Deuda mundial con el medio ambiente luego de la COP28

El fracaso de la COP28 obliga a entender la crisis climática y medioambiental como una cuestión de clases sociales, donde los intereses políticos y económicos han condenado a la  población mundial a un declive sin punto de retorno
Gabriel Nava Gabriel Nava Publicado el
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La Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático finalizó sin un acuerdo contundente sobre la eliminación del uso de combustibles fósiles a nivel global ni el compromiso de atender la desigualdad climática que afecta a gran parte de la población mundial.

Aunque António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha sido enfático al señalar la necesidad de un plan de acción decisivo, que busque respetar el límite permitido de emisiones para minimizar el impacto medioambiental y proteger a los millones de personas que han sido afectadas por los efectos del cambio climático, no ha sido suficiente.

Y es que, en medio de la edición 28 de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP), no ha sido posible alcanzar un consenso entre las naciones asistentes sobre cómo se puede resolver el hecho de que  el uno por ciento más rico de la población mundial haya generado una cantidad de emisiones de carbono similar al del 50 por ciento más pobre, o que para 2030 la contaminación producida por los que más tienen se multiplicará por más de 22 veces el límite de emisiones considerado seguro, de acuerdo con datos de Oxfam.

“Es acertado entenderlo como una deuda mundial con el medio ambiente que solo se hace más grande después de la COP, ya que los acuerdos alcanzados hasta ahora son marginales, se quedan cortos y es lamentable, incluso al grado de catalogarlo como un fracaso, porque en cuestión de atender la desigualdad climática y los estragos generados por la actividad humana, la desigualdad es lo que impera”, señaló a Reporte índigo Diego Merla,  Coordinador de Justicia Fiscal en Oxfam México.

El uno por ciento más rico de la población mundial ha generado una cantidad de emisiones de carbono similar al del 50 por ciento más pobre

Al respecto, alrededor del mundo persisten asimetrías que han impedido cumplir con El Acuerdo de Paris a cabalidad, como en el caso latinoamericano, donde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha expuesto que la región requiere multiplicar la inversión destinada a cumplir con los compromisos de acción climática hasta alcanzar entre 3.7 por ciento  y 4.9 por ciento del Producto Interno Bruto(Pib) regional hasta el año 2030, cuestión que se ha dificultado por factores como las prioridades de diversos gobiernos, la baja tasa de recaudación fiscal y el poco interés sustancial en resolver el problema climático, por ejemplo.

Sin embargo, no ha sido la única región con problemas de ese tipo; África se ha visto afectada por fenómenos climáticos extremos que van desde sequías, inundaciones, altas temperaturas y aumentos en los niveles de las mareas; un panorama que podría generar el desplazamiento forzoso de hasta 700 millones de personas durante los próximos años, según los cálculos de la ONU.

“La realidad es que los resultados más ambiciosos son la única manera de que todos los gobiernos salgan de Dubái con una victoria en su haber. Una cosa es segura: “yo gano, tú pierdes” es una receta para el fracaso colectivo.  En última instancia, lo que está en juego ahora es la seguridad de ocho mil millones de personas”, advirtió Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, al finalizar la COP 28.

Que paguen los contaminadores los efectos del cambio climático

Entender el problema relacionado con la afectación al medio ambiente y su expresión en el cambio climático como un fenómeno que atraviesa por la cuestión de clase social, donde las personas más ricas son las que más contaminan, y por tanto las que deberían hacerse cargo de los daños ocasionados, ha sido una perspectiva invisibilizada, lo que impide atribuir las responsabilidades necesarias, apuntó el Coordinador de Justicia Fiscal en Oxfam México.

“Existe una enorme desigualdad entre el sector de la población que contamina más, es decir, quien genera un mayor impacto en medio de esta crisis climática y el resto de la población; por lo tanto, es imperativo que paguen los contaminadores, y urge que se entienda quién tiene que pagar por ello y no lo está haciendo”, dijo Merla.

Sobre dicha disparidad, el impuesto a las grandes fortunas ha figurado como una alternativa para finalizar el daño ocasionado al medio ambiente, que ha tomado formas cada vez más agresivas en su expresión climática;  y donde dicha relación ha tomado una dimensión distinta dentro de nuestro país.

En México, por ejemplo, el uno por ciento más rico ha contaminado en una magnitud equivalente a lo producido por el 80 por ciento del resto de la población nacional, lo que se traduce en que 1.3 millones de personas han generado un impacto climático negativo equivalente al que han realizado más de 120 millones de personas dentro del país, de acuerdo con Oxfam México.

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