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A colocar las piezas

El domingo pasado durante la asamblea nacional del PRI, el presidente Enrique Peña Nieto dejó claro que los temas importantes de sus primeros meses serán las reformas estructurales. Ya se vio esto con la reforma educativa, la que tiene en mente ahora es la energética. 

Aunque alguna vez opuesto a la medida, el partido parece haber retrocedido en algunas de sus promesas populares, prefiriendo optar por soluciones de plazo más largo. 

Esto se puede ver en la intención de reformar la estructura de Pemex para buscar la innovación y eficiencia. 

20
por ciento ha sido la disminución de Pemex desde el 2005

El domingo pasado durante la asamblea nacional del PRI, el presidente Enrique Peña Nieto dejó claro que los temas importantes de sus primeros meses serán las reformas estructurales. Ya se vio esto con la reforma educativa, la que tiene en mente ahora es la energética. 

Aunque alguna vez opuesto a la medida, el partido parece haber retrocedido en algunas de sus promesas populares, prefiriendo optar por soluciones de plazo más largo. 

Esto se puede ver en la intención de reformar la estructura de Pemex para buscar la innovación y eficiencia. 

Este tema ha sido controversial en los últimos años. El expresidente Felipe Calderón no tuvo éxito en pasar una reforma que impactara de forma importante el sector energético. Pero ahora parece que la administración de Peña Nieto aprovechará la inercia que tiene su gobierno para tratar de hacer cambios drásticos en Pemex. 

Respaldo unánime

En la asamblea nacional, el partido expresó el apoyo total para llevar a cabo la reforma energética. La secretaria general del CEN, Ivonne Ortega, dejó en claro que sin duda alguna el partido estará detrás de Peña Nieto en este tema. 

El gran argumento en favor de permitir la entrada de inversionistas, tanto mexicanos como extranjeros, en Pemex, es que aumentará la productividad de la industria. 

El desempeño de Pemex durante el sexenio calderonista vio su productividad y rentabilidad caer de forma importante. Mientras que la plantilla laboral aumentó cerca del 9 por ciento desde el 2005, su producción disminuyó más del 20 por ciento. 

A pesar de que la apertura de Pemex es un tema difícil de tratar, parece que el gobierno quiere aprovechar la oportunidad. En la Cámara de Diputados el PRI controla 241 de los 500 escaños. 

Si logran además obtener el respaldo del PAN, cuya ideología de economía liberal no debería tener problema con la incorporación de inversionistas extranjeros en Pemex, la reforma alcanzaría altas probabilidades de tener éxito. 

Según la Secretaría de Energía, la reforma energética podría desarrollar un aumento de dos puntos porcentuales del PIB al año. Sin embargo, esta mejora en la economía doméstica tiene que ser respaldada por un cambio en la materia de finanzas públicas. 

Los impuestos

El hecho de que el ingreso del gobierno federal depende fundamentalmente de los ingresos petroleros ha sido criticado ampliamente. 

Por este motivo se ha planteado la necesidad imperante de una reforma hacendaria que pueda expandir el porcentaje de recaudación. 

Si el plan funciona, y el PRI logra llevar a cabo la apertura de Pemex, los ingresos del gobierno se verán seriamente amenazados. Esto llamaría a medidas drásticas en el manejo de las finanzas públicas. 

Como se escribió en Reporte Indigo hace tiempo, programar el presupuesto sin déficit fiscal pudo haber sido una medida para presionar la reforma hacendaria; con la misma lógica el cambio estructural de Pemex ayudaría a incrementar la presión.

El hueco que dejará la cuenta de Pemex en el balance fiscal federal parece que podrá apuntar hacia una estrategia de armonización de impuestos que podrá afectar a bienes previamente dejados afuera de la cuenta. 

En especial, los controversiales impuestos a productos alimenticios y medicina aparentan estar en la mesa, como posible medida para aumentar los ingresos fiscales que equivalen el 18.1 por ciento del producto interno bruto nacional. 

Para referenciar, el porcentaje del PIB que se recauda por impuestos en México es la tasa más baja de los 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que incluye a naciones como Chile, Turquía y la República Checa. 

La promesa que tomó el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, sobre manejar cero déficit presupuestario resulta importante para esta situación. 

Al reducir la captación fiscal proveída por Pemex, y tras la aprobación de una extensión de programas sociales federales que estiman que aumentarán el gasto, se prevé un fundamento importante para que los legisladores postulen su voto a favor de la reforma fiscal. 

Es interesante que muchos de los mismos legisladores que se estima que apoyarían la reforma, la cual podría incluir una expansión fiscal a productos alimenticios y medicinas, se notaron opuestos a una reforma fiscal similar propuesta por la administración de Calderón. 

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