Confianza que puede resultar muy cara
El éxito del mercado de bonos mexicanos es una historia conocida desde hace ya algunos meses.
No obstante, la inversión en bonos del gobierno, de la cual 53 por ciento ya pertenece a extranjeros, no representa lo que muchos llamarían buenas noticias.
Bajo el auspicio de Bill Gross, un influyente inversionista estadounidense, el país ha recibido importante flujos de capital extranjeros.
Gross es el administrador de PIMCO, una firma de inversiones propiedad de la empresa alemana Allianz, que maneja PIMCO Total Return Fund, entre otros.
Eduardo Flores
El éxito del mercado de bonos mexicanos es una historia conocida desde hace ya algunos meses.
No obstante, la inversión en bonos del gobierno, de la cual 53 por ciento ya pertenece a extranjeros, no representa lo que muchos llamarían buenas noticias.
Bajo el auspicio de Bill Gross, un influyente inversionista estadounidense, el país ha recibido importante flujos de capital extranjeros.
Gross es el administrador de PIMCO, una firma de inversiones propiedad de la empresa alemana Allianz, que maneja PIMCO Total Return Fund, entre otros.
Se trata del fondo mutuo más grande del mundo, con más de 281 mil millones de dólares a su disposición.
El objetivo de estos es juntar el dinero de muchos pequeños inversionistas para generar retornos por ellos, llevándose una comisión en el proceso.
Pero de interés para el país, este fondo en particular ha estado apostando fuertemente por México.
Desde febrero del 2000 no se veía una participación tan grande de extranjeros en el mercado valuado en 144 mil millones de dólares de bonos de tasa fija.
Ello significa que nunca antes en la historia un presidente de México había logrado tener tanto apoyo del exterior como ahora lo tiene Enrique Peña Nieto.
Ayuda el ambiente
Si bien algunos hablan de un manejo responsable por parte de las autoridades hacendarias, lo cierto es que otro componente importante que ha alimentado el apetito por los bonos mexicanos es la preocupante situación mundial.
Las tasas de interés que se obtienen en instrumentos del tesoro están en niveles históricamente bajos, e incluso llegan a ser negativas en términos reales en otros países.
En comparación, México ofrece rendimientos generosos. Recientemente el Banco de México optó por mantener la tasa interés objetivo sin cambios en 4.5 por ciento. En comparación, la estadounidense está entre 0 y 0.25 por ciento.
La decisión para cualquier inversionista parece obvia.
La combinación de un peso débil llevó a que los retornos de estos instrumentos sean casi ocho veces mayores que en países parecidos, como Brasil, según datos de Bloomberg.
Pero ante costos cada vez menores de pedir prestado también nacen una serie de problemas.
El más obvio, que regresen las costumbres de emitir deuda solo por el hecho de hacerlo.
El episodio de la bonanza petrolera es quizás el recordatorio más elemental, en el cual la
disposición por prestarle a México llevó a que se endeudara al país más allá de su capacidad de pago.
Pero otra es, irónicamente, que mejoren las condiciones mundiales.
Una eventual mejoría y consecuente incremento de las tasas objetivas en diversos países, podría hacer poco atractiva la opción mexicana.
Así como ingresaron con facilidad los capitales extranjeros, podrían irse volando hacia otros horizontes, incrementando así el costo de pedir prestado para el gobierno.
Incluso, si la administración de Enrique Peña Nieto no logra triunfos tempranos a favor de reformas energéticas o fiscales, a las cuales muchos le están apostando, la huida podría comenzar antes de lo esperado.
Mejor prevenir que lamentar
Ante tal escenario no parece excesiva la reciente precaución que ha mostrado el Banco Central.
El organismo gobernado por Agustín Carstens ha mantenido reservas internacionales que muchos consideran excesivas, pero que tal vez son la única salvaguarda contra una fuga de capitales de proporciones épicas.
Por su parte, inversionistas como Bill Gross y algunos expertos estadounidenses, juzgan positiva su apuesta en México, pues parece estar funcionando.
El fondo a cargo de Gross está entre el 6 por ciento que más rendimientos genera, en comparación con otros fondos parecidos, de acuerdo con datos de Bloomberg.
Pero queda por ver si el encanto mexicano se traducirá a la economía real, es decir, si la nueva administración podrá manejar esta reciente abundancia de capital mejor que sus predecesores en situaciones parecidas.