Los empresarios están preocupados. Esto ha llevado a los hombres de negocios a crear una campaña basada en cartas y videos en los que hacen un llamado a no votar por un modelo populista el próximo 1 de julio.
Sin embargo, este activismo electoral puede convertirse en un arma de doble filo para las empresas que han difundido entre sus empleados los posicionamientos, ya que la línea que separa a la política con los negocios nunca debe ser cruzada.
“Esto puede tener un efecto contradictorio. Desde el punto de vista empresarial no es una buena estrategia”, dice Enrique Ortega, consultor en imagen pública.
Frente a la ciudadanía, el resultado puede ser diferente, aunque depende de la penetración que tienen en el imaginario de los mexicanos.
Empresas como Grupo México, Finsa y Grupo Chihuahua, que han criticado al populismo, son un tanto lejanas para los consumidores, por lo tanto, el impacto en su reputación sería menor.
No obstante, Ortega considera que otras empresas que también se han sumado a la ola antipopulista, como Femsa, Herdez y Vasconia están más expuestas por su cercanía con el mercado.
Femsa es el embotellador más grande de la marca Coca-Cola a nivel mundial; Herdez comercializa productos muy comunes en las mesas de los mexicanos, como atunes, chiles y sopas, y Vasconia tiene presencia en las cocinas, con sus ollas y sartenes.
“La imagen de estas empresas se puede ver afectada sólo si grupos de choque hacen un llamado a boicotearlas y si las personas lo toman como una bandera de protesta, pero no les afectará ni en ventas ni en posicionamiento”, precisa el también CEO del buró de comunicación estratégica Lata de Ideas.
Redes sociales, un terreno minado
El impacto por las manifestaciones políticas de las empresas es mínimo, aunque sí aparece en la lista de afectaciones. Del total de daños por los que pasaron las compañías a nivel global el año pasado, un 5.7 por ciento se relacionó con activismo, de acuerdo con un informe del Instituto de Manejo de Crisis (ICM, por sus siglas en inglés).
Las razones más comunes en el mundo para que se desate una crisis empresarial son el mal manejo de las operaciones, con 27 por ciento, seguida de la discriminación y los delitos de cuello blanco, con 18 y 11 por ciento, respectivamente.
Cabe señalar que el tema de activismo también ha registrado un descenso, al pasar de 6.8 por ciento en 2016, a 5.7 por ciento al cierre del año pasado. Esto quiere decir que cada vez menos empresas hacen activismo, principalmente en temas políticos por el daño que puede ocasionar a su reputación.
En la actual campaña electoral las redes sociales han jugado un papel crucial. Estas plataformas son ventanas de exposición y en los últimos días han puesto en evidencia a los empresarios.
“Las redes sociales siguen fomentando la indignación del consumidor con el más mínimo desaire, lo que podría llevar a las firmas tanto grandes como pequeñas a una coyuntura negativa”, se lee en el reporte anual 2017 del Instituto de Manejo de Crisis.
Los internautas han externado su sentir ante las declaraciones de los empresarios. En el caso del video en el que aparece José Ramón Elizondo, presidente de Grupo Vasconia, se pueden leer poco más de 500 comentarios entre los que se ataca a la compañía de forma directa y se hace un llamado para no comprar sus productos. En más de una semana, el video ya supera las 36 mil vistas.
Por su parte, los comentarios dirigidos hacia Germán Larrea, cabeza de Grupo México, reclaman el esclarecimiento sobre el pago de impuestos, además del derrame ecológico en el Río Sonora.
Mientras que en el video difundido por Femsa en el que aparece su presidente, José Antonio Fernández Carbajal, criticando el populismo y sus efectos negativos para la economía, los usuarios de Twitter expresaron su descontento ante estas opiniones.
El negocio primero
Algunas de las razones por las que la iniciativa privada rechaza un modelo econó- mico populista es porque afectaría el desarrollo y bienestar del país, la economía familiar y a las empresas mexicanas.
Abraham Vergara, coordinador de la licenciatura de Finanzas y Contaduría de la Universidad Iberoamericana, detalla que la postura de los hombres de negocios se relaciona con el temor de que se desincentiven las inversiones, se afecten los empleos y se dañe a la economía nacional.
Sin embargo, el coordinador de la Ibero expone que este fenómeno ha ocurrido cada vez que se acercan elecciones presidenciales, aunque, destaca, es la primera vez que se vive una campaña de esta magnitud en el país.
“Hay que recordar que esto sucede cada seis años con el cambio de gobierno. Con la llegada de una nueva administración se reduce el crecimiento económico y la inversión”, añade.
Aunque los empresarios se han valido de la libertad de expresión para difundir sus posturas, para el Instituto Nacional Electoral (INE) la jugada del empresariado comienza a acercarse a los límites permitidos.
La Presidencia de la República también se sumó a esta petición. El vocero del gobierno, Eduardo Sánchez, aseguró que nadie, bajo ninguna circunstancia, debe impedir que los ciudadanos elijan libremente a quién quieren que los gobierne a partir del 1 de diciembre de 2018.
En este sentido, Arturo Chávez, especialista en derecho de la Universidad La Salle, coincide en que la cúpula empresarial se puede expresar libremente, pero no interferir en una decisión que le corresponde a cada mexicano. En este sentido, Arturo Chávez, especialista en derecho de la Universidad La Salle, coincide en que la cúpula empresarial se puede expresar libremente, pero no interferir en una decisión que le corresponde a cada mexicano.