Diálogo con la industria automotriz 2024: liderar la transición del gran motor mexicano, máxima prioridad

La industria que se ha creado dentro del país a partir de la producción, comercialización y exportación de vehículos enfrenta uno de sus más grandes retos al buscar consolidarse dentro del proceso de transición energética
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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Líderes de la industria automotriz nacional buscan visibilizar la necesidad de una estrategia integral y de largo alcance para poder posicionar al país dentro del proceso de descarbonización por el que atraviesa el mundo de la movilidad, y que se complejiza por cuestiones como las fuentes energéticas y hasta tensiones comerciales.

México se convirtió en uno de los líderes globales de la industria automotriz luego de los cambios estructurales que se implementaron en la década de los noventa; un cuarto de siglo después la nación pone a revisión la vigencia de un sector que ha logrado aportar casi cinco puntos porcentuales de toda la riqueza que se genera dentro del país, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Y es que, la transición energética que se vive a escala global ha buscado reducir al máximo el uso de combustibles fósiles, cuestión que replantea por completo el actuar de las decenas de plantas productoras instaladas en el país y hasta la vinculación con Estados Unidos como su principal proveedor de autopartes; por lo que resulta esencial que la próxima administración coordine un diálogo permanente con los poderes del Estado, así como el sector automotor, con el fin de afianzar el liderazgo que ha construido la industria a lo largo de las últimas décadas, coinciden la  Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) y la Industria Nacional de Autopartes (INA).

“Hoy estamos en la antesala de una elección histórica, quien gane el dos de junio va a tener que enfrentar en su administración entre 2024 y 2030, una serie de eventos muy importantes; le tocará aprovechar esta última etapa de la oportunidad histórica de relocalización de las cadenas de suministro que se ha generado por la coyuntura internacional y asegurar que México pueda beneficiarse de ello; también tendrá que enfrentar la revisión del T-MEC en 2026 para asegurarse de que se mantengan y que se mejoren las condiciones que ese histórico tratado le ha dado a la industria; también tendrá que cerrar la serie de compromisos que se adquirieron de cara a la agenda 2030; además de impulsar al país en la carrera global por adoptar las nuevas tecnologías”, advierte Odracir Barquera, director general de AMIA.

A lo anterior se suman la serie de pendientes que conserva el escenario nacional respecto a la adopción de tecnologías amigables con el medio ambiente y el mercado interno automotriz, ya que la venta de vehículos ligeros en México consta, en el 94.6 por ciento de los casos, de unidades de combustión interna, mientras que solo el 5.4 por ciento son híbridos o eléctricos; una cuestión similar a la de los vehículos pesados, donde 97 de cada 100 unidades comercializadas funcionan a partir de diésel, de acuerdo con los datos de las organizaciones líderes del ramo.

Retos por resolver para la industria automotriz mexicana

Para lograr conservar el lugar que la industria automotriz mexicana ha obtenido al interior y el exterior del país, y donde sus productos representan el 35.7 por ciento de todas las exportaciones manufactureras que se realizan desde el territorio nacional, según los registros del Banco de México e Inegi, por ejemplo; es necesario abordar, de manera eficiente,  la serie de factores que mantienen al país con un rezago significativo, en materia de movilidad sustentable, respecto a otras naciones de la región.

“Es necesario el impulso de la producción de tecnologías bajas en emisiones; disponer de infraestructura energética, incluyendo puntos de recarga a partir de energías limpias y renovables; tener una normatividad clara y de avanzada que resuelva estos pendientes; además de una coordinación que permita contar con una estrategia a nivel nacional, incluso contemplar la coexistencia de tecnologías que se vuelve imperante en mercados como el nuestro”, destaca Guillermo Rosales, presidente ejecutivo de AMDA.

México, lugar central de la región norteamericana y punto central de la industria

La necesidad de que México logre consolidar un proceso de descarbonización exitoso y de que pueda implementar toda una serie de modificaciones que permitan los mismos niveles de producción y de distribución automotriz hacia el exterior, pero ahora a partir de vehículos en su mayoría híbridos y eléctricos, también implica un impacto positivo para la región norteamericana.

Ya que el territorio que comprende a Canadá, México y Estados Unidos concentra el 17.3 por ciento de la producción de vehículos global, y que el país aporta una cuarta parte de todas esas unidades, se espera el mejor de los resultados respecto a la relación que sostendrá la próxima administración, productores, proveedores y comercializadores del ramo automotriz nacional; ese es el gran deseo de los líderes de la industria, y la gran conclusión del “Diálogo con la industria automotriz 2024”.

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