Biden impulsa inversión en energía renovable contra la inflación

El presidente de Estados Unidos firmó un plan para combatir la inflación en dónde se integran estímulos para la generación de energía renovable que apoye a combatir el cambio climático
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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El Gobierno de Joe Biden quiere frenar el constante incremento de los costos en productos y servicios a través de un plan fiscal enfocado, en gran medida, en inversiones en infraestructura para energía renovable.

Esta semana el presidente estadounidense firmó la “Ley para la Reducción de la Inflación” que contempla más de 400 mil millones de dólares en diversas inversiones enfocadas en combatir el cambio climático.

Este plan también destinará recursos para disminuir el costo de los servicios de salud para los estadounidenses, los fármacos y la energía; así como modificar el “código tributario para hacerlo más justo” y hacer pagar a las grandes corporaciones más impuestos.

De acuerdo con el comunicado de la Casa Blanca, esta ley va a reducir los costos para las familias, combatirá la crisis climática, reducirá el déficit y pedirá a las corporaciones más grandes que asuman mayores costos. Además apunta que se trata de la acción más agresiva que Estados Unidos ha tomado para enfrentar la crisis climática y crear soluciones de energía limpia.

En materia energética el plan propone instalar 950 millones de paneles solares, 120 mil turbinas de viento para generar energía y dos mil 300 plantas de baterías de almacenamiento energético en red; así mismo impulsar proyectos de energía limpia que ahorren costos en cooperativas eléctricas rurales que tienen un alcance a 42 millones de personas.

La Ley incluye reembolsos directos al consumidor cuando los hogares necesiten actualizar hornos, calentadores de agua, estufas, hornos y otros electrodomésticos más eficientes en energía y eléctricos, además apoyar a los hogares que tengan proyectos de construcción de viviendas adaptadas para ahorrar emisiones de carbono y créditos fiscales hasta por siete mil 500 dólares en compras de vehículos eléctricos nuevos y cuatro mil en caso de comprar usados.

Estas acciones podrían derivar, según la Casa Blanca, en la reducción de mil millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero, evitaría la muerte prematura de tres mil 900 personas y hasta 100 mil ataques de asma anual para el 2030, además apoyaría a la creación de empleos bien remunerados con la generación de energía limpia.

Esta no es la primera vez que la administración de Biden establece medidas de reducción de impacto climático como una estrategia para mejorar la economía estadounidense, en el plan “Build Back Better” (Reconstruir Mejor) se puso en marcha apoyos a las familias de clase media con la reducción de hasta 12 mil 500 dólares al momento de adquirir un automóvil eléctrico, siempre que sea fabricado en Estados Unidos, con materiales estadounidenses y mano de obra sindical.

El cambio climático empieza a mostrar repercusiones económicas debido a la concurrencia de eventos climáticos extremos en Estados Unidos como el huracán Isaías en el verano de 2020, los incendios forestales de California en septiembre de ese mismo año y la tormenta invernal de Texas en febrero de 2021 mismos que generaron apagones que afectaron la vida de sus pobladores y pérdidas económicas millonarias.

Las interrupciones de energía eléctrica por eventos climáticos extremos, por mencionar uno de los efectos con mayor impacto, provocan pérdidas económicas de entre 18 y 33 mil millones de dólares, tan sólo en Estados Unidos, de acuerdo con estimaciones de Climate Central.

Controlar la inflación con energía limpia

El aumento en los costos de productos y servicios en Estados Unidos se ha mantenido en el enfoque de las autoridades de ese país toda vez que desde el 2021 alcanzó niveles no vistos desde hace 40 años, esto debido a los desequilibrios de oferta y demanda relacionados con la pandemia, las interrupciones en cadenas de valor y el conflicto armado entre Rusia y Ucrania.

El índice de precios al consumidor de Estados Unidos aumentó 8.5 por ciento durante junio respecto al año anterior de acuerdo con datos del Departamento de Trabajo, aunque este resultado representó el descenso más significativo durante los últimos siete meses.

De acuerdo con un análisis de Monex, con el dato de inflación de julio los mercados comenzaron a “abrazar la idea de que se ha alcanzado un punto de inflexión en materia de precios, pues los energéticos y otros commodities han continuado descendiendo en los primeros días de agosto”.

Para contener esta escalada de precios, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) ha implementado “mano dura” en su política monetaria y el pasado 27 de julio decidió aumentar su tasa de interés por cuarta ocasión consecutiva, en esta última ocasión en tres cuartos de punto porcentual para dejarla en un rango de entre 2.25 y 2.50 por ciento. Con este aumento la tasa alcanza su mayor nivel desde diciembre de 2018.

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