Palabra en juego

Con la derrota de 5-2 ante Tigres, a Dorados de Sinaloa se le vienen semanas claves para una posible salvación, que aunque matemáticamente ya están en la liga de Ascenso, habría una última jugada de la que depende la palabra de Decio de María.

La Liga MX es clara, el Gran Pez ya no tiene nada que pelear en las últimas tres jornadas dentro del plano deportivo, porque en su primer año ascendido simplemente no pudieron sostener ese proyecto con triunfos.

Y es que lo que tres técnicos y un grupo de 31 jugadores profesionales no pudieron hacer, lo estarían negociando con dinero sus dueños, según los fuertes rumores de compra de otro equipo que ya se han manejado.

En esta jugada estaría implicado el club Chiapas FC, el cual está hasta el cuello de deudas y la solución a los problemas vendría de Eustaquio de Nicolás, el dueño de Dorados y quien ahora sufre por haberse ido tan pronto a la segunda división.

El diario El Universal publicó la idea de un supuesto plan B para que los sinaloenses no pisen la Liga de Ascenso, que sería convertirse en los nuevos Jaguares durante un año y luego del plazo mudarse a Sinaloa.

Ahí es donde entra el peso de la palabra de Decio de María, presidente de la Liga MX, quien en mayo de 2015 aseguró a la prensa que todos los equipos que desciendan se deben quedar en la misma plaza, sin excepción de ninguna índole, pero no se sabe si se concretaría la venta.

“El equipo que descienda deberá mantenerse en la misma plaza, sin excepción alguna. Esa situación fue señalada hace un año (2014) en la asamblea, la regla es clara, cuando un equipo desciende tiene que permanecer en la plaza y no puede haber una sustitución”, dijo Decio en aquella ocasión.

Lo cierto es que su palabra es igual de pesada que el Reglamento de Afiliación, Nombre y Sede de la Federación Mexicana de Futbol pues en sus artículos 49 y 56 hablar de dicha restricción de cambio de nombre y sede, pero solo en el primer año.

El Artículo 49 dice: “El Club que ascienda o descienda a la siguiente División, no podrá cambiar de nombre deportivo en su primera Temporada oficial”. Mientras que el Artículo 56 afirma: “El Club que ascienda o descienda a la siguiente División, no podrá cambiar de Sede y/o Estadio en su primera Temporada oficial, salvo que el Comité Ejecutivo considere necesario el cambio”.

Este estatuto deja muy ambigua la posibilidad de comprar la “salvación” de un equipo sin tomar en cuenta un factor clave para el espectáculo, como lo es la fidelidad de la afición.

En mayo de 2013, sucedió el último de los casos donde descender no es sinónimo de muda a la Liga de Ascenso. Cuando Gallos Blancos perdió la categoría, 16 días después revivió en Primera División con la compra de la franquicia de Jaguares.

Lo cierto es que Querétaro no se mudó a Chiapas un año y luego se fue al Bajío. Desde el primer día de la venta, los emplumados volvieron a ser un equipo de la liga estelar de México sin problema alguno.

Jaguares vendió por la misma constante de ahora: el club carecía de solvencia por la falta de patrocinios, además de una notable baja en la asistencia al estadio Víctor Manuel Reyna.

Entonces si la plaza no es rentable, si el negocio del futbol en Chiapas no es redituable, ¿por qué la siguen manteniendo viva? Con el posible traspaso de Dorados al sureste mexicano tendríamos la respuesta.

¿Qué dice la Femexfut?