El escándalo fraudulento de Mitsubishi Motors no cesa de acelerar, aún después de que la empresa ha perdido la mitad de su valor de mercado en un espacio de cinco días tras admitir haber mentido acerca de la eficiencia de consumo de combustible de sus vehículos.
El día de ayer la firma, la sexta mayor productora automotriz de Japón, admitió ser responsable de irregularidades y falsos resultados en las evaluaciones de cuatro de sus vehículos, las cuales datan desde 1991.
La semana pasada Mitsubishi primero reveló que las irregularidades sólo databan desde el 2013, para después corregirse y decir que el periodo se remontaba hasta el 2002. La más reciente información agrega una década al espacio que requiere el escrutinio de las autoridades.
Reuters reporta que Ryugo Nakao, vicepresidente ejecutivo de la empresa, dijo que la regulación japonesa cambió en 1991 para que las pruebas de consumo de combustible de los automóviles reflejaran de forma más fiel el estilo de manejo urbano.
Nakao agregó que Mitsubishi no sólo no cambió adecuadamente sus pruebas, sino que además elevó repetidamente sus objetivos internos de eficiencia, lo cual puede haber incentivado a sus empleados a mentir acerca de los resultados. “A juzgar por lo que las investigaciones han mostrado hasta ahora, parece que hubo presión”, declaró el ejecutivo.
Disculpa tardía
“Los consumidores compraron nuestros autos basándose en datos incorrectos de eficiencia de combustible”, dijo Tetsuro Aikawa, presidente de Mitsubishi Motors, durante una rueda de prensa el día de ayer. “No puedo más que disculparme”, agregó Aikawa, quien también es director de operaciones de la compañía.
La empresa anunció mediante un comunicado que ya formó un panel de tres exprocuradores que investigará las irregularidades en sus pruebas de ahorro de combustible, incluyendo la falsificación fraudulenta de datos.
Aikawa, quien fue parte del equipo de ingenieros que diseñó uno de los modelos involucrados en el escándalo, dijo haber estado “totalmente inconsciente que esto estaba pasando”, y que “es un problema que esta situación no haya salido a la luz hasta ahora”.
La compañía aún no decide cómo compensará a sus clientes afectados, según indicó Aikawa.
Punta del iceberg
Mitsubishi inicialmente indicó que sólo 625 mil vehículos, repartidos entre cuatro modelos de venta doméstica, habían sido afectados por las prácticas fraudulentas.
Sin embargo, al ampliarse el periodo de irregularidad y la profundidad de la manipulación de datos, se están levantando alarmas acerca del tamaño que podría alcanzar el escándalo y el costo del mismo para la empresa.
Keiichi Ishii, ministro de Transporte de Japón, dijo a los medios que la manipulación de las pruebas de eficiencia de combustible es “extremadamente seria”, y el ministerio a su cargo indicó haber encontrado irregularidades en más modelos de Mitsubishi, lo cual requerirá una explicación formal por parte de la compañía para el 11 de mayo.
Los actuales problemas recuerdan otro escándalo similar de hace 15 años, en el cual Mitsubishi admitió esconder sistemáticamente quejas de parte de sus clientes durante más de dos décadas. En aquel momento la automotriz tuvo que ser rescatada del borde de la bancarrota por parte de otras empresas del conglomerado Mitsubishi Group.
Sin embargo, Reuters reporta que otras empresas de Mitsubishi indican que hoy difícilmente podrían rescatarla de nuevo, ya que están enfrentando presiones en sus propias finanzas y sus inversionistas piden dar prioridad a sus propios rendimientos por encima de cualquier vínculo a otras empresas del conglomerado.