Un estudio de Boston Consulting Group destaca que los chinos están perdiendo la ventaja competitiva que les daba tener salarios más bajos que el mercado mexicano.
En 2005, el salario de China, ajustado por productividad manufacturera sobre México, era de 1.22 dólares por hora.
Tal ventaja se redujo un 72.13 por ciento para el 2010 y se espera que para el 2015 la ventaja se invierta, con una ventaja de 1.75 dólares para México.
Ante tal crecimiento en costos de operación en China, se espera que surja la tendencia de reubicar plantas de producción en México, donde la cercanía geográfica con Estados Unidos facilita la reducción de costos.
Generalmente, transportar artículos producidos en China tarda de tres a seis veces más para llegar a Estados Unidos que enviándolos desde México.
Esta incidencia reafirma al sector manufacturero mexicano, que cada vez se ve con mayor potencia al crecimiento.
En el primer semestre del año, la producción de automóviles aumentó un 13 por ciento y alcanzó un nivel récord de 1.65 millones de vehículos.
Una de las mayores debilidades de México es la falta de una reforma laboral, lo cual crea un mercado inflexible y obstaculiza a las empresas de tener un negocio eficiente.
Hoy en día China se aprovecha de un mercado laboral con mayor flexibilidad, el cual empuja a que las empresas tengan la oportunidad de ampliar o reducir a sus trabajadores dependiendo de las fluctuaciones del mercado.
Tal cualidad habilita a las empresas chinas a poder incrementar a sus empleados en necesidad de una urgencia, sin tener que negociar con sindicatos.
Mientras México no apruebe una reforma laboral, países como China e India sí han dado pasos importantes para crear una paridad laboral con los mexicanos, tanto en salarios como en diversificación y liberalización del mercado.
