Después de varias semanas de incertidumbre, las tensiones en torno a la deuda de Grecia parecen haber llegado a una solución… temporal.
El conjunto de ministros de finanza sde la zona euro, mejor conocido como Eurogrupo, aceptó ayer el plan de reformas propuestas por el gobierno griego. Gracias a esto, se aplazó por cuatro meses el programa de rescate financiero que el país helénico necesita para mantenerse al corriente con los pagos de su deuda pública.
Syriza, el partido de izquierda griego que llegó al poder en enero prometiendo acabar con las condiciones de austeridad de la eurozona, se vio obligado a ceder ante las presiones. El primer ministro helénico, Alexis Tsipras, prometió que reformaría la recaudación fiscal, consolidaría el sistema de pensiones y mantendría el plan de ventas de activos del gobierno.
Además de estas concesiones, Grecia tuvo que eliminar sus planes para frenar la fuerte ola de privatizaciones, aumentar el gasto en beneficios sociales, recontratar miles de empleados públicos y el aumentar el salario mínimo.
Estas promesas van en contra de lo que el electorado griego esperaba, pero la alternativa a aceptar el plan hubiera provocado la salida de Grecia de la Unión Europea.
A pesar de que los inversionistas reaccionaron de manera positiva en los mercados ante el acuerdo con Grecia, algunos analistas afirman que todavía falta mucho trabajo para llegar a una situación estable.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, dijo que las acciones propuestas por el gobierno griego no son suficientes para que el organismo continúe dando su apoyo al rescate financiero.
Lagarde considera que las propuestas son un buen punto de inicio, pero las condiciones todavía no están definidas de manera clara y falta que se garantice que las reformas se llevarán a cabo.