El conflicto entre China y Estados Unidos parece no tener fin. En la última ola de ataques, el dragón asiático depreció el yuan a su nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008. El contraataque tiene un claro mensaje: Pekín no piensa rendirse ante Washington.
La medida se dio en respuesta al presidente Donald Trump, luego de que la semana pasada anunciara una nueva medida arancelaria del 10 por ciento sobre importaciones chinas por un valor de 300 mil millones de dólares que entrarán en vigor a partir del 1 de septiembre.
El valor del yuan retrocedió 1.4 por ciento frente al dólar estadounidense durante la jornada del lunes ubicando a la divisa china en las siete unidades por billete verde, un nivel de cotización no visto desde hace 11 años.
Al permitir que se debilite la divisa, China aumenta la presión sobre el fortalecimiento del dólar, algo que al presidente Trump no le gusta, debido a que esto limita la competitividad exterior de la economía estadounidense.
En un análisis, la firma de pronósticos globales y análisis cuantitativos Oxford Economics explica que Estados Unidos no es el único que pierde con un súper dólar, las naciones emergentes también resienten el impacto porque muchos gobiernos se financian con esta moneda, además de que compran una gran cantidad de materias primas y la pagan con esta divisa.
Como parte del revés, el Ministerio de Comercio chino también informó que sus empresas suspendieron la adquisición de productos agrícolas estadounidenses.
José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), opina que con el abaratamiento de los bienes, el gobierno del presidente Xi Jinping dio un giro en el campo de batalla al pasar de un conflicto comercial a desencadenar un nuevo frente más peligroso: una guerra de divisas.
“La respuesta de China se percibe como una ruptura con el marco institucional de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y las recomendaciones de instituciones financieras, porque es una clara manipulación en el tipo de cambio para hacer más competitiva a su moneda y con ello ganar posición artificial en los mercados internacionales”, precisa el doctor en economía.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó a China como país “manipulador de divisas” y amenazó con tomar represalias con el objetivo de terminar con sus “injustas” ventajas competitivas en el marco del Fondo Monetario Internacional (FMI). La institución informó en un comunicado que su secretario Steven Mnuchin trabajará con el FMI para eliminar esta acción.
Además, el departamento aseguró que esta depreciación al yuan es una violación a los compromisos establecidos por ambas partes en la cumbre del G20, que se realizó en Osaka, Japón, hace poco más de un mes.
Revés de China sacude al mundo
La noticia llegó cuando los mercados aún no se curaban de la resaca de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que la semana pasada efectuó su primer recorte en más de una década y dejó abierta la puerta a repetir este movimiento en septiembre.
El inquilino de la Casa Blanca rechazó la postura de su rival en Twitter y aseguró que esta violación debilitará más a China con el tiempo, sin embargo, la decisión repercutió en México, Estados Unidos y el resto del mundo.
El índice Standard & Poor’s 500 (S&P 500) de Wall Street, que concentra a todas las empresas del Dow Jones y otras 470 emisoras más como Apple y Microsoft, se desplomó 2.98 por ciento, al ubicarse en 2,844 puntos.
A pesar de la caída de los títulos de los gigantes tecnológicos, Facebook y Google podría esquivar las repercusiones de esta disputa, ya que están prohibidas en China.
El mercado mexicano también se contagió al grado de que registró su peor caída en lo que va del año: el principal índice accionario de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el IPC, retrocedió 1.19 por ciento por quinta jornada consecutiva, en tanto que el FTSE de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) cayó 1.14 por ciento.
Los daños colaterales del contraataque chino se extenderían en los próximos días y con ello aumentaría más la incertidumbre entre los analistas en México, ya que la desaceleración económica y la amenaza de un nuevo recorte a la expectativa de crecimiento por parte de las agencias calificadores se mantiene latente.
Se fortalecen vínculos
El conflicto entre las dos mayores potencias económicas del mundo impulsó el superávit comercial de México con Estados Unidos, que tocó un nivel récord de 50 mil 338 millones de dólares durante el primer semestre de este año, cifra 34.2 por ciento superior al mismo periodo de 2018, de acuerdo con la Oficina de Censos.
Esto convierte al país en el primer socio comercial del Tío Sam por encima de Canadá y China, que antes de que la disputa comenzara a escalar en agosto de 2018 se posicionaba a la cabeza.
Pero no todo es positivo, como en cualquier guerra México también debe atravesar campos minados, sobre todo por ser el vecino de Estados Unidos.
José Luis de la Cruz explica que al ser un competidor directo de China en manufacturas, los productos asiáticos pueden ser más baratos, situación que implicaría un desplazamiento de las mercancías mexicanas en mercado nacional e internacional.
El director del IDIC explica que es muy probable que las sanciones de Washington se endurezcan y con tal de meter mayor presión, el presidente Trump obligaría al gobierno mexicano a frenar las importaciones chinas para evitar que sea utilizado como puente para triangular mercancías.