El Real Madrid parece que comienza a jugar como el equipo que se esperaba y golea al Espanyol de Barcelona por 4-1 para seguir detrás del líder Culé en LaLiga.
Un poco de Vinícius, por muy alejado que esté aún del futbolista desequilibrante que es, vale oro. Saliendo desde el banquillo en un día de rotaciones en el Real Madrid, fue decisivo para dar la vuelta a un partido que se le torció en el Santiago Bernabéu cuando el salvador Courtois cometió un error en favor del Espanyol. Desató una goleada con síntomas de mejoría futbolística.
Mejoró sus dubitativos arranques de partidos el Real Madrid, carente de pegada en el primer acto para trasladar su mejoría al marcador de nuevo en el segundo. Con un fútbol más continuo que va ganando ritmo según avanzan los partidos. Ayudó la aparición de Modric como referente con balón, la movilidad y el ofrecimiento de Bellingham y la inspiración de Arda Güler cada vez que recibió el balón. Pero Ancelotti tuvo que recurrir a ‘Vini’ para enderezar el camino.
Era un día sin Vinícius. Una situación inhabitual en el Real Madrid y en el Santiago Bernabéu. Lejos el brasileño de ser el martillo pilón de los últimos cursos por un momento bajo de forma, pero siempre importante como para que se sienta su ausencia. Letal saliendo desde el banquillo, con el rival más desgastado, para reencontrarse con su imagen que decide duelos.
Apareció por la izquierda Rodrygo pero más presencia tuvo Güler en el costado derecho. Desbordando hacia dentro para asistir o buscar el gol. Resistió el primer acto el Espanyol, rememorando lo logrado en el Metropolitano donde rascó un empate sin goles ante el Atleti. Se sostuvo desde la labor defensiva, sin mostrar amenaza hasta el segundo acto con espacios, más allá de dos intentos de Puado, con la confianza del goleador que llega a la cita tras un triplete como para buscar el gol de su vida en el Bernabéu desde el centro del campo. Por poco sorprendió a Courtois.
Pero la realidad es que no hubo disparos a puerta ni la necesidad de milagros, como ante el Stuttgart, del portero belga que posteriormente pasaría de héroe a la ingratitud del error del que no puede fallar. Jugó su primer partido del curso como central Tchouaméni, y pudo jugar cualquiera consciente Ancelotti de la poca exigencia que tendría. Modric mejoró la conexión con los delanteros, Güler la ‘limpieza’ del último pase.
Tras un gran susto de Bellingham en su hombro dañado, se inició la búsqueda del gol madridista. Y fue, como no, Mbappé el más activo. Se topó con Joan García cuando Güler le buscó y chutó sin dejar botar el balón con poco espacio. La rompió en carrera, centrado, para la parada del portero del Espanyol que tras ser tanteado por el Espanyol se sometió a un examen de la más alta exigencia.
Firme ante los disparos de Bellingham, que retomó el testigo de Mbappé en un Real Madrid que aumentó los disparos lejanos. También con el intento de zurda de Fran García, novedad en el carril izquierdo y que aumentó la presencia ofensiva del lateral en ese costado respecto a Mendy.
Todo seguía el guion de los partidos de este curso en el Bernabéu, acostumbrado el madrisdismo al empate sin goles al descanso y al triunfo en el segundo. Apretando ante el sentimiento de necesidad. Lo esperaba cuando en al reanudación Mbappé se giraba dentro del área y chutaba de nuevo a puerta. Y la sorpresa saltaba cuando tras dos acercamientos, con disparo de Jofre cerca del travesaño y un gran golpeo de Král, llegó el gol inesperado.
Espanyol respondió
Castigo Joan García con un pase en largo la relajación defensiva de Carvajal, que no recuperó su puesto. Corrió Güler para intentar taponar el centro de Jofre desde la línea de fondo con la mala fortuna para Courtois de introducir en su portería un centro para el que no había rematador. Pero duró poco la alegría del Espanyol. Inmediatamente Vinícius saltó a escena y en cuatro minutos ya había empatado el Real Madrid.
Las cosas del fútbol, con una acción similar, castigando el error de Carlos Romero en una mala salida de balón, con el centro de Bellingham y el fallo de Joan para que Carvajal curase penas a puerta vacía. La avalancha madridista ya la había iniciado un disparo lejano de Valverde y aparecían las estampidas en carrera de Mbappé, Rodrygo aumentaba su presencia y Vinícius, con el rival más desgastado, encontraba el mejor escenario para brillar.
Fue cuando apareció Vinícius en su zona de influencia y desde el costado izquierdo inventó un pase exquisito con el exterior del pie izquierdo a la llegada de Rodrygo para dar la vuelta al partido. Y poco después, era él quien se citaba con el gol, tras otro fallo grosero, en este caso de Aguado, con robo de Mbappé que asistió al brasileño para que afinase en la definición en carrera.
Con el partido sentenciado, apareció el hambre de éxito de Endrick. Luchó por un balón que se perdía y acabó provocando un claro penalti por agarrón de Král que sirvió a Mbappé para cerrar la goleada y extender su buena dinámica goleadora.