El dinero en efectivo tiene competencia. Conforme pasan los años y los avances tecnológicos progresan, los billetes y monedas comienzan a sustituirse por medios de pago electrónicos que avanzan hacia un futuro cashless: tarjetas de crédito y débito, depósito móvil o pago biométrico.
Aunque el sistema económico tiene sus raíces en el uso de efectivo, países como Suecia, Noruega y Canadá ya dieron el paso para que en 2030 esta forma de pago desaparezca de las calles.
En territorio sueco, el 95 por ciento de las compras se hacen sin efectivo, muchas de las sucursales bancarias ya no aceptan ni ofrecen billetes o monedas. En Estocolmo, subirse al tren o al autobús, ir a un restaurante o cafetería, utilizar el parquímetro o el sanitario tiene un costo que deberá cubrirse a través del teléfono móvil.
Para lograr este avance, la banca privada de Suecia se unió para implementar una forma de pago llamada Switch, una aplicación que permite a los ciudadanos hacer y recibir depósitos.
Con el aislamiento social que provocó la pandemia de Covid-19, millones de personas en todo el mundo se vieron obligadas a pagar diversos servicios y productos con su tarjeta de débito o crédito a través de diferentes plataformas digitales.
Esta opción de pago se reforzó luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara que el uso de efectivo podía ser un medio de transmisión del coronavirus, por lo que sugirió los pagos con tarjeta y, más concretamente, con tecnología contactless (forma de pago sin contacto que depende solo de acercar el teléfono móvil a la terminal de venta).
Como consecuencia de esta alerta, países de todo el mundo se están viendo obligados a reconsiderar su dependencia del efectivo e impulsar iniciativas relacionadas con los pagos electrónicos que propicien el avance hacia una sociedad cashless.
De acuerdo con el IX Informe de Tendencias en Medios de Pago de Minsait Payments, realizado con la colaboración de Analistas Financieros Internacionales (AFI), que incluye las opiniones de más de 45 directivos del sector bancario y más de cuatro mil encuestas a la población bancarizada de América Latina, España, Portugal y Reino Unido, la tendencia en los próximos años consistirá en reducir los medios de pago en papel.
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En dicho informe se asegura que el efectivo ha caído 4.4 por ciento en los gastos mensuales de los internautas bancarizados, aunque todavía es utilizado por el 81.9 por ciento de ellos. Por otra parte, las tarjetas son ocupadas en un 72.6 por ciento y los pagos desde la cuenta bancaria en un 47.8 por ciento, estos últimos con un crecimiento de 11 puntos porcentuales con respecto al año anterior.
Los pagos electrónicos y el crecimiento del comercio online se vieron impulsados por la crisis del Covid-19. A la espera de los resultados que den las estadísticas oficiales, el panorama apunta a que las compras en comercios físicos se trasladarán en cierta medida a la red minimizando el impacto del brote, donde la seguridad (frente al contagio) y la comodidad serán dos variables clave en todo esto, según Minsait Payments.
Alejandro Vera Trejo, catedrático de la Facultad de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comenta que la tendencia de pagar productos y servicios a través de sistemas electrónicos permanecerá e incluso podría aumentar después de que se levante la emergencia sanitaria por coronavirus.
¿Sin efectivo en México?
Para muchos dejar el efectivo solo sería parte un proceso fácil que comenzó desde hace tiempo, sin embargo, en países como México esta realidad queda lejana.
El analista político, José Luís Cruz argumenta que en México para que el dinero electrónico se pueda priorizar sobre el efectivo, primero sería necesario pensar en el número de mexicanos que están bancarizados, ya que existen diversas zonas vulnerables en el país en donde no se tiene acceso a ningún tipo de tecnología.
“En México, el 79 por ciento de las transacciones se realizan en efectivo, esta tendencia nos habla de la importancia que tiene esta forma de pago para la economía mexicana. Al menos en los próximos 10 años no se dejarán de usar billetes y monedas, aunque el esfuerzo de la banca y el gobierno ya prestó atención hacia esta posibilidad, ni en el corto y mediano plazo desaparecerá, primero es necesario combatir la pobreza para que más personas puedan accesar a este tipo de tecnología”, explica en analista político.