Año nuevo, precios nuevos. La llegada del 2020 trajo consigo un ajuste considerable a algunos productos de la canasta básica para los mexicanos como el pan, botanas y bebidas, obligándolos a hacer cambios durante su visita a la tiendita de la esquina o al supermercado.
Los nuevos precios de las mercancías de marcas como Bimbo, Nestlé, Lala, Barcel, Alpura, Corona y Sabritas pueden tener un impacto en el bolsillo de los mexicanos de forma inmediata, pues esto significa que deberán realizar un mayor desembolso para adquirir estos productos considerados por millones dentro de su canasta básica. Otros que tampoco se salvarán son los cigarros y refrescos.
Esto es resultado de las modificaciones a la Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR), de la Ley del Impuesto al Valor Agregado (IVA), la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), así como de los ajustes que suelen hacer las empresas cada año acorde a la inflación.
Sin embargo, Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), advierte que en esta ocasión el panorama puede ser diferente frente al escenario económico tan complejo que dejó el año pasado con un crecimiento del 0.0 por ciento.
“Estas medidas son contradictorias porque de nada sirvió el aumento al salario mínimo, ya que el ajuste de precios impactará en el consumo de millones de mexicanos y no solo eso, la reducción del ticket de los clientes también afectará los ingresos de los pequeños comercios”, explica Rivera.
Un problema de fondo
El ajuste en estos productos dividió opiniones, pues para muchos la medida es necesaria, ya que estas marcas han contribuido a incrementar los niveles de obesidad y sobrepeso en el país, pero para otros dichas mercancías forman parte de su alimentación diaria por lo accesible de sus precios.
México tiene una de las tasas negativas más altas en el mundo: casi uno de cada tres adultos padecen obesidad, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Como consecuencia, los mexicanos viven en promedio 4.2 años menos, la mayor reducción en esperanza de vida de todos los países.
En términos económicos también hay afectaciones, pues el sobrepeso reduce la producción del mercado laboral de 2.4 millones de trabajadores de tiempo completo cada año.
De manera general, este trastorno reduce el PIB de México en un 5.3 por ciento, que representa el mayor impacto entre los países que integran la OCDE.
Además, el país se enfrenta a un problema muy grave al analizar la evolución del gasto en salud a través del gasto per cápita.
Estimaciones del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) muestran que en los últimos 10 años, este indicador se ha contraído en todas las instituciones públicas.
El gasto total en salud no se ha movido de un rango de entre 2.5 y 2.9 por ciento, cuando organismos internacionales consideran que lo mínimo debe ser 5 por ciento.
No obstante, diversos analistas asocian el sobrepeso en el país a la falta de oportunidades para acceder a la canasta básica, un tema muy polémico, pues cada año la brecha para que más personas puedan acceder a ella se amplía.
Hace 30 años, un trabajador en México debía laborar durante cinco horas para ganar lo suficiente para adquirir los productos de primera necesidad; en 2013, el tiempo subió a 21 horas y para 2018 la cifra incrementó a 24 horas, muestra un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM.
Las disparidades económicas en el país siempre han sido evidentes y esto se comprueba al tomar en cuenta que aproximadamente 1.2 millones de personas amasan 40 de cada 100 pesos, mientras que 65 millones de mexicanos apenas pueden acceder a 3.5 pesos diarios.
Marbella Olmos, coach en Cambio de Hábitos, considera que el problema de obesidad en el país tiene muchos aristas por lo que no se debe resumir solo a una cuestión cultural.
¿Vida saludable ante alza de precios?
El hábito del autocuidado se ha quedado rezagado entre los mexicanos. Las cifras no mienten: en la actualidad, 42.4 por ciento de la población adulta en México realiza algún deporte o ejercicio en su tiempo libre, mientras que el 57.6 por ciento no realiza ninguna actividad, de acuerdo con el Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (Mopradef) elaborado por el Inegi.
El ajuste en los precios de productos puede ser una buena oportunidad para que aquellos mexicanos que han dejado de lado una buena alimentación den un giro hacia una vida más saludable.
Sin embargo, quienes busquen hacer este cambio se enfrentarán a diversos retos, por principio, a romper con su sistema de costumbres y en segundo término a productos que, en algunos casos, suelen ser más costosos.
El problema se agrava al tomar en cuenta que una persona que vive en una localidad urbana necesita un mínimo de 4 mil pesos al mes para satisfacer sus necesidades básicas y aunque a inicios de este año entró en vigor el incremento salarial, de manera general este tiene un valor mensual aproximado de 3 mil 696 pesos, por lo cual no es suficiente para reducir la pobreza por ingresos.
En los últimos 40 años el salario perdió hasta en un 60 por ciento su poder de compra, de acuerdo con datos de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS).
El gobierno ha puesto en marcha diversas medidas para incentivar la compra de productos más saludables a través del etiquetado a alimentos procesados, pero Cuauhtémoc Rivera considera que esto no solo provoca afectaciones al pequeño comercio, además pone en riesgo las decisiones de compra de los mexicanos.
“Si un consumidor ve un producto con una etiqueta que no le es familiar y a esto se le suma que la mercancía es costosa se generará una confusión y probablemente las buscarán en otros lugares incluido el comercio informal”, detalla el presidente de Anpec.
Ayuda de todos
Algunas recomendaciones que brindan especialistas para proteger las finanzas familiares es que se compre al mayoreo mientras el efecto pánico por el ajuste en los precios se supera entre los mexicanos.
La primera empresa en hacer modificaciones en sus productos fue Bimbo que, según la Anpec, aumentó 2 pesos a su línea de pan de caja en todas sus versiones. Mientras que marcas como Gamesa, Modelo, Sabritas, Barcel, Nestlé, Lala, Alpura, Marinela y Tía Rosa hicieron lo correspondiente desde el 2 de enero pasado.
A pesar de estos cambios, Bimbo y Lala se encuentran dentro de la lista de las marcas favoritas en los hogares mexicanos, de acuerdo con con Kantar Group.
Para la coach en Cambio de Hábitos, Marbella Olmos, existen diversas medidas que pueden implementar los consumidores, pero antes que den ese paso considera que antes debe existir otro tipo de ayuda.
“Estas marcas tienen un gran arraigo entre los mexicanos por eso resulta difícil sacarlos de la lista del supermercado, pero para quienes se acerquen con un nutriólogo deben estar abiertos a realizar un cambio. Los especialistas también deben poner su parte, pues tienen que alentar el consumo de productos mucho más saludables”.