tasas de interés de referencia.
De acuerdo con el titular de la Unidad de Planeación Económica de Hacienda, Luis Madrazo, la volatilidad del tipo de cambio seguirá después del alza de la Fed que la mayoría de los economistas espera que suceda en septiempre o, a más tardar, a finales del año.
Por su parte, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, afirmó la semana pasada que la depreciación del peso sólo ha tenido un impacto en el precio de bienes durables como lo son los aparatos electrodomésticos y las computadoras, motivo por el cual la inflación continúa en mínimos históricos.
“La volatilidad del dólar es un proceso turbulento, pualatinamente mejorará y en el futuro el peso se podría ver favorecido por la mejoría en el desempeño de Estados Unidos”, dijo Carstens en entrevista para Radio Fórmula.
Mientras que Banxico se muestra confiado la solidez de la politica monetaria del pais, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, afirma que la apreciacion del d´polar es un fenómeno global.
En otras palabras, el mínimo histórico del tipo de cambio no significa que el peso se haya abaratado como en otras crisis, si no que el dólar se haya encarecido. Es por eso que la mayoría de las monedas en el mundo han sufrido importantes depreciaciones.
Problema de liquidez
La moneda mexicana lleva lidiando mucho tiempo con presiones externas. El principal motivo de la caída del peso se debe a las expectativas que inversionistas tienen sobre el alza de tasas en Estados Unidos, lo que haría más atractivas las inversiones en ese país.
No obstante, a esto se le debe añadir la presión que ciertos conflictos en economías emergentes han ocasionado. La crisis vivida en Europa por las negociaciones de la deuda griega y el desplome de los mercados bursátiles en China en las últimas semanas han provocado una mayor aversión al riesgo.
Cuando los inversionistas tienen miedo de experimentar pérdidas, mueven su dinero a países que consideran más seguros como Estados Unidos.
El peso es una de las monedas emergentes más utilizadas en el mundo debido a su gran nivel de liquidez, por lo que su depreciación es una consecuencia lógica de las circunstancias y no necesariamente un mal augurio para la economía nacional.