Cada semana sale la oportunidad de que alguien me preste el baño de su hotel, siempre traigo mi mochila para tener todo lo necesario para bañarme. Por cierto, ¡un saludo para mi mamá! Te amo, mamá.
Amigos de Reporte Indigo,
Estoy viendo la bandera brasileira, la bandera de Estados Unidos y la bandera de Ghana, previo al partido entre Ghana y Estados Unidos.
En el hotel en que me hospedo hay muchas personas de Estados Unidos, muchos hispanoparlantes, y dicen que también el presidente ghanés. Yo creo que sí, por la cantidad de guaruras que he visto por ahí.
Pero hoy me encontré a Carlos Reyes, de Monterrey, Nuevo León, un regio que vive en San Luis Potosí.
Alfredo Domínguez Muro—¿Qué haces ahí en San Luis Potosí?
Carlos Reyes— Estudio en la Facultad de Ciencias Químicas de la Autónoma de San Luis.
ADM—No crean ustedes que está perdido en el espacio, me lo encontré afuera del estadio en el partido contra México, estaba con un revendedor.
CR— Así es, estaba un revendedor queriendo vender los boletos que le sobraban del México-Camerún, y yo lo estaba ayudando.
ADM—Espérame tantito. Ese revendedor es mexicano, brasileño, rumano…
CR— Un mexicano.
ADM—¿Traía bastantes?
CR— Como 10 boletos.
ADM—¿Y qué pasó?
CR— El precio, conforme iba pasando el tiempo y la gente ya tenía boleto, iba bajando, incluso por debajo del costo inicial: 175 dólares los de primera categoría.
ADM—Y casi empezando el partido, ¿a cuánto lo estaban vendiendo ustedes?
CR— A 250 reales, que serían como 125 dólares. Logramos vender uno o dos, y después me agradeció y me regaló un boleto. Me pagó con un boleto.
ADM—¿Y qué pasó con el boleto que tú traías para entrar al estadio?
CR— Aquí lo traigo.
ADM—Llevas una semana aquí, ¿cuál es tu plan?
CR— Vengo por mi cuenta, sin agencia de viajes.
ADM—Platícame tu historia.
CR— Yo tenía 20 mil pesos ahorrados porque quería venir al Mundial. Es un sueño que tengo desde que vi Francia 98 cuando era un niño. Y yo me quería comprar un vocho, pero cancelé el sueño del Mundial porque pensé que iban a estar muy caros los vuelos. Y checando los vuelos de última hora me encontré uno, viaje redondo México-Río de Janeiro, por 15 mil pesos. Y que lo compro.
La ruta era México – Perú, Perú – Sao Paulo y de Sao Paulo era para Río de Janeiro, pero en Sao Paulo me encontré a un mexicano que hasta ahí llegaba y me quedé con él. Ya no fui a Río de Janeiro.
ADM—¿Y cómo llegaste a dar a Natal?
CR— Pues nos venimos en camión. Hicimos 52 horas, tres días.
ADM—¿Y dónde te estás quedando?
CR— En ningún lado.
ADM—A ver, te tienes que estar quedando en algún lado.
CR— En la Central de autobuses.
ADM—¿Te estás quedando a dormir en la Central?
CR— Así es. Lo que pasó es que vengo con presupuesto limitado. A mí me sobraron 5 mil pesos, y solamente tengo dinero para estar viajando de los partidos de México al fan fest, pero no tengo dinero para otra cosa. No puedo pagar un hostal, ni un hotel, mucho menos.
ADM—Y boletos ya no digamos…
CR— Se me acomodó y tuve la suerte de entrar a un partido.
ADM—¿Vas a estar ayudando al revendedor para que te dé boletos?
CR— Él para México-Brasil ya no trae, y la verdad le perdí el contacto.
‘Todavía sigo vivo’
Alfredo Domínguez Muro—Entonces no compraste el vocho, y vienes sin dinero a Brasil. ¿Cuánto tiempo te piensas quedar?
Carlos Reyes— Hasta el 17 de julio.
ADM—¿Vas a seguir durmiendo en la Central?
CR— Es la forma más segura.
ADM—Y para bañarte, ir al baño… ¿qué haces?
CR— Cada semana sale la oportunidad de que alguien me presta el baño de su hotel, siempre traigo mi mochila para tener todo lo necesario para bañarme. Por cierto, ¡un saludo para mi mamá! Te amo, mamá.
ADM—¿Cómo se llama tu mamá?
CR— Mirna. Sigo vivo, por si te lo preguntabas. No le he hablado desde que me fui de México.
ADM—Mirna…
CR— Piñones.
ADM—Mirna Piñones, ¿y vive en dónde?
CR— En Monterrey, en San Nicolás de los Garza. Por Citadel, rumbo al aeropuerto.
ADM—Entonces, en síntesis: regio, sin vocho, sin lana y además revendedor, aquí en Natal. ¿Tigre o Rayado?
CR— Rayado.
ADM—Bueno pues, para que vean cómo nos podemos encontrar de todo. Detrás de cada persona, una historia.