Desde antes de que comenzara el Mundial en Rusia, la selección de Francia estaba dentro de las favoritas para quedarse con el título, aunque había voces que dudaban por la juventud de la mayoría de los jugadores, pero fue eso su mejor arma para coronarse campeones al haber vencido a Croacia 4-2 en la Final en Moscú.
El proceso para que los galos fueran considerados como parte de los grandes equipos nacionales del mundo comenzó desde 1998, cuando recibieron la sede pero arrastraban dos copas seguidas sin ir, 1990 y 1994.
En ese entonces Zinedine Zidane, Didier Deschamps, Thierry Henry, Fabian Barthez, Laurent Blanc, entre otros, fueron la base de la generación que metió a los ‘Bleus’ al selecto grupo de campeones, pero esa generación falló en su intento de repetir la hazaña en Alemania 2006 cuando perdieron la Final ante Italia.
Con el retiro de esas estrellas que consiguieron el primer campeonato, llegó el momento de la renovación, y en Sudáfrica 2010 el equipo galo fue un desastre y quedó fuera en la primera ronda. Para Brasil 2014, la nueva generación dio muestras de que estaban a nada de volver a ser parte de la elite.
En Rusia, el entrenador Didier Deschamps tomó a esa base de hace cuatro años y le reforzó con jóvenes como Kylian Mbappé, que a los 19 años maravilló con su juego rápido y técnico, y en cada zona tuvo futbolistas de alta calidad que ayudaron a llegar hasta el momento de levantar el trofeo.
La mayoría de los jugadores campeones en Rusia eran unos niños, unos cuantos entraban a la adolescencia cuando Zidane levantó el trofeo en 1998, otros inclusive no había nacido, como Mbappé, pero todos estaban seguros que harían historia
El trabajo dentro del futbol francés permitió que sus mejores jugadores fueran exportados a los mejores equipos de Europa, incluso los que se quedaron en su país forman parte de escuadras como el PSG que pelea constantemente en la Champions League.
Con solo seis goles permitidos, la defensa gala fue una de las más efectivas en el Mundial, desde la seguridad bajo los tres palos de Hugo Lloris y una barrera ‘napoleónica’ en la defensa, con la dupla Samuel Umtiti y Raphael Varane en la central y Lucas Hernández con Banjamin Pavard en los costados.
Ngolo Kanté, Paul Pogba y Blaise Matuidi dieron en el mediocampo esa fortaleza de sangre africana que corre por sus venas, mientras que Antoine Griezmann y Mbappé fueron una amenaza constante en las áreas rivales y aunque no metió gol, el centro delantero Olivier Giroud le aportó la experiencia en el ataque.
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Con la Eurocopa 2020 como próximo objetivo, este equipo francés luce para pelear esa distinción continental y prepararse para que en Qatar 2022 sus jóvenes estrellas lleguen con un cúmulo de experiencias que los ponga como favoritos para repetir.
