Brecha salarial, un panorama real del mercado laboral mexicano

Las mujeres tendrían que trabajar 51 días más para percibir el mismo salario promedio al año que los hombres; esta es una de las realidades de la desigualdad en el campo laboral en México, entenderla es el primer paso para generar un cambio
Karina Vargas Karina Vargas Publicado el
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Las brechas de género en el trabajo, como la brecha salarial, constituyen uno de los pilares que fomentan y perpetúan la desigualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida cotidiana, entender las razones que las originan es fundamental para incidir en un cambio paulatino y permanente.

De los desafíos a los que se enfrentan las mujeres para entrar, permanecer y crecer profesionalmente en el mercado laboral, destacan la segregación ocupacional por género, la carga desproporcionada de trabajo no remunerado y la disparidad de los ingresos económicos.

A lo anterior se suman las barreras que existen para que las trabajadoras accedan a puestos con mayor poder de decisión o a cargos directivos en las empresas. Así lo indica el estudio “Brecha salarial de género, un comparativo sectorial e internacional” realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Los resultados del análisis muestran que las mujeres mexicanas representan el 52 por ciento de la población y aportan 40 por ciento de la fuerza laboral del país. Dicha cifra porcentual se ha mantenido prácticamente igual en los últimos 17 años, lo que contrasta con la participación laboral de los hombres, ubicada por encima del 70 por ciento, en el mismo periodo de tiempo.

Diferencia salarial

Además de la subrepresentación en la fuerza laboral, las mujeres obtienen, en promedio, menores ingresos por su trabajo que los hombres.

“En 2022, por cada 100 pesos que un hombre ocupado percibió en ingresos laborales, una mujer recibió 86 pesos, lo que implica un brecha de 14 por ciento. Esto significa que, a nivel nacional, si una mujer quisiera tener el mismo ingreso promedio al año que un hombre, tendría que trabajar 51 días más para obtenerlo”, señala el documento.

Resalta que las entidades federativas con mayor disparidad de ingreso laboral entre sexos son Oaxaca (-27.1 por ciento), Colima (-25.3 por ciento) e Hidalgo (-24.9 por ciento), pese a tener una proporción mayor al 40 por ciento de participación laboral femenina, en comparación con el resto del país.

Mientras que Chiapas, Veracruz y la Ciudad de México presentan la menor brecha salarial, siendo la capital del país en donde se reduce de manera más considerable: 7.7 por ciento menos.

“Sin embargo, a nivel estatal también se observa una relación negativa entre la participación de las mujeres ocupadas y la brecha salarial. Una mayor participación de mujeres no necesariamente garantiza mejores condiciones de empleo ni mayores ingresos para ellas”, afirma la investigación.

Disparidad en sectores internacionales

En comparación con los datos de otros países de Latinoamérica, México presenta una brecha salarial por género menor que Chile (23.6 por ciento) y que Uruguay (21.1 por ciento).

Al presentar los resultados del estudio, Valeria Moy, directora general del IMCO, resaltó la necesidad de reconocer y eliminar las prácticas que inciden en las desigualdades por cuestión de género en el campo laboral como anunciar vacantes con sesgos de género o considerar el estado civil, edad, hijos o detalles de la vida personal como una determinante para asignar un puesto.

“Poco a poco debemos hacer los cambios que queremos ver para dejar un mejor México a nuestras hijas e hijos”, apuntó.

Romper la brecha salarial

Norma Cerros, autora del libro “Rompe la brecha” (Grijalbo, 2022), dijo en entrevista con Reporte Índigo que las mujeres, desde su juventud, deben estar preparadas para enfrentar estas desigualdades, no solo a nivel académico sino a nivel mental y emocional: “La oportunidad de entender de dónde viene todo este enojo, hartazgo y cansancio”.

“En un mundo en el que constantemente nos están diciendo lo que podemos ser, donde constantemente se está limitando a la circunscripción de un constructo social como es el género, sin duda al salir hay una inseguridad y nos toma mucho tiempo tener la certidumbre de que si queremos ir por lo nuestro podemos hacerlo”, comentó.

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