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La reforma financiera anunciada el miércoles por el presidente Enrique Peña Nieto contiene 13 iniciativas que modificarán 34 leyes en beneficio de los consumidores, según los proponentes del acuerdo.
A grandes rasgos, los arquitectos de la reforma buscan que los bancos en el país presten más a tasas más bajas y en un esquema de mayor competencia.
Si bien todos los asistentes al evento hablaron de lo bondadoso de la reforma, el único entre los asistentes al evento que se atrevió a dar cifras fue el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, quien estimó que la reforma agregaría medio punto porcentual al PIB del país.
Por lo pronto el sector bancario parece aceptar las nuevas reglas del juego. Pero ante todas las consideraciones políticas, muchos mexicanos se preguntarán qué significa para ellos los cambios por venir. ¿Funcionará la reforma o se trata de buenas intenciones solamente?
A continuación damos un vistazo de lo que significa para el ciudadano común la reforma que pronto se debatirá en el Congreso.
LO POSITIVO
Enfoque en el consumidor
La reforma financiera fortalecerá a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Es decir, el mexicano común estará aún más amparado en sus conflictos ante instituciones bancarias.
También será mucho más flexible que los tarjetahabientes cambien de banco, una condición que sin duda afectará para bien la competencia en el sector.
Certeza jurídica
Entre los cambios más controversiales sin duda se encuentra la mayor facultad que tendrán los bancos para cobrar a los que no pagan. Es decir, será mucho más rápido para un banco acudir a un tribunal especializado para embargar propiedad de personas que no están pagado debidamente su crédito.
En teoría, esta modificación propiciará que el riesgo sobre los créditos disminuya, lo que dará mayor incentivos a los bancos para prestar.
En la actualidad muchos bancos argumentan que el largo proceso de cobro los hace incurrir en altos costos que deben incorporar como “riesgo” a la hora de otorgar un crédito.
Con esta reforma, inclusive se prohibe a jueces prorrogar los periodos en concursos mercantiles, haciendo más rápido el proceso.
La certeza jurídica es uno de los factores que más incide en el marco de competencia en el sistema financiero.
A mayor certeza jurídica llega el beneficio de elevar la calificación de México en diversos rankings mundiales, y la facilidad de hacer negocios con el Banco Mundial y entre las diversas calificadoras.
Los detractores de la reforma argumentan que la ley podría “ir demasiado lejos”, al afectar al público que se verá perseguido por los bancos con más armas. Uno de estos argumentos va en el sentido de que los bancos ahora podrán “arraigar” o obligar a las personas a ir a juicio.
Sin embargo, en Estados Unidos y varios países europeos, la ley protege todavía más a los bancos, inclusive poniendo los recursos del Estado al servicio de la recolección en casos específicos.
Estabilidad financiera
La reforma también pretende elevar a rango de ley las normas para la conformación y calidad de capital conocidas como Basilea III.
En enero, México fue de los pocos países en el mundo en adoptar estas nuevas normas que obligan a las instituciones financieras a tener más “colchones” de capital para enfrentar las eventualidades crediticias.
La reforma pretende que no se pierda la estabilidad que ha caracterizado a la banca comercial por el simple hecho de ser muy conservadora.
Es decir, el problema hasta hoy de los pocos préstamos que otorga la banca resultó ser útil cuando los mercados financieros en todo el mundo se encontraron con una crisis en el 2008.
Obligar a los bancos a adoptar Basilea III busca garantizar que la estabilidad estará ahí si sucediera otra crisis similar.
Además, se facilitará el proceso de quiebra bancaria, protegiendo los ahorros de los depositantes si algún banco quiebra en una crisis financiera.
Más competencia
La reforma también elimina el requisito de obtener luz verde por parte de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras para que la inversión extranjera sea mayor al 49 por ciento en agentes de seguros, calificadoras de valores y sociedades de información crediticia.
Esto significa que habrá menos trabas para poder invertir en el país. Considerando que México es un mercado muy lucrativo, esto atraería mayor competencia hacia el sector.
LO NEGATIVO
Aumenta la burocracia
Una mayor regulación del sistema financiero implica también la creación de más instituciones para ello. Por ejemplo, de acuerdo con la iniciativa de ley, se contempla la integración de comités especializados de toda índole.
Por ejemplo, se creará un comité en materia financiera, con representantes de la Condusef, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Lo anterior implica que pueden surgir duplicidades de funciones o que el cumplimiento de las leyes se vuelva muy caro para las instituciones financieras.
La mayor regulación y entes con los cuales tendrá que lidiar un oferente provocaría que solo los grandes puedan acceder a prestar servicios financieros, creando una especie de barrera a la entrada natural.
Además, una institución con más poder como la Condusef podría resultar onerosa para los bancos. Hasta hoy, la Condusef ha sido poco intrusiva y profesional, pero esto no garantiza que así será en el futuro.
Tarjetas de crédito
La reforma financiera da por hecho que la competencia en un sector se traducirá a otro de manera directa. Es decir, que los bancos concentrados en un mercado competitivo como el de préstamos a negocios también traducirán el comportamiento a otro tipo de crédito, como las tarjetas de crédito.
Como menciona el Banco de México en su último reporte sobre competencia financiera, el mercado nacional de tarjetas de crédito no es de los menos competitivos del mundo y aun así las tasas son relativamente altas.
Es decir, no existe una garantía de que las tasas de tarjetas de crédito se reducirán porque se mejoró la competencia en otro mercado en el que tienen injerencia los bancos.
Entusiasma a calificadora
Con una impecable puntualidad, la calificadora Fitch Ratings aumentó la calificación sobre la deuda de México. La calificación de incumplimiento de deuda, una estimación de la viabilidad de que el gobierno incumpla en sus obligaciones, fue cambiada de BBB a BBB+ en denominaciones foráneas, y de BBB+ a A- en denominación local.
Tal cambio marca una pauta positiva en cuanto a la opinión de la comunidad internacional y sus estimaciones de materia macroeconómica para México.
Además de fungir como señalamiento positivo, el obtener una mejor calificación crediticia otorga mayores facilidades de financiamiento gubernamental, al ser considerado como un país de menor riesgo financiero.
En su publicación, Fitch Ratings marcó diferentes factores que los llevaron a cambiar positivamente su calificación de deuda, entre los más importantes destaca el crecimiento económico de México a costa del ambiente desfavorable en el ámbito global.
Además, la postura conservadora en materia de política monetaria ha resultado en una inflación moderada con poca volatilidad y una mayor capacidad de limitar choques externos.
En particular, se hace mención a las reformas estructurales que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha impulsado con el Pacto por México.
Se estima que la implementación exitosa de las reformas ya pasadas y los prospectos positivos de las reformas planeadas aumentarán la perspectiva de crecimiento económico, promoverán la competencia e impulsarán el crecimiento de la inversión.