Todo empezó por las manufacturas. Estados Unidos se subió al ring con China después de que en 2017 el gobierno de Donald Trump iniciara una investigación sobre las prácticas de propiedad intelectual del país asiático que culminó el mes pasado con la imposición de aranceles de un 25 por ciento a las importaciones de acero y un 10 por ciento a las de aluminio.
A este knockout el dragón asiático respondió con la amenaza de imponer aranceles por 3 mil millones de dólares a frutas, nueces, vino y carne de cerdo provenientes de Estados Unidos, horas después el Tío Sam respondió el golpe, y China contraatacó con otras medidas.
En caso de aplicarse las amenazas arancelarias entre los dos gigantes, el resto del mundo pagaría por los platos rotos, debido a que los mercados sufrirían volatilidad, las políticas proteccionistas obligarían a que ocurriera una reconfiguración del marco normativo comercial global y los consumidores enfrentarían mayores costos.
La imposición de aranceles al aluminio y acero anunciada a finales del mes pasado por parte del Tío Sam provocó la furia del dragón chino ya que la mayor parte de estos metales que importa Estados Unidos son productos de gama baja e intermedia.
En promedio, China produce aproximadamente la mitad del acero mundial, sin embargo, aporta menos del 2 por ciento del acero importado a Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio chino.
La disputa ocasionó que la semana pasada ambas naciones amenazaran con gravar productos por más de 100 mil millones de dólares.
El gobierno de Xi Jinping aseguró que estaba completamente preparado para un “fiero contraataque” con nuevas medidas comerciales, en caso de que su socio comercial concretara la amenaza de imponer aranceles adicionales.
Gao Feng, portavoz del Ministerio de Comercio chino, calificó las acciones de Estados Unidos como “extremadamente equivocadas” e injustificadas, agregando que la disputa es un pulso entre unilateralismo y multilateralismo. También dijo que no es probable que haya negociaciones bajo las actuales circunstancias, a pesar de que en días pasados Washington dijo que estaba dispuesto a hacerlo.
“El resultado de este comportamiento es aplastarse su propio pie con una piedra”, comentó Gao en una conferencia de prensa en Pekín. “Si Estados Unidos anuncia una lista de aranceles adicionales, China ya está totalmente preparado, y no dudará en ejecutar un fiero contraataque”, agregó.
El temor de un choque comercial entre ambas naciones afectó a Wall Street. Los principales índices de la bolsa de Nueva York cayeron más de un 2 por ciento al cierre de la jornada del viernes y el dólar también bajó, mientras que el yen japonés y los futuros de oro -a los que se considera refugios- subieron.
El analista de Ve por Más explica que China tiene cierto poder de negociación frente a Estados Unidos, por eso se ha visto una respuesta más rápida de Pekín a los golpes de la Casa Blanca.
“China es uno es los principales destinos de exportación de los productos de Estados Unidos, además de que es el principal tenedor de deuda de la nación norteamericana, por lo que está en una posición de mayor ventaja.”
Sin embargo, el especialista reconoce que es muy preliminar anunciar quién podría ser el ganador de esta contienda comercial, ya que las medidas que han anunciado no son definitivas y deben pasar por un proceso de negociación y posible aprobación.
“Habrá que esperar para ver qué sucederá. Estas situaciones tardan mucho en aterrizar, lo hemos visto con la renegociación del TLCAN y las decisiones de las empresas son a largo plazo. Deberemos esperar a ver resultados más concretos para definir quién podría ganar”, precisa.
El costo global
José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), explica que esta confrontación surgió cuando Estados Unidos se dio cuenta de que China se había apoderado de las inversiones de valor agregado de las manufacturas a nivel mundial, situación que ocasionó malestar en la Casa Blanca.
“El 24 por ciento del valor agregado mundial de las manufacturas se genera en China y esto ha provocado un desequilibrio a Estados Unidos, lo que ha derivado en una disputa arancelaria en la que quedó rebasado el marco global comercial”, comenta.
Esto quiere decir que la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha quedado rebasada, ya que las sanciones que pretenden imponer ambas economías se anunciaron sin apelar al marco regulatorio del organismo.
El director del IDIC explica que si los dos gigantes no logran ponerse de acuerdo en el corto plazo, el comercio global se afectaría en tres factores:
- Existirá una nueva regulación, es decir, el marco legal comercial deberá cambiarse porque el actual no obedece a la lógica de las dos potencias.
- Habría presiones en precios a nivel internacional.
- Se limitaría el intercambio comercial de bienes finales e intermedios lo que puede generar que los consumidores tengan que pagar un mayor precio, esto podría generar que la actividad económica global sufra y por lo tanto experimente un retroceso.
OMC, el réferi en el ring
La Organización Mundial del Comercio será el réferi de esta disputa comercial. China fue el primero en levantar la mano, luego de que el Ministerio de Comercio iniciara un procedimiento de resolución de disputas sobre los aranceles de Estados Unidos para sus importaciones de acero y aluminio.
El argumento principal fue que las medidas de su socio comercial no responden a cuestiones de seguridad nacional, sino a proteccionismo comercial.
El Ministerio difundió en un comunicado que la medida constituía una “grave violación del principio de no discriminación del sistema multilateral de comercio” y violaba sus compromisos de reducción arancelaria en el marco de la OMC.
Por su parte, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steve Mnuchin, aseguró que las autoridades estaban en comunicación con la nación asiática.
“Estamos dispuestos a negociar”, dijo Mnuchin en una entrevista con la cadena CNBC y agregó que querían negociar y no entrar en una guerra comercial.
No queremos entrar en guerras comerciales, pero el presidente está perfectamente dispuesto a defender nuestros intereses.”