Hace una semana los medios de comunicación a nivel internacional destacaban que las viejas tensiones golpistas dentro de Bolivia se reavivaban gracias a que un contingente de militares liderados por Juan José Zúñiga intentaron tomar el Palacio Quemado. Foto. Especial

Claves para entender la tensión boliviana a una semana del intento de golpe de Estado

Aunque hoy solo hay más dudas que respuestas sobre lo sucedido en el país latinoamericano durante la semana pasada, hay algunas pistas para entender la dimensión real del problema

Ante la falta de claridad sobre quién o quiénes pudieron impulsar el intento de golpe de Estado en Bolivia, es posible encontrar diversas causalidades en el lugar que ocupa la nación dentro de la reconfiguración productiva y comercial por la que atraviesa la economía global, el interés por parte de las empresas transnacionales por los recursos naturales de la nación y hasta la disputa interna dentro del grupo político en el poder.

Hace una semana los medios de comunicación a nivel internacional destacaban que las viejas tensiones golpistas dentro de Bolivia se reavivaban gracias a que un contingente de militares liderados por Juan José Zúñiga, excomandante general del ejército de ese país, intentaron tomar el Palacio Quemado, máximo inmueble del poder ejecutivo en ese país.

Aunque es ya de conocimiento general que dicha intentona fracasó, lo que sí dejó en claro es que la nación latinoamericana continúa en el radar de grupos de interés, hasta ahora desconocidos,  que buscan hacerse con el poder político del país para poder manejar el rumbo de un actor que se ha vuelto estratégico a nivel regional e internacional, expuso en entrevista para Reporte Índigo, Aníbal García, investigador del Observatorio Lawfare.

“Bolivia tiene las principales reservas de Litio del mundo y recientemente firmó acuerdos con China y con Rusia para la industrialización de dicho mineral. Ese tema y la presencia de las potencias antes mencionadas han estado en el fondo incluso del golpe de 2019 y lo sigue hasta la fecha; por otro lado, las constantes declaraciones de Laura Richardson al respecto es una muestra de la visión e interés que tiene Estados Unidos al respecto, incluso está la cuestión de la expansión de los BRICS hacia América Latina, a lo que Bolivia expresó su interés de sumarse”, destacó García.

A lo anterior se suman las presiones internas que la administración de Luis Arce, actual presidente de Bolivia, vive; ya que su mandato se evalúa de forma negativa por el 50.8 por ciento de la población consultada en la última encuesta al respecto del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), cuestión similar al aspecto económico de su gestión, que alcanza hasta el 62.3 por ciento de opiniones adversas.

Incluso, la disputa por el liderazgo de la fuerza política que se encuentra en el poder ha generado que la población considere el enfrentamiento entre Evo Morales y Luis Arce como el principal problema político dentro del país en un futuro cercano, cuestión que alimenta la hipótesis de que lo sucedido hace una semana fue una de las expresiones de dicha contienda.

Guerra por el poder político de Bolivia

Más allá de que las grandes empresas deseen hacerse con el Litio boliviano, ya que la nación cuenta con la mayor cantidad de reservas de dicho elemento, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés); las tensiones actuales dejan ver que la falta unidad dentro de la agrupación política Movimiento al Socialismo–Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) puede abrir la puerta no solo una mayor inestabilidad gubernamental, sino a la pérdida del poder boliviano, y al final de casi dos décadas de una gestión de corte progresista en la nación.

Lo anterior ya que, al utilizar a las fuerzas armadas como catalizador del conflicto, cuestión que ha sugerido Evo Morrales, se corre el riesgo de perder el orden democrático, que liberó al país de los mandatos militares hace años, y que suelen vincularse con las élites económicas de esa nación, explicó a este medio José Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).

“El gobierno dice defender la democracia y la estabilidad económica. Pero ¿cómo se puede hablar de defender la democracia, cuando se propicia un golpe judicial al Órgano Legislativo para evitar elecciones judiciales o interpelación de ministros del ejecutivo? ¿cómo se garantiza estabilidad cuando la crisis de dólares afecta el ahorro, los precios de la canasta familiar y genera incertidumbre? ¿cómo se garantiza estabilidad económica con escasez y racionamiento de combustibles dañando la producción?”, denunció el expresidente boliviano.

No obstante, Arce ha señalado que intereses de diversas personalidades, así como nacionales y extranjeros han confabulado para interrumpir su mandato, así como la nueva etapa del movimiento, todo con el fin de volver a un pasado que califica de “dictadura”.

Bolivia,  un lugar estratégico para intereses desconocidos aún

La disputa por el poder político en Bolivia ha tomado relevancia gracias al proceso de transición energética que se ha implementado a lo largo y ancho del mundo, dándole así un lugar estelar al Litio, que se encuentra en una nación donde su crecimiento económico no ha logrado registrar un avance similar al que se alcanzaba hace una década y donde la desocupación y la pobreza extrema, amenazan con repuntar, como lo sugieren los datos del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia.

Te puede interesar