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La Cámara de Diputados de Brasil votó a favor del inicio del proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Con ello, ha iniciado también un periodo de transición política en el que lo único seguro es la incertidumbre.
Sin embargo, pese a que en el 2015 la economía brasileña se contrajo 3.8 por ciento, a que la inflación llega a casi 11 por ciento y a que las finanzas públicas se enfrentan a una crisis fiscal, la votación de la cámara baja fue música para los oídos de los inversionistas.
Conforme ha crecido la impopularidad de Rousseff, las apuestas a favor de activos brasileños se han incrementado. Los inversionistas están tomando posiciones en bonos y acciones de Brasil esperando que un cambio de gobierno represente un giro de 180 grados hacia políticas económicas más amigables con el mercado.
A finales de 2015, el valor del real brasileño frente al dólar llegó a su nivel más bajo desde que se tiene registro. Desde que Rousseff asumió el poder, la divisa de Brasil ha caído más de 60 por ciento, el peor desempeño entre las 31 monedas más operadas a nivel global.
No obstante, desde mediados de febrero el sentimiento político en Brasil ha girado en torno a la destitución de Rousseff. La correlación entre la probabilidad de este evento y el rendimiento de los activos brasileños es evidente. En los últimos tres meses, el índice Ibovespa del mercado de valores de Sao Paulo ha crecido 41.28 por ciento. En el mismo periodo, el real brasileño se ha apreciado 11.72 por ciento frente al dólar.
Relación argentina
Los inversionistas que han apostado a favor de una recuperación de la economía brasileña tienen una referencia cercana: Argentina, país vecino y socio comercial de Brasil en el Mercosur.
La victoria electoral de Mauricio Macri a finales del año pasado significó el fin de diez años de gobiernos kirchneristas, ideológicamente afines al gobierno del Partido de los Trabajadores de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
El gobierno de Macri reenfocó la política económica hacia el mercado y puso fin a la disputa con los llamados fondos buitre respecto al default de la deuda soberana de 2001.
Ayer, después de quince años de ausencia en el mercado internacional de capitales, Argentina realizó su primera emisión de deuda soberana, la cual fue sobre demandada por los inversionistas.
Optimismo en duda
En caso de concretarse la salida de Dilma Rousseff, Michel Temer, actual vicepresidente de Brasil y líder del partido que rompió con la coalición gobernante del Partido de los Trabajadores, asumiría la presidencia.
De acuerdo a reportes de la prensa brasileña, Temer ya está conformando un nuevo gabinete que incluye la incorporación de Arminio Fraga al ministerio de Hacienda.
Fraga fungió como presidente del Banco Central de Brasil durante el segundo término del gobierno de centroderecha de Fernando Henrique Cardoso. El potencial nombramiento de Fraga busca restaurar la minada credibilidad de las autoridades fiscales de Brasil.
Pero, el optimismo, particularmente dentro de Brasil, no es generalizado. Aunque un cambio de régimen es factible, la estabilidad de un gobierno liderado por Temer se ha puesto en duda. Según la encuestadora Datafolha, el 58 por ciento de los brasileños estarían a favor de un juicio político contra Temer. La cifra se ubica apenas debajo del 61 por ciento que apoya el juicio político contra Rousseff.
