El sector de la construcción continúa sin avanzar y sus niveles de crecimiento son inferiores a los que se registraron previo a la pandemia por COVID-19.
La construcción es uno de los sectores que concentran la mayor parte de la economía mexicana junto con la agricultura, ganadería y pesca; minería, generación y distribución de petróleo y gas; pero la primera sigue sin despuntar después de la crisis que se presentó en 2020, de acuerdo con México ¿Cómo vamos?
Para el cuatro trimestre de 2022 el sector de la construcción registró un crecimiento negativo de 4.4 por ciento comparado con el primer trimestre de 2020, es decir, cuando aún no se registraba el impacto de la pandemia. En terreno negativo también se encuentran la energía, servicios financieros, la minería y los servicios de apoyo a los negocios, que prácticamente no han crecido desde 2013, lo cual implica que son sectores rezagados.
En contraste, en 2022 la economía mexicana registró un crecimiento de 3.1 por ciento respecto al 2021, y fue el segundo incremento observado para un año completo después de la caída de 8.5 por ciento en 2020.
Sector de la construcción en México 🇲🇽 diciembre 2022.
m/m= +1.8%
Anual: +13.2%
Acumulado en 2022: +5.0%, luego de 3 años consecutivos de caída.Respecto a nivel pre-pandemia: -2.2%.
Respecto a inicio de sexenio: -14%. pic.twitter.com/iNiKpdbuXz
— Carlos Ramírez F. (@CarlosRamirezF) February 22, 2023
Los sectores de actividad que más crecieron en el último trimestre de 2022 fueron los servicios de esparcimiento, culturales y deportivos; los servicios corporativos; los servicios de alojamiento temporal y las manufacturas, cuyas tasas de crecimiento respecto al cuarto trimestre de 2021 fueron de 40.5, 10, 9.6 y 4.2 por ciento, respectivamente.
La construcción comenzó a presentar señales de debilitamiento desde el segundo trimestre de 2019. Aunque se encuentra al 95.57 por ciento de su nivel prepandemia, al tomar como referencia el periodo previo a este debilitamiento, el sector se encuentra al 84.5 por ciento de lo registrado en el primer trimestre de 2018.
Sin certeza jurídica
Desde antes de que el COVID-19 irrumpiera en el país, la industria de la construcción ya estaba debilitada, ya que, desde 2018 se apreciaba un rezago, principalmente por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, en Texcoco, lo que generó falta certeza jurídica para el desarrollo de proyectos de infraestructura por parte de los privados, de acuerdo con Adriana García, coordinadora de análisis de México ¿Cómo Vamos?
“La construcción necesitan mucha inversión y por la composición que tiene el país, es más importante la inversión privada que la pública, sobre todo si consideramos que la inversión privada representa el 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y la pública no llega ni al tres; y aunque tengan objetivos diferentes, tienen que crear sinergias positivas para el desarrollo del sector y por el bien de la economía”.
A decir de la especialista, otro de los factores que ha golpeado al sector constructivo, ha sido la normalización de las tasas de interés a nivel internacional por lo que, desde antes de la pandemia los costos de financiamiento han sido altos.
“Lo más preocupante es que el 6.3 por ciento del PIB que es representado por la construcción, todavía está más rezagado de los niveles previos de la pandemia, es decir, le resta aproximadamente cuatro por ciento para recuperarse, pero más allá de esta cifra, se debe tener una agenda para que el sector sea un motor de crecimiento en las condiciones del mercado interno, porque los trabajos asociados a la construcción, típicamente benefician a las personas que viven cerca de las obras.
Con los proyectos de infraestructura emblemáticos, principalmente con el Tren Maya, hemos visto un aumento en la inversión pública destinada a ello, lo que ha permitido un incremento del sector de la construcción en el estado de Tabasco, incluso por arriba de entidades como Coahuila.
“Para 2023 vamos a seguir viendo dinero público destinado a proyectos de fractura que no necesariamente cuentan con todas las acreditaciones de ser socialmente responsables o que no afectan al medio ambiente, pero es importante destacar que seis de cada 10 pesos de los recursos públicos provienen de nuestros impuestos, por lo que, como ciudadanos, debemos exigir que nuestro dinero sea destinado a proyectos rentables”, concluyó Adriana García.
Ahora que ya estamos en una reactivación de la economía, vemos que los sectores que están integrados en las cadenas productivas de América del Norte como son el comercio al por mayor, la industria manufacturera, el transporte y almacenamiento, estén teniendo una recuperación muy rápida en forma de “V”, por lo que han logrado recuperar los niveles del primer trimestre de 2020 y seguramente este año tendrán un repunte mayor por la relocalización de las cadenas productivas conocidas como nearshoring.