El aumento significativo del salario mínimo para 2021 parece haber establecido dos posturas irreconciliables este final de año tan convulso para la economía mexicana.
Por un lado están los defensores del aumento al minisalario que señalan que estas medidas incrementarán el poder adquisitivo de los trabajadores que menos ganan y con ello se dará un impulso al mercado interno; y en el otro están grupos empresariales que advierten que bajo esta severa crisis económica los dueños de negocios formales no podrán asumir el aumento y eso provocará a la quiebra a miles de empresas.
Los defensores de cada postura han presentado sus mejores argumentos desde la tarde del 16 de diciembre cuando la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) determinó que a partir del 1 de enero el salario mínimo aumentará 15 por ciento, es decir, de 123.22 a 141.7 pesos diarios.
Este es el tercer incremento en el salario mínimo superior a 10 por ciento en lo que va la administración de Andrés Manuel López Obrador. El primero se llevó a cabo en diciembre de 2019 y fue del orden del 16 por ciento y el segundo en 2020, al incrementar hasta 20 por ciento.
La Conasami asegura en el comunicado en el que se da a conocer este aumento que dichas acciones han permitido aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores, ha reducido la desigualdad de ingresos que afecta a las mujeres y fortalece el mercado interno, sin afectar la inflación y el empleo.
Por su parte, organismos de la sociedad civil y expertos en la materia consideraron que el aumento al minisalario resulta adecuado pero insuficiente para recuperar el poder adquisitivo de las familias que perciben estos salarios y que por décadas estuvieron sujetos a “manipulaciones artificiales por parte del gobierno”.
Incluso el aumento ideal para el 2021 del salario mínimo sería de entre 19 y 23 por ciento, monto que no impactaría a la inflación y permitiría la recuperación gradual del salario, de acuerdo con un análisis elaborado por especialistas de la Universidad La Salle y presentado a la Conasami.
Acción Ciudadana Frente a la Pobreza coincide en que serán necesarios incrementos mayores hasta que una familia de cuatro integrantes pueda mantenerse con la percepción de dos salarios mínimos, es decir, poder adquirir dos canastas básicas de seis mil 600 pesos.
Sin embargo, este aumento puede ser adecuado dada la situación crítica de muchas empresas ante la pandemia, advierte el organismo.
Postura empresarial por salario mínimo
El aumento de 18.48 pesos al salario mínimo no fue avalado por el sector empresarial, en especial las cúpulas patronales que señalaron que bajo el contexto de crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19, podría repercutir en el cierre de empresas sobre todo en las pequeñas y medianas.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), quien en 2016 impulsó una campaña para aumentar de forma significativa este salario, señaló que en esta ocasión el incremento fue “irracional” y ponen a 700 mil empresas en riesgo de desaparecer en los próximos meses.
Además consideró que el gobierno se ha portado de forma insensible ante las afectaciones que ha vivido el sector empresarial por la pandemia y solamente cinco por ciento han recibido apoyo.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) también lamentó este aumento al señalar que bajo las condiciones actuales, repercutirá negativamente en múltiples variables económicas y sociales.
Y recordó que derivado de esta crisis económica ya han cerrado un millón 10 mil 857 empresas, que además no han contado con apoyos gubernamentales para recuperarse, en tanto que de marzo a julio se registró la pérdida de un millón 117 mil 584 empleos formales.
“En estas circunstancias en que el crecimiento ha sido negativo en lo que va de la administración actual y bajo la pandemia va a ser muy difícil que las empresas, pero sobre todo las pequeñas y medianas empresas, hagan frente a esta problemática”, señala Armando Leñero, presidente del Centro de Estudios para el Empleo Formal (CEEF).
Estas acciones, explica, incrementarán la informalidad del empleo ante la dificultad de los patrones para adaptarse a este incremento.