Barril sin fondo
El colapso global en los precios petroleros no muestra señas de detenerse, y expertos prevén que lo peor aún puede estar por delante con escenarios de precios hasta 33 por ciento menores que los que se registran actualmente.
Desde finales de junio del 2014 hasta la fecha, los precios de los barriles Brent y WTI, de referencia internacional y estadounidense respectivamente, se han reducido en más de 70 por ciento.
Rolando Hinojosa
El colapso global en los precios petroleros no muestra señas de detenerse, y expertos prevén que lo peor aún puede estar por delante con escenarios de precios hasta 33 por ciento menores que los que se registran actualmente.
Desde finales de junio del 2014 hasta la fecha, los precios de los barriles Brent y WTI, de referencia internacional y estadounidense respectivamente, se han reducido en más de 70 por ciento.
El declive se ha debido a una persistente sobreoferta en el mercado global, impulsada por niveles de producción récord en los principales exportadores de crudo del mundo y por una demanda desacelerada en algunos de los principales consumidores petroleros, como China.
Esto ha empujado a los crudos de referencia a su punto más bajo desde el 2003, con el Brent cotizándose a 31.55 dólares por barril y el WTI a 31.41 dólares por barril. La mayoría de los otros barriles de referencia, como los de Irak, Irán, Arabia Saudita, Canadá y Rusia, también se encuentran en mínimos que no se veían desde el 2003.
México no es la excepción en este escenario, ya que la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) se cotiza ahora a 22.07 dólares por barril – un nivel más de 77 por ciento más bajo que el registrado a mediados del 2014.
Ahora, el grupo financiero Morgan Stanley se une a quienes indican que el crudo no ha tocado fondo y aún podría caer a un escenario de precios de entre 20 y 25 dólares por barril gracias a la rápida apreciación del dólar.
Dolar hunde crudo
Un reporte reciente de Morgan Stanley indica que los precios petroleros están particularmente apalancados contra el dólar, y en consecuencia podrían caer entre 10 y 25 por ciento si la divisa estadounidense se aprecia 5 por ciento.
Esto se debe a que la apreciación del dólar vuelve más atractiva la inversión en activos estadounidenses, lo cual incentiva a los inversionistas a colocar una proporción menor de su dinero en materias primas como el petróleo.
Los analistas de Morgan Stanley indican que la sobreoferta global empujó a los precios petroleros por debajo de los 60 dólares por barril, pero que la caída a niveles de entre 35 y 55 dólares por barril se ha debido principalmente a la fuerte apreciación del dólar.
El veloz fortalecimiento del dólar, que en 2015 se apreció un 16.7 por ciento contra el peso mexicano, ha puesto el valor de la divisa estadounidense en su punto más alto desde el 2002, según muestra el índice de dólar del diario The Wall Street Journal (el cual mide su valor contra 16 otras divisas comúnmente operadas).
Tan solo una apreciación adicional de 3.2 por ciento en el dólar, la cual se encuentra implícita en las recientes devaluaciones del yuan chino, podría presionar a los crudos de referencia por debajo de los 30 dólares por barril, según los pronósticos de Morgan Stanley.
Problema mexicano
Un escenario donde los precios de referencia caigan a entre 20 y 25 dólares por barril de crudo causaría un grave problema para México, cuyo Gobierno federal aún depende de los ingresos petroleros para cubrir un tercio de su presupuesto.
Lo que es peor es que la MME históricamente se cotiza a un descuento contra el Brent y el WTI, por lo que el escenario previsto por Morgan Stanley probablemente resultaría en precios de entre 12.89 y 17.89 dólares por barril para el crudo mexicano.
En el caso de los ingresos públicos, un paliativo ante esta situación existe en las coberturas petroleras contratadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que aseguran precios de 49 dólares por barril para 212 millones de barriles mexicanos.
Sin embargo, si el bajo escenario de precios persiste a través de todo el 2016 las coberturas serán insuficientes para cubrir la reducción de ingresos petroleros, presionando las finanzas públicas del país justo en un momento en el que los inversionistas ven con recelo las condiciones macroeconómicas de los mercados emergentes.
La persistencia de los bajos precios también arriesga el interés por la exploración y explotación de los recursos energéticos mexicanos, justo en un momento en el cual este sector se está abriendo a la inversión privada como apuesta al crecimiento económico.