Alimentos, industria blindada ante crisis, por el momento

Aunque las empresas mexicanas de alimentos se encuentran protegidas ante los efectos de la guerra en Europa del Este, si el conflicto se prolonga se pronostican severos impactos
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Las empresas mexicanas del sector de alimentos están blindadas por lo menos durante este 2022 ante el incremento de los costos de las materias primas provocado por el conflicto armado entre Rusia y Ucrania.

Sin embargo, si la guerra entre estos dos países de Europa del Este se prolonga podría generar un serio aumento de los costos de los alimentos con repercusiones para el bienestar de los mexicanos y esta industria, advierte Alejandro Martínez Araiza, dirigente del Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio.

“Las grandes empresas que utilizan granos que importan de Rusia y Ucrania están cubiertas por este año, compran commodities e insumos por lo menos con un año de anticipación y amarran los precios, tal vez a mitad del semestre no veamos impactos por desabasto de trigo o vidrio, pero si la guerra sigue y no se pueden cubrir para el año que entra, entonces sí agárrate”, señala el dirigente sindical en entrevista con Reporte Índigo.

Los dos países en conflicto en Europa del Este no sólo son exportadores líderes de trigo, cebada, maíz, colza, semillas de girasol y aceite de girasol, sino que también tienen un liderazgo importante en el suministro de fertilizantes cuya escasez podría afectar la producción de otros productos alimentarios a nivel mundial.

En conjunto, Rusia y Ucrania exportan 19 por ciento del suministro de cebada, 14 por ciento del trigo y cuatro por ciento del maíz del mundo, además representan un tercio de las exportaciones mundiales de cereales.

“Si la guerra sigue y se acaban las coberturas, todos los productos de trigo se van a ir al cielo, que son parte de la canasta básica”
Alejandro Martínez AraizaDirigente del Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio

Diversos organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ya se han pronunciado en torno a las posibles repercusiones alimentarias que este conflicto armado podría generar. Por ejemplo, los precios de los alimentos alcanzaron un nivel histórico en febrero de 2022 debido a la elevada demanda, los costos de los insumos y el transporte, pero se prevé que los costos incrementen hasta 22 por ciento para este año, por encima de sus niveles ya elevados.

La guerra en Europa del Este ya generó sus primeros damnificados entre la industria alimenticia mexicana con Grupo Bimbo, empresa panificadora global con origen en México; y Gruma, una de las grandes productoras de harina y tortillas de maíz en el mundo; luego de que ambas anunciaron la suspensión temporal de operaciones en Ucrania.

Ambas empresas registraron pérdidas de valor de mercado en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) durante diversas jornadas luego de los anuncios de paro de operaciones en Ucrania.

Con el conflicto entre Rusia y Ucrania también han disminuido las expectativas de crecimiento mundial. Esta semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja las perspectivas de mediano plazo de todos los grupos de países, excepto los exportadores de materias primas que se beneficiarán con el aumento en los precios de energía y alimentos.

De acuerdo con las proyecciones de Perspectivas de la economía mundial, el Producto Interno Bruto (PIB) global crecerá 3.6 por ciento para este año, una cifra que contrasta con el 4.4 por ciento pronosticado en enero de 2022.

Sin embargo, la escalada de los precios en productos y servicios que se ha registrado en el país durante los últimos meses sí empieza a afectar el funcionamiento de la industria, admite Martínez Araíza.

20
por ciento podrían incrementar los costos de los productos alimenticios debido a las afectaciones por el conflicto armado en Europa del Este

“El segundo semestre del año va a ser muy complicado económicamente hablando y el consumo lo vamos a ver decaer y los precios se van a ir hacia arriba”, pronostica.

En marzo, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se ubicó en 7.45 por ciento a tasa anual, esto es su nivel más alto en 21 años, en gran medida por el incremento en los costos de la tortilla de maíz, el huevo, el gas LP, la gasolina de bajo octanaje y el transporte aéreo.

Alimentos, sector robusto

A diferencia de otras industrias que con la pandemia experimentaron impactos que las dejaron en números rojos, la alimenticia se vio robustecida al ser un sector esencial y mantener sus actividades durante el periodo más crítico de contagios.

Gracias a ello, el sindicato que encabeza Martínez Araiza y representa a 25 mil familias mexicanas tuvo la capacidad de negociar contratos colectivos históricos.

“Grupos como Bimbo tuvieron años récord, esto nos permitió tener negociaciones colectivas el año pasado con 8.9 por ciento en revisión de contrato, por ejemplo, en grupo Bimbo con prestaciones por arriba del 5.1 que fue la media nacional. El año pasado festejamos el mejor año de los ingresos de nuestros afiliados y esta semana tuvimos la prestación de utilidades históricas”, afirma.

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