Clientes insatisfechos

En medio de un escándalo mediático, el actor francés Gerard Depardieu renunció a su nacionalidad francesa y adoptó la rusa debido a los impuestos que el gobierno del presidente Francois Hollande promueve.

Incrementar hasta una tasa de 75 por ciento de impuesto al ingreso de aquellos que ganen más de un millones de euros le ha parecido excesivo no solo a él, pues numerosos empresarios franceses también han comenzado a salir del país.

Alberto Morales Alberto Morales Publicado el
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Por ciento menos de IVA se cobra a los productos mexicanos comercializados en la frontera
Ante la calidad deficiente de los bienes públicos ofrecidos por el gobierno, los contribuyentes con mayores ingresos y tasas impositivas más altas pagan por educación, salud y hasta seguridad en el sector privado

En medio de un escándalo mediático, el actor francés Gerard Depardieu renunció a su nacionalidad francesa y adoptó la rusa debido a los impuestos que el gobierno del presidente Francois Hollande promueve.

Incrementar hasta una tasa de 75 por ciento de impuesto al ingreso de aquellos que ganen más de un millones de euros le ha parecido excesivo no solo a él, pues numerosos empresarios franceses también han comenzado a salir del país.

Ante la situación de los serios desbalances fiscales que están viviendo algunos países de Europa – y de América también – se ha recurrido a fuertes recortes de gasto público e incrementos pronunciados de impuestos.

Ante momentos de necesidad es fácil pensar que se debería gravar más a las personas que tienen ingresos muy altos, sin embargo la solución en las finanzas públicas, como en muchas otras áreas, no es tan sencilla.

Claramente el régimen impositivo varía de país a país; aunado a esto también varía la aceptación del sistema fiscal desde una perspectiva social. Es decir, en algunos países nos quejamos más de los impuestos que en otros.

¿Por qué las quejas?

En México es común quejarse del alto impuesto al ingreso personal. En el rubro de aquellos que obtienen mayores ingresos, la tasa impositiva es de 30 por ciento. En otros países la tasa es mucho más alta, por ejemplo en Dinamarca llega a 51.5 por ciento para la gente más rica, según el reporte de Clayton & McKervey.

Por otro lado, si comparamos la tasa del IVA de México de 16 por ciento con la de Suecia de 25 por ciento, seguimos teniendo tasas relativamente bajas.

La diferencia es que la gente con mayores ingresos en nuestro país hace menos uso de los bienes públicos ofrecidos por el gobierno. Generalmente las personas más ricas pagan por educación, salud y algunas veces hasta seguridad en el sector privado.

Debido a la falta de calidad en algunos bienes públicos, la gente recurre a la iniciativa privada para obtener servicios de mayor calidad. Esto hace que el ingreso que se destina a fines enteramente recreativos, como viajes, restaurantes y cualquier otra preferencia, sea menor.

Esto implica dos aspectos negativos. El primero es la señalización de la inminente falta de calidad en los servicios públicos, pues si la mayor parte de la gente que puede costearlo opta por la iniciativa privada en materia de educación o salud, significa una advertencia clara de la urgencia de mejorar.

El segundo aspecto negativo que surge a partir del primero, es el brote de la desigualdad. Si la educación privada es notoriamente mejor que la pública, será difícil que exista una convergencia salarial en el país.

Esto contrasta con países donde la mayor parte de los estudiantes – sin importar los ingresos de los padres – asisten a escuelas publicas, donde incluso pueden llegar a ser de mayor calidad que algunas privadas.

De la misma manera en aquellos países donde el servicio público de salud es de alta calidad, los hospitales privados juegan un rol mucho menor que en otras economías.  Si la mitad de los ingresos se van dirigidos a pagar impuestos, la única forma en la que la gente no se quejaría es si recibe una excelente gama de servicios públicos; evidentemente no es el caso de México.

¿A quién cobrarle más?

Las tasas impositivas se denominan progresivas, ya que los que generan mayor riqueza tienen que pagar más. Así, el gobierno asegura que aquellos que ganan más dinero aportan substancialmente más a los programas de bienes públicos.

Esto alude de gran manera al pensamiento de justicia social donde la comunidad tiene empatía con aquellos que necesiten de mayor apoyos.

Sin embargo, cuando se llega a un nivel excesivo, la gente lo empieza a ver como un castigo injusto para quienes, ya sea por creatividad o trabajo duro, han logrado forjar grandes fortunas, tal como el caso del actor Depardieu.

El incentivo de convertirse en empresario productor de bienes para ganar grandes cantidades de dinero se ve reducido si gran parte de esto se destina a pagar impuestos, y sobretodo si después de esto no se obtiene un beneficio personal substancial.

La estrategia para la salud de las finanzas públicas sería formular correctamente un presupuesto balanceado, a la par de asegurar que las comunidades con mayor marginación sean apoyadas, sin eliminar el incentivo por generar mayor riqueza y la disposición de ser contribuyente cumplido.

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