La segunda licitación de la Ronda Uno adjudicó tres de los cinco bloques concursados. Para los parámetros que había impuesto la Comisión Nacional de Hidrocarburos, el proceso se encontró en línea con las expectativas.
Sin embargo, los bajos precios del petróleo continúan siendo el principal obstáculo para la atracción de inversiones masivas. La firma anglo holandesa Shell y la estadounidense Chevron, la tercera y la cuarta compañía energética privada más grande del mundo respectivamente, no presentaron propuestas pese a haber declarado previamente que estaban interesados en la licitación.
De las catorce firmas que hicieron público su interés de participar en la segunda licitación, únicamente cinco firmas y cuatro consorcios presentaron propuestas.
El precio de la mezcla mexicana de petróleo se encuentra en 38 dólares, lejos de los 60 dólares que necesitan los tres campos con mayores recursos prospectivos para ser rentables, según analistas de la consultora Wood Mackenzie.
No obstante, esta fase licitatoria muestra un avance en términos de los principales objetivos de la reforma energética. Juan Carlos Zepeda, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, dijo al diario El Financiero que la adjudicación de tres bloques se vería reflejado en una producción petrolera adicional de 45 mil barriles diarios y en una inversión estimada de 3 mil millones de dólares.
La segunda licitación representa un progreso significativo frente al fracaso de la primera fase de la Ronda Uno. A pesar de que dos bloques se declararon desiertos por falta de propuestas, la mejora de las condiciones regulatorias tuvo un efecto positivo en la competencia de propuestas.
Para el primer bloque, que cuenta con tres campos petroleros que en conjunto presentan reversas prospectivas de 628 millones de barriles de crudo, todas las firmas que participaron en la licitación presentaron alguna oferta.
Esperanza energética
El éxito de la reforma energética es vital para el proyecto económico del gobierno mexicano. Las finanzas públicas se encuentran bajo una fuerte presión y la frágil actividad económica no logra estimular una tasa de crecimiento que continúa registrando niveles mediocres.
Ante la caída de los ingresos petroleros, tanto por la baja estructural del precio del crudo como por una decreciente producción petrolera, la política económica del Estado se ha abocado a realizar cambios de fondo: un aumento en los impuestos y un recorte en el gasto público.
La última reforma fiscal de corte recaudatorio busca cambiar la estructura de los ingresos del sector público, reduciendo la dependencia de la exportación de petróleo. Por otra parte, el gobierno reaccionó ante el súbito descenso de los precios del crudo con un programa de austeridad.
De acuerdo a la teoría macroeconómica básica, estas medidas restrictivas implican un efecto negativo en el crecimiento del Producto Interno Bruto.
La reforma energética pretende enmendar la plana de la producción petrolera y atraer inversión productiva masiva para agregar un punto porcentual al crecimiento del PIB a partir de 2018.
Sin embargo, han surgido dudas respecto a si el contexto de bajos precios petroleros está ocasionando que se malbaraten varios de los activos no renovables más valiosos del Estado mexicano.
Claramente, un mejor panorama de precios ofrece mayores incentivos de inversión a las firmas energéticas, las cuáles se encuentran en un proceso de recorte de proyectos a escala global. Wood Mackenzie estima que en lo que va del año se han recortado proyectos de exploración y producción equivalentes a 220 mil millones de dólares.
Dado este escenario, las licitaciones de campos petroleros alrededor del mundo deben competir entre sí, ofreciendo condiciones atractivas para los limitados presupuestos de las compañías petroleras.
Juan Carlos Zepeda ha reiterado en sus intervenciones públicas que el desarrollo del proceso licitatorio bajo la coyuntura actual implicará mayor competitividad en el largo plazo.
Esta aseveración sólo podrá comprobarse con el transcurso del tiempo. Mientras tanto, las fases de la Ronda Uno que licitarán los campos más atractivos de la reforma aún no están calendarizados.