Los organizadores del proyecto de la Superliga europea lograron el martes sostener la reunión que habían solicitado con el presidente de la UEFA. Una vez ahí, se encontraron con muchos oponentes que esperaban criticarlos también.
El encuentro se llevó a cabo en secreto en las oficinas generales de la UEFA en Nyon, Suiza, cuatro meses después de que las partes protagonizaron una confrontación en una audiencia de la Corte Europea de Justicia, como parte de un caso en curso, derivado del intento fallido de un grupo de clubes adinerados por lanzar su propia competencia, escindida de las tradicionales, en abril de 2021.
A22 Sports Management, empresa promotora de la Superliga, quería una primera reunión formal con el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin después de nombrar su propio director general el mes pasado.
El martes, en vez de discutir sólo con Ceferin, la delegación de tres integrantes de A22, encabezada por Bernd Reichart, fue recibida en una sala llena de líderes europeos del fútbol, listos para condenar la Superliga.
Bayern Múnich y París Saint-Germain figuraron entre los equipos que se unieron a las ligas, líderes de sindicatos de jugadores y representantes de los aficionados para apoyar el mensaje de la UEFA.
La UEFA indicó en un comunicado que su grupo había “enfatizado unido que la oposición a la autoproclamada superliga sigue siendo abrumadora hoy, como lo ha sido desde abril de 2021”.
En su propio comunicado, A22 reconoció que había encontrado un ambiente adverso.
“Ésta es una señal importante para los clubes y aficionados de toda Europa, acerca de que necesitamos discusiones, y eso es bienvenido, aunque sea algo difícil”, mencionó la compañía con sede en Madrid.
La Superliga se ha identificado principalmente con tres clubes: Real Madrid, Barcelona y Juventus, los únicos entre los 12 fundadores que no le han retirado el apoyo.
La UEFA notó “con sorpresa en las afirmaciones del director de A22 Sports que esta compañía no representa a ningún club en capacidad alguna, incluidos los tres clubes que continúan apoyando abiertamente el proyecto”.
Un plan reformado de Superliga contaría con más clubes, de una base más amplia de países, que jugarían en múltiples divisiones, con ascensos y descensos. Se eliminaría así la imagen que se interpretó de la propuesta original, de un torneo cerrado y rebelde que pondría en riesgo las ligas nacionales.
“A22 reiteró también que está plenamente comprometida a abrir competencias con base en el mérito deportivo y en el papel fundamental que desempeñan las ligas nacionales, lo cual sería complementario al nuevo formato”, enfatizó la compañía.
No identificó a ninguno de los “numerosos clubes que desean participar en este diálogo”.
La Corte Europea en Luxemburgo fijó el 15 de diciembre como la fecha para emitir una opinión no vinculante sobre el desafío de A22 y de los clubes ante lo que consideran un control monopolístico de las competiciones internacionales.
Un fallo definitivo surgiría en unos seis meses.
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