Chipre: el hilo más delgado
Doblándose ante la presión del Banco Central Europeo, Nicos Anastasiades, presidente de Chipre, anunció un impuesto de casi 7 por ciento a depósitos bancarios, lo que ocasionó una crisis de confianza no vista desde el año pasado.
El impuesto no se impondrá a depósitos nuevos, sino que será cobrado a cuentas abiertas con anterioridad en el sistema bancario de Chipre.
Aunque Chipre es un país relativamente pequeño en términos de importancia económica dentro de la Eurozona, se trata de un error de cálculo político que podría tener consecuencias en toda la zona.
Jesús M. Badiola
Doblándose ante la presión del Banco Central Europeo, Nicos Anastasiades, presidente de Chipre, anunció un impuesto de casi 7 por ciento a depósitos bancarios, lo que ocasionó una crisis de confianza no vista desde el año pasado.
El impuesto no se impondrá a depósitos nuevos, sino que será cobrado a cuentas abiertas con anterioridad en el sistema bancario de Chipre.
Aunque Chipre es un país relativamente pequeño en términos de importancia económica dentro de la Eurozona, se trata de un error de cálculo político que podría tener consecuencias en toda la zona.
Durante el fin de semana, autoridades monetarias, así como la propia directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, se reunieron con autoridades chipriotas con el fin de rescatar a diversos bancos con sede en la isla.
Esto sería el quinto rescate financiero que otorga el Banco Central Europeo (BCE) desde que inició la crisis europea.
Los rescates bancarios nunca están libres de problemas o controversia, pero esta vez los analistas económicos parecen coincidir en que se les ha pasado la mano a las autoridades monetarias.
El primer cambio importante con respecto a otros rescates financieros es la insistencia del BCE a condicionar la liquidez de los bancos a pagos del propio país.
Negociaciones ríspidas
De acuerdo con personas allegadas a las pláticas del fin de semana, representantes de la Unión Europea y el BCE amenazaron con dejar sin capital a dos de los bancos más importantes del país.
Ante tal escenario devastador, las autoridades locales tuvieron pocas alternativas.
Para pagar parte del rescate, se ideó un impuesto a los depósitos bancarios en los bancos de la pequeña isla mediterránea.
Más de un tercio de los depósitos bancarios en Chipre pertenece a extranjeros, casi todos de ellos rusos, muchos de ellos considerados como evasores fiscales. Los mercados esperaban que estos clientes fueran los castigados por cualquier medida impositiva.
Sin embargo, el impuesto anunciado no tiene precedentes recientes porque obliga a todos los ciudadanos a compartir el costo del rescate.
De acuerdo con la propuesta, 6.75 por ciento de cada cuenta, hasta los 100 mil euros, será descontado automáticamente, sin importar el monto o naturaleza de los fondos. Las cuentas con más saldo serán cobradas con un porcentaje mayor.
Aparte de las obvias consecuencias negativas a la equidad, la medida provocó más daño del que buscaba evitar.
El gobierno obligó el cierre de los bancos una vez más, esta vez al menos hasta el miércoles, ante el temor de una corrida a los bancos.
Pero el ciudadano común, lejos de mantenerse calmado, ve con cada vez más temor mantener su dinero en las instituciones financieras. Y el miedo puede contagiarse hacia otros países.
Nueva crisis de confianza
Las decisiones políticas en Chipre han estremecido a toda la Eurozona porque podría sentar un precedente importante.
El temor más grande en otros países es que se contagie el miedo de los depositantes chipriotas a otros lugares que también tienen probabilidades de necesitar un rescate, provocando un temido efecto dominó con la corrida de bancos, es decir, una retirada masiva simultánea de dinero de bancos por parte de sus depositantes.
Una corrida de bancos en Chipre es un problema grave, pero una corrida de bancos en Italia o España podría ser devastador para todo el sistema financiero internacional.
El modelo de rescate, con los costos impuestos a los ciudadanos comunes con cuentas bancarias puede ser devastador si es replicado en países más importantes económicamente.
Repercute en el mundo
Las consecuencias de la nueva crisis de confianza que golpeó a la Unión Europea gracias a las medidas también se hicieron notar en el otro lado del mundo.
Inversionistas retiraron sus apuestas en países con mayores riesgos, optando por comprar activos que ellos consideran como seguros, como el oro o los bonos del tesoro estadounidense.
El cambio de timón afectó también al peso mexicano, que perdió terreno frente al dólar en las primeras horas de la jornada al retroceder 0.1 por ciento, de acuerdo con datos de Bloomberg.
El índice del mercado ruso, MICEX, dependiente fuertemente de los bancos en Chipre, cayó 2.3 por ciento en las primeras horas del lunes.
Por su parte, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos también entró a la discusión ayer, al hacer un llamado a las autoridades europeas a resolver la crisis de una manera “responsable”.
Los hechos del fin de semana sugieren que los europeos deberían hacerle más caso a los consejos financieros que les llegan de sus pares en el otro lado del atlántico.
El factor Alemania
Detrás de la decisión para imponer, por primera vez, un impuesto a los depósitos chipriotas, es evidente la influencia alemana.
El dilema para la canciller alemana Angela Merkel es si está dispuesta a arriesgar su permanencia en la política alemana, a costa de arriesgar la integridad de la Unión Europea.
Ante la necesidad de rescatar a Chipre, se estaría considerando una entrega de 10 mil millones de dólares por el Banco Central Europeo (BCE), de los cuales 3 mil millones de dólares vendrían directamente de los impuestos de ciudadanos alemanes.
Este sería el quinto rescate que el BCE tendría que otorgar, y los votantes alemanes han presionado fuertemente en contra de tales medidas. Alemania tendrá elecciones federales en septiembre, donde el partido de Merkel, la Unión Demócrata Cristiana, parece estar perdiendo simpatizantes por su apoyo a los rescates previos.
De tal forma, Merkel tendrá que, en los siguientes meses, venderle a los alemanes sus razones de porqué sigue usando sus impuestos para rescatar a naciones europeas. Y es cada vez más difícil dar argumentos a favor.