Carestía a la vista
El Banco de México tiene como único objetivo procurar el poder adquisitivo de la moneda, es decir, cuidar la inflación. Y si bien el banco ha hecho su trabajo relativamente bien durante los últimos 20 años, en el corto plazo los riesgos acechan a la institución y a la economía nacional.
Como se puede atestiguar desde hace unas semanas con el alza del huevo, las ramificaciones pueden ser grandes.
El contexto
La meta pública que el Banco de México tiene como objetivo es de 3 por ciento, más o menos un punto porcentual.
Eduardo Flores
El Banco de México tiene como único objetivo procurar el poder adquisitivo de la moneda, es decir, cuidar la inflación. Y si bien el banco ha hecho su trabajo relativamente bien durante los últimos 20 años, en el corto plazo los riesgos acechan a la institución y a la economía nacional.
Como se puede atestiguar desde hace unas semanas con el alza del huevo, las ramificaciones pueden ser grandes.
El contexto
La meta pública que el Banco de México tiene como objetivo es de 3 por ciento, más o menos un punto porcentual.
Sin embargo, a pesar de que por segundo mes consecutivo la inflación anual acumulada supera el 4 por ciento, no han sonado muchas alarmas en Banxico.
Una razón es que las causas son de carácter temporal. Por ejemplo, la sequía que azotó a los Estados Unidos este verano contrajo la oferta de los granos y, aunque no son los de mayor uso en México, podrían tener efectos rezagados.
La otra es lo que los expertos, en un análisis de BofA Merril Lynch Global Research, llaman “estacionalidad”.
Estos consisten en fenómenos ya observados de manera consistente cada año.
Entre ellos está el subsidio a la electricidad, que se reduce en la segunda mitad del año.
Reforma peligrosa
Otro de los riesgos, descritos en un reporte de análisis de BofA Merrill Lynch Global Research, es la reforma fiscal que el próximo gobierno federal buscaría implementar.
La reforma es necesaria. De acuerdo con una encuesta realizada entre 13 analistas por la agencia informativa Reuters, la primera prioridad de la nueva administración debería ser una reforma fiscal.
Ésta debería consistir en ampliar la base fiscal, reducir privilegios y recaudar más impuestos de una manera más equitativa.
Sin embargo la manera más eficiente, y probable de lograr lo anterior, sería un aumento al IVA, la reducción de tarifas especiales en la frontera o el fin de la excepción a las medicinas y los alimentos.
En el corto plazo, señala el análisis, esto podría traducirse en presiones inflacionarias.
Ellos calculan que eliminar el subsidio a la gasolina y el incremento al IVA podría recaudar hasta 2.9 por ciento del PIB adicional.
Sin embargo, inclusive si las negociaciones para incrementar el IVA fallan, el gobierno federal simplemente podría acelerar el paso de los incrementos a la gasolina, cosa que en el corto plazo también presionaría a la alza a la inflación.
A la baja, poco
A diferencia de los riesgos a la alza, no hay grandes indicios de tendencias a la baja.
La más grande de estas consideraciones es la de los precios de los productos agropecuarios, que podrían ir a “cualquier lado”, de acuerdo con varios analistas.
Otra posibilidad sería una desaceleración profunda de la economía, que está creciendo a ritmos modestos gracias al comercio con Estados Unidos.
Sin embargo, en el corto plazo, esto es poco probable.
A pesar de un reporte de la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, que advierte sobre la posición fiscal preocupante, cualquier cambio a favor o en contra vendría después de las elecciones a realizarse en noviembre en ese país.
Por lo tanto, la economía de nuestro vecino está creciendo, aunque a ritmos lentos.
Las opciones
Es difícil que la inflación se salga de control en el corto o mediano plazo, pero los riesgos inminentes ponen a Banxico entre la espada y la pared.
Elevar la tasa de interés objetivo controlaría la inflación, pero sería perjudicial si la economía de nuestro mayor socio comercial sigue sin recuperarse al ritmo deseado.
En el último informe de inflación, el Banco deja claro que los riesgos no son suficientes como para justificar un alza de la tasa por ser temporales, pero por lo pronto, las expectativas de inflación de corto plazo son mayores a la meta y están al alza.
Según BofA Merrill Lynch Global Research, la inflación se acercará al rango de 3.5 al 4.5 por ciento este año, dato que no es alarmante pero si mayor a lo que quisiera ver el Banco.
En el próximo informe sobre inflación, el instituto debe al menos aceptar que la nueva reforma podría incidir en los niveles de precio, por más minúsculo que este efecto sea.
Los factores culpables de la inflación de otoño
Es conocido, entre los economistas, que hay factores estacionales que son útiles para predecir la inflación.
Entre los más destacables están los subsidios a la electricidad y las colegiaturas o gasto en educación, que se incrementa con el ingreso de miles de estudiantes a la escuela.
Según datos de un reporte de BofA Merril Lynch Global Research, del periodo del 2008 a 2010, la colegiatura promedio incrementó 2.7 por ciento.
Considerando que este rubro representa casi 5.13 por ciento del peso en el INPC, que se usa para calcular la inflación, vale la pena seguir de cerca el dato.
El costo de la electricidad tiene un efecto diferente sobre la inflación, el subsidio que entra en vigor a principios del verano se ve revertido a finales de éste, por lo que la inflación se presiona a la baja y después al alza, aunque solo de manera temporal.
En consecuencia, si quisieras ver el poder adquisitivo de tu moneda reducirse lo menos posible, consumirías más luz en verano y menos a finales de la temporada, cosa que sucede en realidad.
Si tan solo se pudiera acumular y guardar la electricidad para un uso posterior…