Se acabó la luna de miel
La administración de Donald Trump aún no ejerce algún cambio significativo en materia de política económica. Sin embargo, el inicio del nuevo gobierno ha tenido efectos disruptivos que no se habían visto desde la crisis global del 2008.
La administración de Donald Trump aún no ejerce algún cambio significativo en materia de política económica. Sin embargo, el inicio del nuevo gobierno ha tenido efectos disruptivos que no se habían visto desde la crisis global del 2008.
El cambio de narrativa obedece exclusivamente a una renovación de expectativas, derivadas de las promesas de Trump de implementar una mezcla de políticas económicas abocadas a incentivar el crecimiento económico: estímulo fiscal, desregulación a gran escala y un recorte masivo a los impuestos corporativos, personales, de hacienda y de ganancias de capital.
La marca simbólica de este efecto psicológico en el mercado, denominado por el consenso de economistas como “espíritus animales”, fue el hecho de que el índice accionario Dow Jones rebasó la barrera de las 20 mil unidades la semana pasada.
No obstante, el mercado se está replanteando cuáles podrían ser las consecuencias, no sólo de los lineamientos de política económica mencionados anteriormente, sino del estilo de gobernar de Trump.
Andrew Sheets, estratega de inversión en Morgan Stanley, argumenta que el mercado aún no está descontando el riesgo que significa el nuevo enfoque de política exterior de la administración de Donald Trump.
En sus primeras dos semanas en el cargo, el presidente de Estados Unidos ha propiciado crisis diplomáticas con dos de sus principales aliados y socios estratégicos: México y Australia.
Ian Bremmer, el presidente de la firma de análisis político Eurasia Group, sostiene que el mundo se enfrenta a una “recesión geopolítica”, cuyos efectos en el mercado serían igualmente devastadores que el colapso del sistema financiero que sucedió a la debacle de Lehman Brothers hace ocho años.
Agresivo e imprudente
El consenso de analistas coincide en que, en el corto plazo, las políticas económicas de Donald Trump serán benéficas para la economía estadounidense. El diario The Wall Street Journal reporta que 242 empresas del S&P 500 refirieron en sus conferencias con inversionistas, directa o indirectamente, al presidente de Estados Unidos como un factor relevante para explicar la mejora en las ganancias de los resultados financieros del último trimestre.
Sin embargo, el tono de voces influyentes de Wall Street, como la de Ray Dalio, fundador de Bridgewater, o la de Nouriel Roubini, el profesor de la Universidad de Nueva York que predijo la crisis de 2008, se está tornando pesimista. En algunos casos, se habla de catástrofe para la economía estadounidense en el largo plazo.
Dalio, quien dirige el fondo de cobertura (hedge fun, en inglés) más grande del mundo, aseguró en noviembre que el enfoque pro negocios de Trump y su gabinete podrían detonar los “espíritus animales” del mercado, desencadenando un nuevo periodo de crecimiento y altas ganancias corporativas.
Pero, este optimismo estuvo acompañado de una advertencia. Dalio dijo que habría que esperar y ver si Trump se comportará de manera agresiva y calculadora o de manera agresiva e imprudente.
En menos de dos meses, el fundador de Bridgewater ya tiene un veredicto: Trump ha sido completamente imprudente, de modo que sus políticas a favor del crecimiento podrían ser neutralizadas por sus “políticas populistas”. Éstas incluyen el veto a inmigrantes de siete países de mayoría musulmana y la posible implementación de un muro fronterizo.
En una carta para inversionistas de Bridgewater, Dalio escribió: “El nacionalismo, el proteccionismo y el militarismo incrementan las tensiones globales y el riesgo de conflicto. Por estas razones, aunque nos mantenemos receptivos, nos encontramos cada vez más preocupados por las políticas recientes de la administración de Trump”.
Esta postura fue secundada por otro fondo de cobertura, Carlson Capital, cuyos directores, Richard Maraviglia y Matt Barkoff, pusieron de manifiesto en una carta para sus clientes: “Si el mecanismo de ajuste fronterizo es implementado como se propone, creemos que ocasionará una recesión global y un gran declive en el mercado accionario”.
Más proteccionismo
Además, el fracaso de las políticas económicas centrales implicarían una respuesta de mayor proteccionismo, golpeando aún más a los beneficios de la agenda pro negocios de esta administración.
Nouriel Roubini, quien dirige la firma Roubini Macro Associates, explica que el estímulo fiscal de Trump, patente en sus planes de aumentar el gasto en infraestructura a 100 mil millones de dólares al año en la siguiente década, fortalecería al dólar en una magnitud que sería peligrosa para la competitividad de las exportaciones estadounidenses.
Esto, argumenta, devastaría lo que queda del sector manufacturero de Estados Unidos. Ello implicaría la pérdida de miles de empleos de la base política de Trump.
Con base en una estimación de Brad Setser, investigador del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés), Roubini expresa que con el fortalecimiento del dólar se perderían 400 mil empleos en el largo plazo.
Entonces, la postura proteccionista de la administración se intensificaría, llevando la dinámica de crecimiento a un espiral negativo.
El mercado ya está tomando nota de esto. En el último trimestre , el oro, un activo de resguardo, presentó su peor desempeño desde 2013, en línea con el optimismo que llevó a los mercados accionarios estadounidenses a máximos históricos.
Ahora, la aversión al riesgo ha regresado. En lo que va del 2017, el precio del oro se ha elevado alrededor de 6 por ciento. Ya lo ha dicho Ray Dalio: la economía global se enfrenta a una “incertidumbre excepcional”.