Más que un derecho laboral, en México las vacaciones parecen ser un lujo para los trabajadores con capacidad de negociar con sus empleadores este tipo de prestaciones.
Con el derecho a seis días de vacaciones al año, los trabajadores mexicanos son los que gozan de la menor cantidad de días de vacaciones con goce de sueldo obligatorio entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Este panorama ha sido señalado por organismos de la sociedad civil enfocados en la promoción del trabajo digno y actualmente existe un proyecto de decreto para promover que las personas trabajadoras gocen de un periodo vacacional de al menos 12 días al cumplir el primer año de servicio en una empresa, mismo que incrementará en dos días por cada año subsecuente hasta acumular 20 días.
Esta iniciativa presentada por la senadora del grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano, Patricia Mercado Castro, busca reformar los artículos 76 y 78 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), en materia de vacaciones dignas. Actualmente esta ley establece un periodo mínimo de vacaciones de seis días.
Se calcula que en México existen 30 millones de personas trabajadoras en la economía formal en diversas situaciones de precariedad para quienes las vacaciones son un “auténtico lujo”. Un día de ausencia no pagado para una trabajadora de bajo salario resulta incosteable, pues el dinero apenas cubre sus necesidades y servicios básicos.
Las personas de ingresos medios y altos tienen mejor posición para negociar a decidir sus vacaciones y licencias; incluso, en ocasiones, empresas líderes le dan a su plantilla vacaciones por encima de la ley.
De acuerdo con el Centro de Análisis de Políticas Mundiales (World Policy Analysis Center), México es una de las economías en las que los trabajadores gozan de menos días de vacaciones, un nivel que se equipara a naciones como Nigeria, China, Uganda, Filipinas, Malasia o Tailandia, que conforman el grupo de países con un periodo por debajo de los nueve días.
La senadora y economista originaria de Obregón, Sonora, señala que con esta iniciativa, que se turnó a las Comisiones Unidas de Trabajo y Previsión Social y de Estudios Legislativos Segunda, incluso se podría impulsar una reactivación económica en el país.
Explica que en México existen infinidad de lugares que, con poco dinero, se puede visitar en familia, sobre todo para aquellos quienes, por tener que trabajar, no conocen lugares de interés en su localidad.
Por eso, resulta necesario dejar de ver las vacaciones con goce de sueldo como un privilegio para asumirlas como un derecho, el derecho al tiempo libre, un componente indispensable del bienestar, además de que es un tema de justicia social para aquellos que ponen su fuerza de trabajo y empleabilidad, como para conciliar con la vida familiar.
Abunda que es imperativo reactivar uno de los sectores más golpeados por la pandemia: el turismo, toda vez que actualmente poca gente viaja, no hay reuniones de trabajo en ninguna parte del país, porque todas ahora son a distancia, por lo que con vacaciones dignas ayudaría muchísimo a reactivar, por lo menos, la industria turística local.
La senadora subraya que la pandemia agudizó y aceleró que las empresas ofrezcan un nuevo modelo de negocio, donde mujeres y hombres trabajadores sean los que tienen que estar en el centro de las decisiones productivas y, para ello, deben desconectarse de la tecnología para hacer su trabajo, si es el caso, y tener vacaciones dignas.
“En esta pandemia, con sus periodos de encierro, de convalecencia, de recuperación, de trabajo y educación a distancia, muchas personas han aprendido a valorar más su calidad de vida, incluso por encima de su carrera profesional”, asegura.
En ese sentido llega a la escena laboral global un nuevo concepto: la soberanía del tiempo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las personas lo que quieren ahora es ser soberanos frente a su tiempo, no frente a las horas del día y eso es algo muy preciado.
En varios países, se dio el fenómeno conocido como “la gran renuncia”, en el que millones de personas han dejado su empleo porque decidieron cambiar de empresa, de sector o actividad y replantear sus metas o simplemente preferir condiciones de vida más amables.
Cuando los organismos internacionales hablan de una recuperación mejor tras la pandemia, significa que no podemos regresar a una normalidad que repita las carencias del pasado como es esta carencia de tiempo libre.