Débil escudo fiscal y de fondos contra pandemia

La respuesta fiscal de los gobiernos fue uno de los elementos clave para la resiliencia ante los impactos de la pandemia, pero en el caso de México estas medidas no superaron el uno por ciento del PIB nacional
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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México fue uno de los países que menos fondos públicos movilizó para “gestionar los impactos económicos y de salud” generados por la pandemia de COVID-19, entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

De acuerdo con el reporte Government at a Glance 2021, todos los gobiernos que integran la OCDE establecieron respuestas presupuestarias para apoyar a los hogares y empresas afectados negativamente por las restricciones a la actividad económica, pero en la medición de la respuesta fiscal México se encuentra al fondo de la tabla.

Al tomar en cuenta las medidas fiscales que los gobiernos de determinadas economías tomaron en respuesta a la pandemia por COVID-19 desde enero de 2020 hasta marzo de 2021, la OCDE señala que en México se destinó a este objetivo 0.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Este porcentaje es el más bajo dentro de las economías emergentes entre las que se encuentra Brasil, que destinó 8.8 por ciento de su PIB a la atención de la pandemia, Sudáfrica con 5.9 por ciento, China con 4.8 por ciento e Indonesia con 4.5 por ciento, entre otros.

Entre los países con economías avanzadas, Estados Unidos sobresalió por destinar 25 por ciento de su PIB al alivio del impacto de la pandemia, seguido de Reino Unido con 16.2 por ciento, Australia con 16.1 por ciento y Japón con un porcentaje de 15.6. En tanto que el promedio del apoyo fiscal enfocado en atender la crisis entre los países de la OCDE fue del orden de 16.4 por ciento.

16.4
por ciento es el promedio del porcentaje del PIB que destinaron los países de la OCDE para atender los impactos generados por la pandemia de COVID-19

En la mayoría de los países los programas iniciales de emergencia anunciados en 2020 incluyeron una combinación de medidas fiscales y de gasto público, préstamos gubernamentales, garantías e inyecciones de capital.

“La composición y la escala del apoyo variaron sustancialmente, posiblemente reflejando diferencias en la escala del shock, los sectores más afectados y lo que los gobiernos podían pagar. En países como Alemania, Italia y Japón, el apoyo fiscal se proporcionó principalmente en forma de apoyo de liquidez para las empresas. Los canales incluyeron inyecciones de capital, préstamos, compras de activos, supuestos de deuda y garantías”, detalla el informe publicado el 9 de julio.

La OCDE destaca que aunque no se cuenta con información concluyente del desempeño de las respuestas fiscales de los países que la conforman, estima que en el balance general su diseño no fue óptimo.

“Según estimaciones preliminares de la OCDE, aunque el tamaño de estas medidas de balance anunciadas fue grande, el gasto real fue más modesto, debido a la baja absorción, especialmente en algunos países europeos”, advierte el informe.

Respuesta mexicana a la pandemia

Durante los primeros meses de la pandemia organismos como el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) sugerían suspender temporalmente los proyectos prioritarios de inversión de la presente administración y enfocar dicho presupuesto en incrementar los recursos para la Secretaría de Salud, permitir la condonación de cuotas obrero-patronales del IMSS e Infonavit para beneficiar a empresas y llevar a cabo transferencias monetarias a personas mayores de 18 años.

Sin embargo, para empujar la recuperación económica, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se enfocó durante el 2020 en establecer programas de apoyo al ingreso de las familias más afectadas, inversión en infraestructura en proyectos insignia del gobierno y el intercambio comercial que se genere a través del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Entre los programas insignia del Gobierno federal a los que destinó más recursos como herramienta para afrontar la crisis se cuentan la pensión a los adultos mayores, Sembrando Vida, Tandas para el Bienestar, becas para estudiantes de educación básica y los apoyos económicos a jóvenes que buscan integrarse al mercado laboral mejor conocido como Jóvenes Construyendo el Futuro.

Persisten los riesgos

Aunque con el avance de la distribución y aplicación de vacunas para contrarrestar el COVID-19 se espera que se reduzcan los impactos en la salud pública, persiste la incertidumbre en torno al curso futuro de la pandemia y con ello los riesgos que enfrentan las economías y sociedades.

Las sociedades y economías seguirán enfrentando adversidades, incluso aunque la pandemia esté controlada, entre las que se encuentra los riesgos climáticos por lo que resulta indispensable que los gobiernos refuercen su capacidad de resiliencia

En ese sentido la OCDE señala que los gobiernos deberán ser lo suficientemente resilientes para absorber estos choques y desarrollar políticas que fortalezcan la capacidad de las sociedades para enfrentarlos.

Además apunta que la pandemia no será el único riesgo que enfrentarán las sociedades en el futuro, debido a que se avecinan emergencias climáticas que podrían afectar la salud, la seguridad alimentaria, el suministro de agua, la seguridad humana y el crecimiento económico.

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